“Demasiado fuego y
nada volverá a crecer. El fuego puede hacer cenizas un bosque en un solo día,
pero el viento y el agua pueden hacer que un bosque crezca en cien años”
Hace
un par de días, mi última crítica versaba sobre La tumba de las luciérnagas. Casualidad o no (en parte un poco de
sí y un poco de no, porque estoy viendo mucho cine de animación últimamente…
pero no hago este orden de críticas a propósito, sale como sale), hoy traigo la
primera película con que Studio Ghibli comenzó a consolidarse, años antes de la
lacrimógena obra de Takahata. Que, en este caso, es productor de la cinta.