-"Tal vez se te caiga el pelo.
-¡Ja! ¿El pelo? Como no sea el de los huevos..."
Hubo un tiempo no muy lejano en el que molaba ver a Bruce Willis dándose de ostias contra todo tipo de terroristas, contrabandistas o personajes de poca monta. De hecho, molaba muchísimo. Recuerdo con desmedido cariño haber visto las tres primeras entregas de La Jungla de Cristal (con un bajón pronunciado aunque perdonable en la cuarta) y disfrutarlas como un cosaco gracias a una mezcla de acción trepidante, currados diálogos (a La Venganza me remito) y un Willis soberbio en su papel, y que hizo de John McClane uno de los héroes de mi infancia.
Pero esos tiempos han quedado tan atrás... ains, tan atrás. No sé a santo de qué, el otro día decidí verme la última entrega de la saga para completar el visionado de todas las pelis. Y aunque me esperaba algo bastante horrendo después de ver más de un trailer y de leer alguna crítica... la abominación superó ampliamente mis expectativas. Niños, niñas y humanos de toda condición, ¿estáis realmente preparados para desenterrar la ponzoña y dejar que salga a la superficie? ¿Creéis que podéis aguantar los horrores que esconde una de las MIERDAS CINEMATOGRÁFICAS (con mayúscula y nótese el énfasis) más grandes de 2013? Si tenéis eggs, averiguadlo... estáis avisados.