miércoles, 3 de enero de 2024

Drácula (1931)


¡Buuu! Os doy la bienvenida a mi festival de lo macabro, mi circo de los horrores, mi gabinete del susto que te mueres. Soy el doctor von Hohenzollern (sin relación), vuestro guía en este pasaje a lo más recóndito de vuestros miedos.

Mira tu reloj. Si no tienes un Viceroy, el del móvil me vale. Es de noche. Quizá no donde te encuentras ahora mismo, tal vez descansando plácidamente en un sofá, mojando unas galletitas en una leche calentita, o quién sabe si mojando los pies en el Mar Menor. No te conozco. Pero hay algo en tu mente, quizá algún orgánulo de nuestro cerebro reptiliano ya obsoleto, que sabe que alguna parte de esta canica azul que llamamos Gaia el viejo astro Sol se ha puesto, y que sólo la misma fe que nos lleva a enterrar a los muertos nos hace creer que volverá a aparecer, mañana. Y sin embargo, hasta que nuestras esperanzas se vean confirmadas con el primer rayo de luz del alba, cedemos el terreno a las tinieblas, y a los monstruos que habitan en ellas.

sábado, 18 de noviembre de 2023

Pipol in da House (Temporada 1, 2018)

La suerte sonríe a los valientes, dicen. Pues llamadme "trébol de cuatro hojas", porque hoy me sumerjo en algo que promete ser de lo más radioactivo que ha visto y verá jamás este blog. Recuerdo una época en la que reseñábamos series, grandes obras de esta nuestra edad de oro de la televisión, que tanto nos está durando: Breaking Bad, Shameless, Gravity Falls, Stranger Things, Narcos... Todas excelentes, verdaderos cúlmenes del arte de tenernos pegados a la pantalla del salón entre veinte y setecientos minutos (que es lo que estimo durará el capítulo final definitivo de las aventuras de Eleven y sus amigues).

Pero en algún momento, nuestro déficit de atención se fue acentuando. Instagram, Snapchat, TikTok, esos vídeos que comparte tu tía la facha en los estados del Whatsapp... clips muy breves, pensados para consumir de manera inmediata, como ese helado que como te distraigas un rato se te derrite y te deja las manos ahí, todo pegajosas. Incluso plataformas de streaming enteras han surgido para cubrir esa demanda, intentando proyectar en nuestras retinas ficción en formato corto, todas ellas fracasando en lo que dura uno de sus vídeos. Pero si por algo se conoce a El Corte Inglés, aparte de por el tatuaje que se hizo aquel friki yanqui, es por su sección de perfumería. Sí, su intento de capturar la imaginación del público con una serie para la generación Z tuvo un resultado igual de desastroso.

lunes, 25 de septiembre de 2023

Carretera perdida (1997)


Llega un momento en la vida de tode cinéfile en el que debe iniciarse en la filmografía del sultán del surrealismo mainstream, si es que existe tal cosa, David Lynch, y sacarse de una vez por todas el carné de pedante: es una prueba del tornasol que decidirá tu futuro, tus amistades, las fiestas a las que vas, y la calidad génica de tu progenie, tal vez. Yo me he enfrentado a su obra en contadas ocasiones, con resultado generalmente mixto: como con Joy Division, o Alan Moore, me tiende a gustar más la idea de Lynch que el contenido en sí: Terciopelo azul es digerible y pulida, pero algo dispersa; Mulholland Drive es una experiencia increíblemente atrapante cubierta de varias capas de ensueños opacos que me impiden ver mucho más allá de la superficie. Twin Peaks, o al menos la serie original que consumí en su día (igual hace ocho años, no cuando salió, que yo no era ni anteproyecto de cigoto) con delectación, me parece la telenovela más divertida que existe, pero hasta yo reconozco que cuando se pone intensamente paranormal no puedo más que asentir con la cabeza y dejar que pase un rato hasta que volviera a aparecer Catherine Martell disfrazada de inversor japonés, o lo que estuviera pasando en ese momento.

lunes, 28 de agosto de 2023

Margin Call (2011)

 

Se ve que los bancos a menudo hacen cosas malas. Hollywood tiene a bien recordárnoslo de vez en cuando, con esas cosas como Wall Street, o ¡Qué bello es vivir!, o Wall Street 2. Más allá de que suele ser una apuesta segura a la hora de llevarse estatuillas doradas que luego fundir y convertir en oro, preciado oro en lingotes, seguramente se explique porque no hay nada más que le guste a un actor que ponerse un traje a medida y grabar escenas en las que grita, esnifa cocaína, o hace ángeles de billetes de 100$. Es veda abierta para comerse el escenario. Por eso casi todas las películas de este género de tiburones financieros y comerciales (La gran apuesta, El lobo de Wall Street, Glengarry Glen Ross) tienen un elenco estelar coral casi unánimemente compuesto por machos engorilados. Y aquí está Margin Call, cumpliendo las expectativas, con solamente Demi Moore (y el nombre aislado de Mary McDonnell, que hace de "mujer de", y no aparece físicamente en el poster, ni prácticamente en la cinta) reduciendo ese ratio de testosterona a los niveles inaceptables de 7 a 1. Como siempre, esto lo escribo antes de empezar a ver la película, así que podría ser que haya un comentario sagaz al respecto de la desigualdad de género, pero creo que no voy a lanzar las campanas al vuelo.

