“–Jean-Paul
Sartre postulated that every existing thing is born without reason, prolongs
itself out of weakness, and dies by chance.
– Totally
righteous, bro!
–I know!”
Nuestro
compañero Pablo, paladín (chocolate a la taza) del descubrirnos buenas series
de animación, ya reseñó hace unos meses la primera temporada de esta fantástica creación parida por Alex Hirsch. Como ya me encandiló con su consejo de Over the Garden Wall (también reseñada aquí), y como recientemente se cerró la segunda y última temporada de esta
maravilla, me decidí a verla.
Los
últimos capítulos se han empezado a estrenar en España este fin de semana, y
tras verme la serie completa en una maratón de tres días, me ha parecido el
momento perfecto para volver por aquí.
Daré
por supuesto que quien lea esto ya habrá
visto la primera temporada, con lo que podrán colarse spoilers de ella (aunque
intentaré mantenerlos al margen, sobre todo porque la frontera entre ambas
temporadas es difusa para mí), y me ahorraré el resumen. Nos habíamos quedado
con que Dipper y Mabel seguían pasando su verano en Gravity Falls, acababan de
derrotar a Gideon y, como veremos al comienzo de la primera temporada, empiezan
a desentrañar poco a poco más los secretos de la ciudad… y dato importante, de
la gente que en ella vive.
Todos
los elogios dedicados a la primera temporada se repiten y desarrollan aquí más
todavía. Lo magnífica que resultaba la animación se confirma aquí en uno de los
trabajos más fantásticos que haya visto en años: no ya solo en cuanto a la
enorme calidad de la animación por sí misma, sino también en la candidez y la
genialidad de los diseños, que tan pronto pasan de adorables a cosas realmente
siniestras.
Y es
que, si la primera temporada de la serie ya tenía cosas que no eran para niños,
la segunda se retuerce entre un humor más infantil y capítulos inocentes, y
otros tercios, aquellos donde la trama se desarrolla de verdad, que resultan
mucho más adultos y que no se cortan a la hora de provocar pesadillas. Todo ello
de la mano de un viejo enemigo, Bill Cypher, que aquí cobra un protagonismo
aterrador.
Por
otra parte, el apartado romántico (tanto en el caso de Dipper como en el caso
de Mabel) que había tenido cierta fuerza en la primera temporada, pierde fuelle
aquí, salvo en un par de capítulos donde es el motor principal (aunque más por
parte de personajes secundarios que de los protagonistas). La amistad es la
baza que se juega casi en su totalidad, desarrollándose en los viejos
personajes y planteándose en otros nuevos.
Continúa
también otro de mis aspectos favoritos de la serie, que es el de las
referencias culturales. Si aún recuerdo los homenajes a, por ejemplo, El viaje de Chihiro y Star Trek II: La ira de Khan, en la
primera temporada, aquí no se cortan los creadores al bromear con frases como
la que abre la crítica, o al realizar sutiles referencias culturales que
encandilan, y mucho (como la de ese personaje al que, durante un breve
fotograma, vemos estudiando con posters de Nikola Tesla y Carl Sagan en su
cuarto; o como el guiño a Cthulhu que hay cerca del final). También las
referencias internas destacan bastante: cabe señalar, por ejemplo, que tras el
fundamental giro de guión que tiene lugar en el undécimo capítulo, en el siguiente
los personajes se burlan de una serie que realiza ese mismo giro.
La
mayor madurez y trasfondo de la serie, tan necesarias como bien planteadas,
permite dar respuesta a todos los interrogantes que quedaban abiertos, y
consigue un resultado casi perfecto… y digo casi, porque si nos ponemos
quisquillosos, alguna pega cabría señalar. Por ejemplo, en la primera mitad de
la temporada encontramos varios capítulos de relleno que, si bien siguen siendo
buenos capítulos, ponen bastante nervioso a un espectador ávido de respuestas
que se le escatiman un poco.
