“En la vida hay tinieblas, mi niña, pero también hay luces. Y tú eres la luz de toda luz.”
Cuando pienso que el fenómeno vampiresco de nuestros días (Crepúsculo) ha alcanzado unas cotas de popularidad y de auge tremendos pierdo muy mucho la fe en la humanidad. Seamos serios: la gente no tiene gusto en estos temas. Y más cuando hay precedentes de Drácula y vampiros en general que le dan mil patadas a ese pedazo de mierda pinchado en un palo (con cariño... MENTIRA).
Uno de esos precedentes es, de hecho, una de las películas a las que más cariño le tengo en general. Tantas veces la he visto y no me canso, tanta maestría brota por sus poros... auf. En fin, que el señor Francis Ford Coppola, ese que se había sacado de la manga la trilogía de El Padrino y la espectacular Apocalypse Now, ese que en los 80 andaba perdido y con su reputación por los suelos después de haber dirigido más de un producto de dudosa calidad, ese, sí, ese monstruo de la cámara volvió a frotar la lámpara y creó su propia versión de la famosa novela de Bram Stoker, y a la vez el mejor Drácula que ha parido el séptimo arte.
El argumento nos presenta al príncipe Vlad (Gary Oldman), en la Transilvania del siglo XVI, quien tras luchar contra los turcos y derrotarlos se lleva el doloroso mazazo de enterarse del suicidio de su amada esposa, Elizabetha, que le creía muerto en batalla. El príncipe, furioso, maldice a Dios y se convierte en un ser monstruoso. Muchos años después, en 1890, el joven Jonathan Harker (Keanu Reeves), prometido con la hermosa Mina (Winona Ryder), se dirige al castillo del conde para efectuar la compra de este de diversas propiedades por todo Londres. Durante su estancia, Vlad descubre una fotografía de Mina, que es un vivo retrato de Elizabetha, tendiendo una trampa a Jonathan y encerrándole en su castillo mientras se dirige a Londres para enamorar a su Elizabetha del siglo XIX y, de paso, involucrar a mucha más gente en el meollo argumental, desde la mejor amiga de Mina, Lucy (Sadie Frost) al mismísimo Abraham Van Helsing (Anthony Hopkins). El resto es mejor que lo descubráis vosotros mismos.
El desarrollo de la cinta, por una parte, es frenético y variado, dando lugar a momentos de terror, suspense, drama exacerbado e incluso algo de comedia, gracias a un Van Helsing interpretado magistralmente por Anthony Hopkins. Las relaciones entre los personajes, sus miedos, sus intrigas, sus personalidades y la trama en sí ayudan a que las dos horas de peli se pasen volando y a disfrutar de un rato muy entretenido, y el conflicto de Mina entre el amor y la lucha contra el mal es un magnífico telón de fondo que funciona de forma magistral.
La trama, así pues, está muy bien llevada y tiene un ritmo perfecto, sin ningún tipo de altibajo. A esto también ayudan los personajes y sus increíbles interpretaciones. Winona Ryder hace el papel de su vida, Keanu Reeves está particularmente solvente e incluso parece que gesticula, y Gary Oldman... sobran las palabras. Lo mejor es verlo. En serio, ¿ALGUIEN PUEDE EXPLICARME POR QUÉ C****** NO LE DIERON EL OSCAR? En una de las interpretaciones más gloriosas habidas y por haber, creando un personaje magistral, único, el Drácula perfecto, el más grande de la historia del cine... ¿EN QUÉ C*** ESTABAN PENSANDO? Tremendo pecado capital, señores de Hollywood. Golpe de remo para ustedes.
Pero en fin, no sé por qué no me sorprende lo de Oldman teniendo el precedente de Ustinov como Nerón, pero es que su interpretación como Drácula atañe una dificultad doble: hace tanto del joven como del viejo (gracias, por otra parte, a una labor BRUTAL en cuanto al maquillaje), creando dos papeles y dos voces (sí, voces) completamente diferentes que interpreta él solito. Sin palabras.
El resto de personajes, por otra parte, cumple con creces, en especial Anthony Hopkins dando vida a un Van Helsing tremendamente carismático y con el que es muy fácil empatizar, gracias a una personalidad divertida pero a la vez muy profunda y épica. También destacan Tom Waits como el desequilibrado Reinfield o, por qué no decirlo, una muy cuca Monica Belucci haciendo de malvada vampiresa cachonda. Para comérsela (o para que me coma a mí, me va a dar bastante igual).
Pasando a la música, sorprende de forma muy grata la maestría empleada por Wojciech Kilar para cautivarnos con melodías tenues, apagadas, que dan a la película una ambientación oscura y lúgubre que le va como anillo al dedo. A esto también ayudan sus maravillosos planos y decorados del Londres de finales del siglo XIX y de los profundos y terroríficos bosques de los Cárpatos, que ponen los pelillos de punta. El vestuario y la fotografía, por su parte, son sobresalientes, y los efectos bastante buenos, si bien hay alguno cantoso y bastante pobre, aunque perdonable para la época. Ah, y que no se me olvide el doblaje al castellano. De matrícula.
Entrando ya en consideraciones finales, sé que a mucha gente no le gusta esta película porque se pasa la novela por el forro, o eso me dicen, porque servidor no la ha leído. Pongamos que puedo entender ese cabreo, pero no puedo entender que digan que es una mala película. Por ahí no paso. También he de recordar que las adaptaciones no tienen por qué ser tremendamente fieles, y que no se trata en sí de cómo se adaptan, sino de cómo se es capaz de hacerlas grandes a través de la cámara. Libro y pantalla son dos cosas muy diferentes, y aquí, honestamente, el trabajo de Coppola me parece de artista. Pero, insisto, puedo entender que no guste, y en estas cosas soy particularmente flexible. Un día de estos me leeré el libro y opinaré con tranquilidad, pero eso no tumbará mi idea general sobre esta maravilla.
