lunes, 23 de abril de 2018

Ready Player One (2018)



Ella quería bailar, así que fuimos a ver una película

Toda generación tiene a sus propios referentes que vertebran a una cultura popular y que se convierten en iconos. Los cincuenta tuvieron como rey a Elvis Presley, los sesenta tuvieron como santo y seña a los Beatles, en los setenta vimos como surgían ídolos tan diversos como Bowie o Led Zeppelin. La nostalgia tiende a centrarse en los ochenta con la consolidación del cine de entretenimiento con Star Wars, la música pop que revolucionaron artistas como Michael Jackson, grupos rockeros de toda índole como los metaleros Iron Maiden o la aparición de los primeros videojuegos donde destacaba un fontanero que va a rescatar a una princesa dando saltos. Todos ellos formaron una cultura pop que se ha seguido alimentando con sangre nueva como el asalto al mainstream de los superhéroes.

Si hay alguien que está en la cúspide del panteón del cine de entretenimiento (dicho esto sin maldad, todo lo contrario, el entretenimiento puro es reivindicable) es Steven Spielberg, con obras majestuosas como E.T., Indiana Jones, Encuentros en la Tercera Fase o Parque Jurásico. Si había alguien que tenía que rodar la película que definiese la cultura pop de estas últimas décadas tenía que ser él. Si Ernest Cline escribió con Ready Player One el sueño húmedo de toda una cultura geek ochentera que vivía alrededor de máquinas recreativas, Spielberg la ha adaptado y redefinido para crear con una obra que sin duda será un hito para muchas personas.