Para
cerrar, cabría comentar precisamente ese final que es casi de matrícula de
honor. Dividido en los tres últimos capítulos, que se configuran como un solo
arco narrativo de cierre durante hora y media (el capítulo 20 es un especial de
casi tres cuartos de hora, el doble de lo normal), se alcanza un clímax
apoteósico, siniestro y perfecto como él solo. La intro en estos capítulos, por
motivos obvios, cambia, siendo incluso mejor de lo que es la original…
Pero
tengo quejas. Para las cuales invoco a Xantar… Digo, a SPOILERS A MOGOLLÓN QUE
DESTRIPAN TODO EL FINAL, NO LEER SI NO LO HABÉIS VISTO YA. (Porque,
personalmente, considero que hay cosas que se realizan únicamente en pro de
emocionar al espectador, pero que no tienen pleno sentido. Por ejemplo el hecho
de que las amigas de Mabel, que se supone no estarían en el pueblo el día de su
cumpleaños, estén ahí para despedirla, cuando había sido esa ausencia un
aspecto importante que de hecho dará pie a que suceda el Weirdmaggedon.
En esa
misma línea, por ejemplo, el sacrificio del tío abuelo Stan al perder la
memoria aparenta ser innecesario, pues habría bastado, a priori, con borrar a
Bill Cypher de su memoria, y no toda ella. Y
aunque pueda aceptar ese sacrificio, que resulta precioso y te encoge el
corazón en un puño… me cuesta demasiado hacerlo cuando luego, en apenas dos
minutos de capítulo, desaparece y recobra la memoria milagrosamente. De nuevo,la misma queja que le hice a ESDLA, que le hice a El castillo ambulante, que le hice a Frozen, y que hago tantas veces: si se plantea un sacrificio, la
decisión más adulta es llevarlo hasta el final. Y si se plantea una batalla
épica entre el bien y el mal, el bien no puede ganar por goleada sin un
sacrificio que no desaparezca al poco rato, porque la cosa pierde significado.
Planteadas esas breves quejas… El final es una maravilla, no nos vamos a
engañar) CIERRO SPOILERS CHUNGOS.
Queda
una lagrimita al final con una despedida que realiza más el espectador que
nadie, y que esperamos que así sea: uno de los puntos fuertes de la serie es
que no pierde nivel en ningún momento, sino todo lo contrario: con la segunda
temporada, queda una historia cerrada, perfecta, sin cabos sueltos y de
altísima calidad. Aunque apena despedirse de ella, temporadas siguientes no
harían más que estropearla, con lo que rezaré para que, si Hirsch retoma algún
día el proyecto, no lo haga a modo de continuación de Gravity Falls, sino de spin-off ambientado en el mismo universo.
Algo que podría dar, por cierto, resultados muy interesantes.
Y eso.
Que ya he escrito demasiado y dicho todo, creo.
Vedla
y disfrutadla, que se hace en dos patadas. Concretamente, en 880 minutos. Poco
más de 14 horas y media. Seguro que no tenéis nada que hacer en las próximas
catorce horas y media.
A
pastar, champiñones.
Allez-y,
mes ami!
Buenas
noches, y buena suerte.
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¿Tengo que ver esto?: Sí.
Una de las mejores series de animación que haya visto en mucho tiempo.
¿Cuál es el mejor momento?: Hay varios capítulos fantásticos, pero el trío que conforma
el final es, sencillamente, sublime.
¿Dónde debería ver esto?: Oregón.
Oregón es la clave.
Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Over the Garden Wall
es una maravillosa opción. Pablo, y todo el mundo en realidad, recomiendan a
colación de esta Steven Universe, que
aún no he podido ver. Scooby Doo
guarda unas cuantas semejanzas, aunque considero que Gravity Falls la supera en la mayoría de aspectos, a pesar de su
estatus de clásico. Hora de Aventuras
también puede estar guay. Y no sé, preguntadle al africano, es el experto.
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La maravillosa intro de los tres últimos capítulos (no ver si no se han visto, aviso)
La versión lenta del tema de inicio (aparece al final de la primera temporada, pero la adoro demasiado)
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