sábado, 5 de abril de 2014

Her (2013)

"Antes vivía mi vida como si lo supiera todo. Y de pronto esta luz me golpeó y me despertó. Esa luz eras tú".

Cuando Hollywood se atasca en una temática, que nos cojan confesados, chicuelos. Y no por el hecho de que la desarrollen mal, sino porque vuelvan a exponer un tema manido hasta la saciedad, como el drama de la esclavitud (12 años de esclavitud), la americanada de rigor (El mayordomo) o la ahora extraña y bizarra mezcla entre indie y cine serio (cualquier cosa que haya hecho David O. Russell). Y en estos lares, dos películas de los Oscar este año han demostrado que hay visionarios capaces de llevar nuestros sentidos y nuestra percepción de una película a un nuevo nivel.


Una es la magna obra de Alfonso Cuarón, Gravity, que nos ha dado una visión de la ciencia ficción nunca vista hasta ahora. Y la otra es la que nos ocupa en esta crítica, Her, del creador, entre otras, de esa cosa tan cuca y la vez tan rara llamada Donde viven los monstruos o la curiosa Cómo ser John Malkovich, entre otras. ¿Y por qué esta fascinación? Pues porque Jonze ha conseguido plasmar de forma ingeniosa y muy bien llevada un tema, cuanto menos, desconocido y reflexivo hasta la fecha, una historia que da una vuelta de tuerca totalmente novedosa a la manida concepción del amor.



La trama, sacada de la cabeza del propio Jonze, nos pone en la piel de Theodore (Joaquin Phoenix), un hombre recién separado y que vive en un estado de soledad y depresión constante. En un futuro no muy lejano, donde la Inteligencia Artificial de las computadoras ha alcanzado un nuevo nivel, Theo trabaja en una oficina como escritor de cartas ñoñas y amorosas para terceras personas, algo que a decir verdad se le da bastante bien. No obstante, en cuanto a su propia vida, Theo es un hombre que aún no ha podido superar la separación de su mujer y que se ha alejado mucho de sus compañeros y amigos, encerrándose en su propio y autodestructivo mundo. No obstante, su vida dará un cambio radical al adquirir el programa informático OS1, con el nombre de Samantha (Scarlett Johansson), una entidad que goza de sus propios sentimientos y emociones, como cualquier ser humano. Y aunque en principio la usará para tener una mínima compañía y organizarse mejor en el trabajo, lo cierto es que, poco a poco, Theo se irá enamorando de una entidad virtual...


Con esta base de por sí, es evidente que el argumento sorprende, y para bien. ¡Qué curiosidad, qué novedad, qué distinta pinta la cosa! Pero para que el espectador pueda llegar a disfrutar de verdad de la película, sin un buen guion la cosa puede estropearse, como ya se ha visto en más de una ocasión. Her, no obstante, logra encandilar y tener a todo buen amante del cine pegado a la butaca de principio a fin, gracias a una habilidad narrativa que solo permite alabanzas.



Y es que, a pesar de que el ritmo es recogido y por momentos incluso más lento de lo normal, las frases, diálogos y situaciones de la película (incluida alguna que otra situación cómica que te sacará una sonrisa) son impecables, sobresalientes y muy bien desarrolladas. Además, la mirada introspectiva de Jonze en el amor, la original historia y la magistral estética del futuro (sin naves espaciales, aliens o topicazos típicos de la industria) no dejan de convertirla en un producto de notable factura que revoluciona el género hasta límites insospechados.



Dicho esto, quizás la grandeza de Her resida en el tándem tan bueno que une grandes interpretaciones de todo el reparto (destacando a un Joaquin Phoenix soberbio), una novedosa y bien llevada historia y un guion exquisito, donde no falta de nada y que ofrece una visión muy realista y profunda sobre el ser humano y su visión del amor en un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados y devora la concepción de las relaciones entre hombre y mujer, hasta un punto en el que la gente, para no estar sola, entabla relaciones con programas informáticos.



¿Puede parecer descabellado? En absoluto. De hecho, Jonze plasma en la película un futuro que ahora puede parecernos curioso en la gran pantalla, pero que en 50-80 años podría convertirse en realidad. Y es en este punto donde el director también sabe incluir una velada crítica a la sociedad de nuestros días, que próximamente podría agudizarse sin punto de retorno: la absoluta dependencia a la comunicación móvil, por Internet o por satélite, que minimiza la relación cercana entre individuos y crea diversos mundos en cada persona.




