Somos
tortugas, te guste o no.
Michael
Bay se ha convertido en sinónimo de muchas cosas. De explosiones, de
dinero, de chistes infantiles, de mujeres sexualizadas y de publicidad
encubierta. Es todo show, te guste o no. Y a estas alturas de la
película no vamos a discutirle una cosa: ha tenido éxito. Ya sea
con policías rebeldes, con Scarlett Johansson en una isla o con
robots dinosaurios. El problema es que la crítica siempre ha ido a
por él. Cosa que no creo que le importe. No lee las críticas porque
está preparando la secuela.
Unos
de sus intereses han sido las series infantiles. Primero fue
Transformers, de la que lleva cuatro entregas y un quinta en camino. La saga ha sido tan exitosa como denostada para cualquier
cinéfilo que quiera ser respetado por sus iguales. Ahora le ha
llegado el turno a las Tortugas Ninja. Y aunque los fans se han
echado las manos a la cabeza por ello, creo que no ha
sido para tanto. Podría haber sido peor. Ya la primera fue un producto entretenido. Y este lo
es de nuevo. A ratos eso sí.