Por lo demás tenemos a Spock, el Mentalista, Visión, la voz de Scar, el chiquín de Gossip Girl, un pedófilo exculpado, y Stanley Tucci, el mejor actor de su generación. Un plantel desde luego bastante respetable, aglutinando 3 Oscars entre todos, de los cuales 2 fueron a parar al declarado no culpable de ser un tocaniños. Estoy en ascuas de ver a todos estos gigantes de la interpretación, y también a Simon Baker, por qué no, batirse en duelo en el cruel mundo de la especulación económica.

viernes, 21 de julio de 2023

American Honey (2016)

 

Yo cuando escojo pelis para ver yo sólo las saco al azar de una lista, lista que ha dado en proveerme con ya dos cintas maratonianas con presencia inevitable de imbéciles con un presunto historial delictivo para con artistas pop geniales; primero Lars von Trier y su (a regañadientes) admitiré que muy meritoria Dogville y ahora el tonto'l higo de Shia LaBoeuf, que coprotagoniza este American Honey, del que conozco poco ahora (antes de verlo), pero que apunta a una especie de Miedo y asco en Las Vegas solo que pasado por un filtro a lo Harmony Korine que me da un poco de repelús así de entrada. Pero fiémonos de la directora, Andrea Arnold, que tiene un fantástico repertorio de películas (Fish Tank) y series (la segunda temporada de Big Little Lies) que a decir verdad no he visto. Más confianza aún, si queremos, podemos depositar en la ya casi legendaria productora A24 (aunque por aquel entonces sobre todo distribuidora... justo unas semanas después saldría a cines su primera producción, una tal Moonlight), que ya apuntaba a garantía de éxito con lanzamientos recientes: Ex Machina, La habitación, La bruja, Enemy, Under the Skin... Poca broma con estos.

De American Honey han dicho de todo: "picaresca millennial" (lo que yo quería, el Lazarillo de Tormes con los Airpods), "road movie sin mapa", "gloriosa parranda de mezcal", o "historia racista que romantiza el abuso y las microagresiones" (oh boy). Pero no hagáis caso a necedades, también conocidas como las opiniones de cualquiera que no sea yo. Sé lo que pide la gente: una narración de las mías.

sábado, 17 de junio de 2023

Pinocho (2022)

 

Alguien, alguien perverso, decidió que 2022 iba a ser el año de Pinocho. De Guillermo del Toro me lo espero, porque no ha tenido una idea que no me produzca gastroenteritis en casi veinte años, pero ¿Zemeckis? El responsable de grandes joyas como ¿Quién engaño a Roger Rabbit?, Regreso al futuro o Forrest Gump decidió en 2004 tirar su carrera a la basura poniendo un muñeco de Blender con la cara de Tom Hanks en un tren expreso al Polo Norte y desde entonces no ha levantado cabeza. Roger Rabbit ya pronosticaba una confusión de realidad y dibujicos que ha terminado por definir el poco estilo cinematográfico que ha tenido Zemeckis siempre, desafiando constantemente nuestro sentido del gusto con animaciones que residen cómodamente con pareja y varios hijos en un loft del valle inquietante. Las brujas era absolutamente vomitiva, y como sus zarpas codiciosas han perdido la capacidad de desarrollar una historia original, ahora viene a expoliar el clásico de Carlo Collodi. Y ni siquiera con gracia, a diferencia de esos rusos locos

Full disclosure: si he visto la original del 1940, fue hace mucho, muchísimo, así que es probable que buena parte de la crítica furibunda que voy a dedicar a este asesinato audiovisual sea en cierto modo reciclable para la antigua, pero lo dudo. Por tono, por encanto, por novedad, no se me ocurre de qué manera todo esto podría ser peor.

sábado, 20 de mayo de 2023

Moonlight (2016)

Cuando Todo a la vez en todas partes empezó a sonar como una seria candidata a llevarse premios de renombre, elegí no ilusionarme. No porque crea que estos galardones sean totalmente irrelevantes, que un poco sí, si no porque Hollywood ya me había dado la espalda antes. Primero, mi obsesión por Boyhood se vio recompensada con una traición, al elegirse Birdman como la mejor cinta de ese año (en retrospectiva, una decisión más que aceptable). Pero la gota colmó el vaso un par de años después, cuando, tras haberse leído su nombre después de las palabras "and the Oscar goes to...", el equipo de La La Land, peli que me encandiló como pocas, se fue sin la recompensa final, optando la Academia en su lugar por... Moonlight. Una película que, siete años después, no había visto, pero que ando más que predispuesto a aborrecer por vendettas inanes. 

Del autor Barry Jenkins sí que he tenido el placer de degustar El blues de Beale Street, una historia sobre un romance asediado por el racismo institucional que se desarrolla a la velocidad de la manteca. Está fantásticamente filmada y dirigida, con una fotografía sensacional, pero el ritmo es tan glacial que hay que estar un poquito mentalizado antes de verla. Por lo que sé, la temática de Moonlight no se desvía en demasía de esto, aunque añade el ingrediente LGBT a la ecuación, y a Mahershala Ali, que siempre se agradece.