Sí, esta maravilla, porque Coppola volvió del destierro con una joya bajo el brazo, un reparto de lujo y una historia muy bien llevada con la que se llevó tres Oscar (que deberían haber sido cuatro) y que volvieron a ponerle en el centro de todas las miradas. Y yo, desde aquí, agradezco fervientemente al gran Francis que le diese por volver con tamaña genialidad. Con el mejor Drácula jamás visto en pantalla. A ver quién es el valiente que supera esto...
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LO MEJOR: interpretaciones, trama, vestuario, ambientación, música, dirección, fotografía... y el mejor Gary Oldman. Casi na.
LO PEOR: algún que otro efecto cantosillo de CGI y que creas necesaria una adaptación fiel al 100% de una novela.
NOTA: 8,75/10. La mejor y más cuidada película del vampiro por excelencia de la historia del cine. Simple y llanamente.
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Pues de las pelis sobre Drácula es de las más fiables. Entra en juego el amor, pero a diferencia que ese cáncer llamado Crepúsculo, está muy bien llevado. Y hay momentos muy tétricos, la primera escena por ejemplo con la cruz sangrando.
ResponderEliminarLa verdad es que hubiera merecida rascar algo de bola en las nominaciones a los Óscar, que solo se llevo técnicos. Quizá ganar no, estaba Unforgiven y Al Pacino, pero me sorprende que ni siquiera este nominada.
Y por último poner una cancioncita sobre el último vastago de los Dracul de los riojanos Tierra Santa.
http://www.youtube.com/watch?v=ZTRBLOjh3SU
Lo primero: la canción es jodidamente épica. Lo segundo es que suscribo al 100% lo que dices, en cuanto a la historia de amor es una de las mejor llevadas que recuerdo. Y si bien no reclamo para ella Oscar como mejor película (aunque, como bien dices, la nominación se la merecía) lo de Gary Oldman me parece un crimen contra el buen gusto. No puedo concebirlo aunque lo intente. ¡Gracias por comentar!
ResponderEliminarMe encanta, es posiblemente la adaptación más fiel que se ha hecho a la gran pantalla pese a meterle esa historia de amor (mucho mejor llevada que la de Crepúsculo y más emocionante en todos los aspectos) que originalmente no existe.
ResponderEliminarVisualmente la película es una gozada, con esa mezcla de blanco y negro con el color, los escenarios y el vestuario... ¿Y qué puedo decir de la BSO? Es perfecta, completamente perfecta: ambienta y da una mayor profundidad a las imágenes que acompaña y al mismo tiempo le da carácter y resulta totalmente icónica: la reconoces escuches donde la escuches, ya sea en un anuncio o en el trailer de otra película.
Tal vez el único defecto que encuentro es el desarrollo del guión, la película empieza contando al historia desde el punto de vista de cada personaje gracias a sus diarios y notas... pero al rato se les olvida este detalle.
Ten en cuenta Pablo que compite contra Al Pacino en Esencia de mujer y Clint Eastwood de Unforgiven. Nominado, tal vez, pero ese año había competencia muy dura para la estatuilla.
ResponderEliminarYo siempre he pensado que hay cuatro formas de hacer una adaptación de un libro al cine: aquella en la que tomas el nombre del libro y nada más, realizando una bazofia ("La historia interminable"); aquella en la que te inspiras en el espíritu del libro, pero cambias libremente buena parte de la historia ("La Guía del autoestopista galáctico", "Blade Runner"); aquella en la que intentas ser todo lo fiel que puedas al original, algo casi imposible (la trilogía de ESDLA); y aquella en la que eres bastante fiel al original, pero te permites añadidos o cambios que den una mejor idea general de la historia (las películas de El Hobbit), que no será idéntica en la pantalla.
ResponderEliminar"Drácula de Bram Stoker" pertenece a este último grupo. Se enfrenta primero a la complejidad de trasladar el libro, en forma epistolar, a la pantalla, y lo hace con mucho acierto y fidelidad (a diferencia de "Guerra Mundial Z", que tenía un problema similar); por otra parte, ciertamente añade la historia de amor, pero que es una historia que en realidad ya está intuida en la novela original, aunque no la cuenten con detalles como aquí (se deja más a la interpretación).
En cuanto a las actuaciones... A mí Oldman me gusta muchísimo más que Pacino, pero lo siento, creo que el gran Al le supera en "Esencia de mujer" sin despeinarse demasiado. Y Eastwood en "Sin Perdón" me parece que no se acerca para nada a la altura de estos titanes (a diferencia de Gene Hackman y Morgan Freeman, que sí que están de Óscar).
Para cerrar, diré que en esta época, y antes de la fiebre crepuscular de nuestros días, "Drácula" coincidió con el auge vampírico que traería la fantástica Anne Rice, y de cuyas novelas se hicieron multitud de adaptaciones en años posteriores a estas obras de Coppola: algunas eran películas geniales, como "Entrevista con el vampiro"; otras, cosas terribles como "La reina de los condenados" (que aún así seguían sin ser "Crepúsculo").
En fin, esta diría que es mi cinta favorita de Francis, pero es que la saga de "El padrino", "Apocalipsis Now" o "Cotton Club" son todas demasiado perfectas (por no hablar de otras que no he visto, como "Patton", que guionizó; "The Rainmaker", o "La ley de la calle"). Dudo que pudiera elegir una sola entre ellas que me guste más que el resto.
Genial crítica, señor mío, y perdón por el tochazo :)
P.D: he de decir que para mí lo mejor de la película son las escenas de Reinfield. Acojonan, y de qué manera... Están perfectamente recreadas. Bestiales.