“Por muy dura que nos parezca la vida, mientras haya vida hay esperanza.” |
Los Oscar de este año han apostado fuerte por los biopics. A veces los vemos como una moda pasajera que puede molestar más o menos, pero que como género en sí ha albergado a más de un título sobresaliente (Una mente maravillosa, Ghandi, Amadeus o Ed Wood... entre otros muchos) aunque también nos ha dado una buena cantidad de productos mediocres, para qué nos vamos a engañar (La red social, Patch Adams o la recientemente fallida Diana). Por eso, es normal que cuando Hollywood nos vende la moto tendamos a temblar y a rehuir del producto de forma justificada.
En el caso de La teoría del todo, por suerte, hay muchos elementos que la aúpan como una interesante y cuidada producción, a pesar de que como película no sea capaz de dar el do de pecho a la hora de llamar la atención e imponer su estilo. Y sin embargo, esta biografía de dos horas del genio Stephen Hawking consigue alcanzar un nivel más que aceptable, algo de lo que tienen mucha culpa sus intérpretes.
La cinta va al grano a la hora de contar la historia del científico, desde sus tiempos mozos como estudiante en Cambridge hasta nuestros días, y está basada en los relatos de la primera mujer de Hawking, Jane, de su libro Hacia el infinito. Hasta aquí todo normal, ya que cualquier puntualización y tiquismiqueo respecto al producto original (no he tenido el placer de leerme el libro) podrían resultar injustos... hasta cierto punto.
Y es que, teniendo en cuenta las declaraciones de Jane en más de una entrevista y echándole un vistazo a algún pasaje clave de Hacia el infinito, es evidente que la peli nos cuenta lo que le da la gana según le interese, maquillando en ciertos puntos el duro proceso que supuso para la ex-mujer de Hawking soportar la terrible enfermedad de su marido. Es evidente que James Marsh ha buscado centrarse más en el proceso de superación y no en el del sufrimiento adquirido, que no fue poco, en la vida de los Hawking, detalle que le honraría de no ser por el hecho de que la cinta pierde mucha personalidad.
Es probable que ahí resida el mayor problema de La teoría del todo: en que a pesar de estar bien rodada, de mantener un ritmo solvente y nada pesado y de contar una historia que sabe enganchar, es una película blanda y con mínimo carisma. Su capacidad para emocionar es notable, pero no por su dirección, sino por sus protagonistas, y no se puede evitar pensar que hay muchos detalles de la vida del matrimonio que se pasan de puntillas para darle al público lo que quiere: poco sobresalto, amor y ñoñería cuando se requiera y un final feliz que dejará satisfecho a todo el mundo. A mí incluido, pero repito, aquí hay muy poca sustancia.
Dicho todo esto, si la película acaba sustentándose y convirtiéndose en un producto notable es gracias a una de las interpretaciones más soberbias que un servidor a visto en mucho tiempo (con permiso de Michael Keaton en Birdman). Y es que el señor Eddie Redmayne borda, personaliza y calca su personaje y todo su proceso degenerativo con una facilidad monstruosa, imperial, digna de elogio en todos los aspectos. No me importa decir en absoluto que huele a Oscar por los cuatro costados, porque tanto él como Felicity Jones en menor grado aportan al título convicción, credibilidad y magnificencia, y consiguen que la trama se haga felizmente llevadera, algo de lo que pocos biopics pueden presumir.
Pero no es sólo la impactante interpretación de Redmayne lo que mantiene a flote el barco. La banda sonora de Johann Johansson, también nominada, eriza los pelos de la espalda en más de una ocasión, y es evidente que, cuando el guion de Anthony McCarten quiere golpearnos ante una situación dura, lo consigue. Yo evidentemente le achaco que no haya tomado más riesgos y que no haya querido entrar en terrenos más farragosos, pero es evidente que eso la habría apartado de los 5 Oscar a los que opta. Habría sido mejor película, sí, pero con mucho menos bombo.
Felicity Jones, por su parte, crea en Jane a la perfecta contraposición del científico: anglicana y reservada, pero a la vez luchadora, obteniendo un personaje complejo en muchos matices y que se desarrolla con mucho acierto a lo largo de la trama en una notable dicotomía religión vs. ciencia, así como en sus padecimientos junto a su marido. Aunque, como ya he dicho, con bastante censura y sin querer explorar terrenos más polémicos, lo que resta fuerza al metraje.
Por lo demás, el trabajo de doblaje a nuestro idioma es de primer nivel, los secundarios cumplen perfectamente con sus roles y, como cinta a modo de homenaje, creo que el señor Hawking se sentirá complacido al verse en pantalla. Otra cosa es que, como he dicho al principio, la película no represente ningún salto de calidad en el género o se pierda en tópicos manidos que ya hemos visto en alguna ocasión (Una mente maravillosa). O que tampoco concluya de la forma más espectacular posible, pero tampoco lo requiere.
Creo que mi problema con La teoría del todo es, a fin de cuentas, que hay películas mucho mejores que ella a candidatas a la estatuilla este año. Que se me hace rara, en el fondo, verla ahí, sola, distante, sin mucho más que ofrecernos que lo que promete en el tráiler. ¿Quiere decir eso que sea un desastre? En absoluto, ni en un millón de años. Es un título solvente, cumplidor, poco incisivo pero rompedor gracias a la brutal transformación de Redmayne. Sabe emocionar cuando quiere, pero es evidente que podría dar más de sí. De todas formas, si buscas entretenimiento sin fisuras, con un buen guion y un reparto de lujo, te la verás del tirón y no le guardarás ningún rencor.
Eso sí, si quieres un biopic realmente redondo, Descifrando Enigma, también nominada, es mucho mejor película. El jefe Jorge os lo explicará mejor que yo en breves, así que... ¡no dejéis de leernos!
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LO MEJOR: la banda sonora, una trama que se ve sin hacerse pesada y la colosal interpretación de Redmayne.
LO PEOR: al no querer tocar o profundizar temas espinosos, la cinta no pasa de ser un producto blando y sin chicha.
NOTA: 7,25/10. Sólo por ver la prodigiosa metamorfosis de Redmayne vale la pena echarle un vistazo a la que es probablemente la película más floja de los Oscar que se avecinan.
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A mí me gustó más que a vosotros, creo (leer mi crítica aquí: www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/3910-la-teoria-del-todo-3), pero... en general coincido, vaya. Decepciona, porque es una película que podía haber sido mucho más. Pero solo por sus interpretaciones y como trata la superación de la enfermedad ya merece la pena. Aunque echemos de menos ese conflicto que parece no haber existido, o una cierta implicación mayor en el apartado científico (estamos ante uno de los mayores astrofísicos del siglo XX, por favor...).
ResponderEliminarEn fin. Gran crítica.