"En un mundo de perros grandes, Rosita, tu papá es bastante pequeño. Pero no dejé que mi talla sea una desventaja, solo aprendí a usarla. Hago que los perros grandes deseen ser pequeños. Tú eres Rosa Cortez: haz parte de ti lo que te vuelve diferente."
Decía Walt Whitman que era inmenso y contenía multitudes. Así me siento yo cada día de mi vida, intrigado por ver una película experimental de Chris Marker cuando de repente Air Bud: Spikes Back (la quinta entrega de la saga, en la que el golden retriever favorito de los televidentes demuestra su talento en el volley-playa) entra en mi radar y se niega a irse. En el tiempo limitado de vida del que disponemos, este tipo de decisiones se nos presentan una y otra vez, y aunque nuestra faceta arribista quiera obedecer a los omniscientes críticos que prometen que La jetée, en su esplendorosa e influyente media hora de imágenes fijas, es una genialidad, la realidad es que no contiene en ninguno de sus fotogramas a un perro jugando al voleibol.
Por sumar citas célebres a esta crítica, cuyo objeto en el momento de escribir estas líneas desconozco, Guy Debord sentencia: "el aburrimiento es contrarrevolucionario". La cuestión: ¿al elegir entre las cinco horas del Novecento de Bertolucci, epopeya sobre la lucha de clases, y Princesa por Sorpresa 2, cuál es realmente más revolucionaria? Pista: es aquella cuyo director no es cómplice de abuso sexual.
Perros que hablan, estudiantes marginadas que pasan a convertirse en reinas, policías infiltradas en concursos de miss... El capitalismo ha intentado sabotear la frase de Debord intentando entretener y apelando al mínimo común denominador, pero los resultados son tan nefastos (al menos a lo que se refiere al impacto sociocultural) que provocan un efecto de retroceso sobre el propio sistema. Su propio détournement. Así que mientras la élite académica se rasga las vestiduras ante las obras maestras, facilitando a los poderosos apropiarse de ellas, el único verdadero reducto de la revolución es Un chihuahua en Beverly Hills 3: ¡Viva la fiesta!
Perros que hablan, estudiantes marginadas que pasan a convertirse en reinas, policías infiltradas en concursos de miss... El capitalismo ha intentado sabotear la frase de Debord intentando entretener y apelando al mínimo común denominador, pero los resultados son tan nefastos (al menos a lo que se refiere al impacto sociocultural) que provocan un efecto de retroceso sobre el propio sistema. Su propio détournement. Así que mientras la élite académica se rasga las vestiduras ante las obras maestras, facilitando a los poderosos apropiarse de ellas, el único verdadero reducto de la revolución es Un chihuahua en Beverly Hills 3: ¡Viva la fiesta!