Edgar Wright es uno de los grandes ídolos del mundo friki. Su carrera está llena de grandes películas que se han convertido en obras de culto para sus seguidores. Como ejemplo tenemos su magnífica trilogía del Cornetto o su adaptación del cómic de Scott Pilgrim. Ahora ha vuelto a la gran pantalla en su primer film rodado en Estados Unidos, que amenaza con ser la película del verano.
Baby Driver nació hace 20 años. Su embrión era una simple canción y un video que la acompañaba sobre un conductor disfrutando de la música. Poco a poco fue expandiéndose la idea para acabar siendo toda una película de coches, persecuciones y música. Y además, Wright ha podido contar con un reparto que ni soñaba en el momento que se le ocurrió todo.
Baby es ese experto conductor que se imaginó Wright en su momento. Tiene buen corazón, pero está metido en el mundo del hampa y se ve obligado a participar en atracos. Finalmente salda su deuda pero aún así sigue atrapado en este mundo criminal. Baby trata de escapar y vivir una vida en la carretera, con la radio puesta y con la chica de la que se ha enamorado a su lado.
Uno criminal, la otra camarera. Ambos comparten gustos. Ambos tienen los mismos sueños de huir. Y hay una referencia a Romeo y Julieta. Es difícil ser más tópico que esta pareja. |
La cinta tiene una trama de atracos y de coches donde los protagonistas no son los coches ni los atracos. De hecho, poco vemos de los atracos, en los que se limitamos a ver como Baby espera en el coche. Sí que veremos muchas persecuciones pero, a pesar de lo espectaculares que pueden llegar a ser, no es lo que realmente vuelve mágica a esta película.
Baby Driver es una oda a la música. No hay un solo momento en el que Baby no escuche música, ya sea vinilos, la radio o el Ipod del que no se separa en toda el film. Además hay que alabar tanto el gran gusto musical de Edgar Wright como su pericia para situar las canciones en la escena adecuada. En realidad, no fue así exactamente como se hizo, sino que fue la propia película la que se tuvo que adaptar a las canciones. Wright ya tenía desde el primer borrador las canciones elegidas que finalmente sonaron en el cine. Incluye temas de todos los gustos con temas de Queen, Blur, T.Rex, Young MC o Simon & Garfunkel, que interpreta la canción que da nombre a la cinta. También podemos ver cameos de músicos a lo largo del metraje.
Cuenta la leyenda que Edgar Wright pensó en poner al Fary en la BSO |
Al margen de la música, la película está rodada de forma magistrar por un Edgar Wright en estado de gracia. Las persecuciones están repletas de adrenalina y se acompasan a la perfección con la música. Wright consigue un resultado fluido y sin apenas cortes para disfrute del espectador y el desarrollo de la acción. Cuenta con una gran imaginación para crear todo tipo de volantazos y trucos al volante, y también cuando los personajes se ven obligados de huir a pie vemos momentos originales y espectaculares.
La historia en si no es destacable. Es una típica cinta de atracos, con una trama romántica estereotipada. Los personajes están exagerados pero la verdad es que tienen carisma y gracia, incluso cuando sus acciones no tienen sentido como el caso del último giro del personaje de Kevin Spacey.
El guión tiene varios puntos buenos pero, como toda la película, está en función de la música. No es nada especial y tiene varios momentos de locura que no tienen ninguna lógica como la escena en la que suena de fondo Tequila, pero Wright consigue que molen. Por contra, la historia de amor es el clásico Romeo y Julieta que se quieren escapar de la ciudad.
Se comenta que cada vez que Jamie Fox y Kevin Spacey compartían plano, Edgar Wright gritaba TOMA DE DOS OSCARS |
El reparto es difícilmente mejorable. Kevin Spacey roba cada escena que sale con su cara de presidente de Estados Unidos, pero esta vez como jefe de un grupo de delincuentes. Jamie Foxx está histriónico y hace un atracador que está tan pirado que lo aceptas. Sin embargo, la actuación que más destaca es la del protagonista Ansel Elgort, como ese tranquilo enamorado de la música. También aparecen nombres que han destacado en televisión como Lily James, Eiza González o Jon Hamm.
Baby Driver va de camino a ser la película del verano. Con carisma, acción y buena música Edgar Wright ha conquistado al público en su primer rodaje estadounidense con una cinta entretenida y que ya va teniendo la legión de fans que acompaña a cada cinta de Wright. Incluso ya se va pidiendo a gritos una secuela, que bajo mi punto de vista es totalmente innecesaria. Quizá pueda parece ser excesivamente sencilla, pero las mejores cosas de la vida lo son, y se puede ser feliz en la carretera con tu amor al lado. Y con la música puesta claro.
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¿Tengo que ver esto?: Sí.
¿Cuál es el mejor momento?: La persecución a pie tras el atraco a la oficina de correos.
¿Dónde debería ver esto?: En un coche con la música puesta a todo trapo.
Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Hot Fuzz es la más similar dentro de la filmografía de Edgar Wright. Siempre están los Guardianes de la Galaxia como complemento musical. Y sobre atracos es obligatorio ver Reservoir Dogs.
Trailer
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