lunes, 17 de julio de 2017

American Gods (Primera temporada, 2017)




“The only thing that scares me is being forgotten. I can survive most things, but not that.”

Voy a ser claro desde el primer momento. Como con cualquier adaptación de un medio a otro, hay dos maneras de analizar esta serie: por sí misma, o en relación al libro de Neil Gaiman que adapta. Si lo que buscáis es el primer análisis, probablemente os decepcione esta reseña, porque siendo American Gods probablemente mi novela favorita (si es que puedo escoger solo una), por necesidad he de tomar el segundo camino. Brevemente puedo apuntar que la serie es magnífica, pero no me puedo quedar ahí, y al desarrollar eso tengo necesariamente que hablar del libro (intentaré que sin spoilers).

Como carta de presentación, creo buena idea ver el tráiler y enfrentarte a la serie sin leer más al respecto, pero para quien quisiere ir virgen, el resumen: Shadow Moon (Ricky Whittle) sale de prisión tras cumplir varios años de condena y pasa a trabajar como guardaespaldas/chico de los recados del misterioso Señor Wednesday (Ian McShane). No sabe muy bien dónde se ha metido, pero poco a poco se dará cuenta (muchísimo más tarde que el espectador) de que está en el epicentro de una batalla sin cuartel entre las fuerzas más poderosas que rigen (y son regidas por) los designios del ser humano.

 

Empecemos hablando de lo bueno, que es mucho: el reparto es una absoluta maravilla. No es ya que sean intérpretes de enorme nivel, sino que están perfectamente escogidos. Whittle, a quien recientemente vi comerse el show en The 100, es un Shadow excelente, como lo es el inmenso Ian McShane, pero no son los únicos, ni por asomo: Emily Browning y Pablo Schreiber, como Laura y Mad Sweeney, se convirtieron (con razón) rápidamente en favoritos de los fans, Bruce Langley y Crispin Glover manejan genial a los antagonistas, y Yetide Badaki, Demore Barnes, Orlando Jones y Omid Abtahi son unos secundarios soberbios. Por no hablar del placer que es ver en pantalla a Gillian Anderson (la versatilidad hecha actriz), Peter Stormare (es Czernobog. No le interpreta. Lo es) y Jeremy Davies (muero de amor con su cameo como Jesus).

Más allá del reparto, el espíritu del libro está captado a la perfección. No es (y resulta algo de agradecer) una adaptación literal: si bien algunas escenas las traslada palabra por palabra, y lo hace muy bien, en general hay un juego de malabares por encajar la compleja narrativa del libro, cargada de personajes, subtramas secundarias y relatos cortos, en la serie de manera unificada. Algo que se hace, reitero, sin olvidar el significado de la historia que hay detrás y lo que se quiere contar.


En el proceso, la serie añade también algún que otro personaje, elimina otros, o cambia la manera en que suceden las cosas. Y si bien es cierto en el algunos casos lo hace bien (por ejemplo, los personajes del Chico Tecnológico y Media están MUY bien tratados y adaptados a lo que es hoy), en otros no me termina de gustar lo que se hace: el caso más evidente es el de Laura Moon y Mad Sweeney, que no solo comparten la subtrama más importante de la serie, sino que lo hacen alterándose por completo tanto sus apariciones en el libro (donde ambos completaban sus arcos sin haberse cruzado en el menor momento) como la relación que mantienen ambos personajes con Shadow. Y eso es algo que, en el caso de Laura especialmente, me gusta cero y menos, porque destroza mucho la relación.

Del mismo modo, algunos de esos cambios llevan al que para mí es el gran problema de la serie, y el que hace que, siendo esta muy buena, el libro sea considerablemente mejor: el ritmo. Y digo esto en dos sentidos, uno absoluto y otro relativo. En lo absoluto, se me antoja que la narrativa tiene un ritmo muy precipitado, que cuenta apresuradamente cosas que podría haberse tomado con mucha más calma. Y en lo relativo, hay algo en que siempre ha destacado Gaiman, que es la sutileza con que van entremezclando los elementos reales y fantásticos, hasta que te tiene inmerso en un universo de pura fantasía al que no sabes cómo has llegado; la serie, sin embargo, tiene aproximadamente la misma sutileza que el capitalismo justificando su explotación: o sea, ninguna.


Por otra parte, ¿qué demonios han hecho con el Hombre Búfalo? ¿Por qué se reduce tanto la importancia de las culturas nativas americanas (por ahora, al menos, ni tan siquiera en el protagonista se insinúa)? ¿Y qué necesidad hay de cambiar el papel de la Casa de la Roca, que es el punto de inflexión del libro, o de la historia del djinn? Por no hablar de algo que no diré porque sería hacer un spoiler muy bestial, pero que tiene que ver con Mr. World y con otro de los personajes (testimonial en la serie) que aparecen. A ver cómo manejan eso, porque un cambio en ese sentido sí que podría cargarse el espíritu de la obra.

Dicho esto, ya mento que no todos los cambios o añadidos son malos, en absoluto. Me gusta mucho la mayor presencia de Jesus en la serie, que se me quedaba corta en el libro (aunque entendiera el porqué), las preciosas escenas en el más allá egipcio, o la actualización de personajes como el Señor Nancy (rejuvenecimiento incluido). Y me gusta también que, en general, a pesar de algunos puntos clave, hayan sabido qué tocar y qué no: las escenas de Bilquis o el sexo homosexual (explícito, a Odín gracias) se tratan sin la menor vergüenza pero también con elegancia. Como debe ser, vaya.

Además, goza la serie, no solo del ya mentado magnífico reparto, sino de la ayuda de una banda sonora magnífica que acompaña y deja momentos preciosos. Es todo ello lo que, como decía al principio, hace que sea una serie magnífica, aunque mejorable en lo que a adaptación se refiere.


Solo ha sido la primera temporada, y quedan por venir al menos otros ocho capítulos, si no 16. Por lo pronto, puedo confirmar que, si bien la he disfrutado, estoy seguro de que la habría disfrutado más si no hubiera leído el libro. Eso sí, no me arrepiento, y lo aviso de antemano: si tenéis intención de leer el libro, hacedlo antes de ver la serie, o esta os destrozará alguno de los aspectos que convierten a American Gods en la gran obra de Gaiman.

Dicho queda.

Buenos días, y buena suerte.

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¿Tengo que ver esto?: Considero que sí. Pero si te interesa el libro, léete el libro antes.

¿Cuál es el mejor momento?: La primera escena en el Más allá egipcio o el guiño a Bowie son una delicia, pero en general, diría que el séptimo capítulo, "A Prayer for Mad Sweeney", es no solo el mejor de toda la primera temporada, sino también el que tiene el relato mejor adaptado de todo el libro, por ahora. Y es absolutamente precioso.

¿Dónde debería ver esto?: La Casa de la Roca, o cualquier otra atracción de carretera. Quién sabe si no encontrarás ahí el verdadero alma de los Estados Unidos.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Es una cuestión complicada. El equipo creativo es el mismo que hizo Hannibal. El nombre de la recientemente estrenada The Handmaid’s Tale también suena mucho, aunque no sé qué habrá de equiparable más allá de ser ambas adaptaciones muy aclamadas. Basado en obras de Gaiman tenemos la serie Neverwhere para la BBC (que vino antes que el libro, de hecho, y que luego se adaptó en radio), Stardust en cine, o los guiones que escribió para Doctor Who (“The Doctor’s Wife” y “Nightmare in Silver”) y para la adaptación cinematográfica de Beowulf de Robert Zemeckis.

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