lunes, 9 de diciembre de 2024

Ave Cesar, los que van a morir te saludan



Gladiator II ha llegado a nuestras pantallas. Ridley Scott ha dado una nueva muestra de que la historia le suda los cojones y vuelve a plantar un espectáculo visual en la arena dando al público todo el circo que queremos. Nos ha dado monos, rinocerontes y naumaquías con tiburones. Ridley sigue siendo único en darnos espectáculos pulp, aunque me temo que su actual rapidez le ha hecho estar por debajo de mis espectativas. O eso o que Gladiator, la primera, era un espectáculo loquísimo al que ponía en orden las actuaciones, sobre todo la de Russel Crowe.

Es conocido que la producción de Gladiator fue un caos, con muerte de Oliver Reed tras una borrachera mítica incluída. Russel Crowe no estaba muy conforme con el guión y tras una escena, espeto al guionista que menos mal que era el mejor actor del mundo porque podría hacer que esa mierda sonase bien.  Russel Crowe es un actor magnífico que además tenía el físico adecuado. Y además los secudnarios acompañaban, sobre todo Joaquin Phoenix como emperador loco.


Sinceramente, Gladiator tiene problemas pero también grandísimos momentos. La batalla inicial contra los germanos es de lo que mejor he visto y las escenas en el coliseo son una pasada. Porque al final esos problemas que pudiese tener son tapadas por sus múltiples virtudes. Pero claro, ¿cómo hacer una secuela sin Máximo Décimo Meridio y esa facilidad de frases épicas que solo puede pronunciar Russel Crowe sin que queden ridículas? Nick Cave escribió un guión totalmente enloquecido donde el nuestro gladiador favorito resucitaba y acababa luchando contra cristianos y también en Vietnam. Pero 20 años después Ridley ha apostado por dar un giro a su protagonista. Y ahí entra Paul Mescal.




Paul Mescal es un actor de cine independiente con un aire melancólico que te ayuda a sufrir con él. Desconocidos o After Sun (no las veais en un mal día u os guste Under Pressure, a mí me jodieron la canción totalmente) son dos ejemplos y hay muchos que siguen con el corazón tocado desde Normal People (en esa serie yo le odié, soy team Daisy Edgar-Jones). ¿Pero un actor de blockbuster? La verdad es que se me ha quedado corto. Una de las razones es este meme.

También es cierto que tampoco las batallas me han vuelto loco esta vez. Pero fui entrando cada vez más en la película por una historia política tan desvergonzada en ocasiones como interesante. Ya en La Casa Gucci Riddley Scott nos ofrece una trama de poder que combina a Shakespeare y con el ridículo. Y aquí tenemos dos emperadores hermanos (y un mono) totalmente absurdos. Cómodo en Gladiator no estaba en sus cabales, pero tenía un poso dramático más acusado, sus razones y sus ansias de ser amado. Pero estos dos simplemente son dos tiranos que se creen por encima de todos. Denzel Washington es Macrino, el hombre que mueve todo para su propio beneficio.

Gladiator es producto del cine antes del 11 S, y la película acababa en una utopía. La República que quería Marco Aurelio era un sueño que solo podía ser susurrado pero al final parecía que se había conseguido. La secuela es en un mundo que ha descubierto que la historia no ha terminado, que Fukuyama se equivocaba y que nuestras elites son más carne de meme que de Shakespeare. Denzel Washington y su Macrino es lo mejor de la película y la lucha por el personaje de Mescal es primero un arranque de ira (o eso nos dicen una vez porque Mescal tampoco lo muestra) y luego por un idealismo irreal que vuelve a buscar la utopía. 




De una forma extraña, la muerte ha rodeado varios de mis últimos visionados. Empezando con Los Dublineses y su monólogo final que también es el punto final de John Huston y su carrera cinematográfica. Dicho monólogo lleno de sombras y nieve cayendo en cementerios está presente en La Habitación de Al Lado,  la última película de Pedro Almódovar, donde siendo árido, excesivamente literario y demasiado distraído por sus movidas, nos regala una película sobre afrontar la muerte. Tanto la propia como hace el personaje de Tilda Swinton como la de los demás como hace el personaje de Julianne Moore. Al principio, el personaje de Julianne Moore reconoce su fobia a la muerte y la película en el fondo se centra como la muerte muere en ella como tabú y miedo para hacerlo algo natural, digno e incluso algo que es necesario en la vida.




Voy a ir con dos recomendaciones. Una película que vi en los cines y un clásico. El Baño del Diablo es una película muy diferente a la que creía que iba a ver. Lo que pensaba que iba a ser una película de brujas en la Austria de la Edad Moderna, gira a una película de depresión centrada en una mujer ahogada por un sistema patriarcal que la hace la única culpable de sus problemas. Acosada por una suegra exigente y casada con un hombre homosexual que no tiene sexo con ella, la protagonista ve su salud mental cada vez más afectada porque en ella se une la presión por ser madre. Al final, El Baño del Diablo es una cinta de terror, pero no folclorico sino un thriller psicológico donde la protagonista llega al límite y el suicidio ronda como tabú prohibido y blasfemia contra Dios en un mundo donde la religión lo es todo. El inicio ya es desconcertante y al final se une a un último mensaje final que da todo sentido a la película, la protagonista y toda una realidad histórica. Una cinta premiada en Sitges que es muy pero que muy recomendable.




Y terminamos con All That Jazz, otra obra de despedida de una gran autor como era Bob Fosse. Una obra totalmente enloquecida donde su alterego acaba agotado por una vida de excesos y dedicada al trabajo del espectáculo. Los números musicales están desatados, algunos son en un hospital y el final, donde profetiza su propia muerte por infarto unos años después es de los momentos que nos recuerda porque amamos el séptimo arte. El protagonista, un excelso Roy Scheider (el de Tiburon) ve el final y diáloga consigo mismo y con su ex mujer, su actual amante, su hija pequeña y con el mismísimo ángel de la muerte (Jessica Lange). No digo nada nuevo sobre esta obra maestra. Un musical triste y desesperanzador a la vez que divertido. Es una obra llena de sexo y muerte. En muchos sentidos me recuerda  Californication, es algo que adoraba hace diez años porque veía guay la figura del artista autodestructivo que follaba mucho y bebía más y ahora simplemente lo veo depresivo. Es bueno madurar.

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