Pero aquí no solo observamos el mundo del mañana y su progreso, sino que también nos metemos en la mente de Theodore y en su romance con Samantha, en sí una vía de escape y un ser maravilloso que le ayuda y le escucha cuando nadie en sí lo hace, y después de haber pasado por un bache terrible desde su separación, que aún no ha superado. Romance, por cierto, que lejos de parecer una utopía está magistralmente plasmado y resulta brillantemente creíble. A esto también ayuda la sensual y distintiva voz de Scarlett Johansson, cuyo trabajo a la hora de poner voz al OS1 es muy convincente y le permite crear diferentes emociones que logran que sea más fácil empatizar con algo a lo que no ponemos cara ni cuerpo, pero que sabemos que está ahí, que siente, sufre y apoya. Todo un detalle digno de aplauso y de alabanza que no puede pasarse por alto.


Ahora bien, si tengo que reconocer que todo esto funciona como las manecillas de un reloj suizo, también hay que decir en contra de la cinta que, pese a su aire novedoso, sigue explotando recursos del género que ya hemos visto en más de una ocasión. Sin destripar el final, si bien es cierto que está muy bien llevado, sí que se antoja predecible y poco impactante. Además, la estructura utilizada durante la historia de amor se basa en el esquema típico de toda película romántica (al principio todo es maravilloso, luego se complica, vuelve a hacerse chachi y así de forma cíclica), dejando su aire novedoso y original en el alambre.



Pero la inclusión estos defectos no convierte a la cinta en algo aburrido y típico, ya que, como he dicho, el guion, ese impecable guion ganador del Oscar, sabe aliviar y por momentos tapar estas carencias. Y si bien algunos puntos de la peli pueden cansarte por la duración (2 horas), lo cierto es que, para ser un romance de toda la vida sobre el papel, el desarrollo es llevadero y correcto. Y por si fuera poco, la única sensación que deja al haberla visto es la de que tu cabeza solo pueda pensar en cosas como: ¿qué somos? ¿Qué es el amor? ¿Qué es la vida? ¿Por qué me gusta tanto esta película?




Para redondear el resultado, la música de Owen Pallett (destacando este precioso dueto entre Phoenix y Johansson) otorga a la cinta un aire bohemio y a la vez muy personal, la fotografía es sencillamente deliciosa y, vuelvo a repetir, las actuaciones de todo el reparto (secundarios incluidos, destacando a Rooney Mara, Amy Adams u Olivia Wilde) son creíbles y sinceras, metiendo al espectador completamente en la historia, en cada personaje y en cada situación.



Así que... ¿es Her perfecta? ¿Es la obra maestra de un nuevo tipo de cine? En absoluto, pero sí que hay que reconocerle su deslumbrante originalidad, su valiente apuesta y su capacidad para llevar a la gran pantalla una historia diferente y atrevida. Y es que Spike Jonze ha conseguido devolver la credibilidad de que las buenas ideas siguen desarrollándose en América y de que los guionistas aún pueden concebir temáticas que, lejos de copiar y pegar, buscan reinventarse. 



---------------------------------------------------------------------------------------------



LO MEJOR: un guion digno de elogio que la da un aire diferente, fresco, original. Magnífica estética y fotografía, sobresaliente Joaquin Phoenix y notable labor de todo el reparto. 



LO PEOR: el desarrollo "bebe" del de cualquier peli romántica al uso. El final acaba viéndose venir...




NOTA: 8,25/10. Una grata sorpresa poco apreciada en los Oscar y que aporta una frescura muy de agradecer dentro del género. No te dejará indiferente.



--------------------------------------------------------------------------------------------



1 comentario:

  1. Estoy totalmente de acuerdo, pese a sus pequeños defectos es una película inteligente y sensible, a mi me encantó muchísimo y me sorprendió la química que parecía haber entre los protas pese a que la peli se rodó con la voz de Samantha Morton como Samantha y luego se cambió por la Johansson en el montaje final.

    ResponderEliminar