Hasta este momento hemos recogido las películas de acción basadas en la venganza, con un tono rayano en lo propagandístico y conducidas por un protagonista masculino de gran presencia física. Sin embargo, la celebración de la violencia y del mundo militar también encontró vías más sutiles para su expresión en dos películas clave: Oficial y Caballero (Taylor Hackford, 1982) y Top Gun (Tony Scott, 1986).
Los niveles de testosterona y la violencia quedan ligeramente rebajados para dar prioridad a
un elemento casi impensable en las películas que hemos descrito anteriormente: el
romance. Si bien Rambo II incluye una historia amorosa, ésta no adquiere la misma
transversalidad en el relato que en estas dos películas. Aquí el romance es un recurso
narrativo que ayuda a seducir a un espectador que puede constatar las virtudes del ejército.