lunes, 7 de abril de 2014

Millennium actress (2001)


"Al fin y al cabo, es el perseguirle lo que me apasiona"


Al final va a resultar que hay más anime aparte del que nos regala Studio Ghibli, ¿sabéis? Y encima es tan bueno o mejor que el del estudio fundado por Miyazaki y Takahata. Y hablando de estos dos, resulta también que hay directores de anime que son casi o tan buenos como ellos. Y en este punto no tengo más remedio que hablar de Satoshi Kon.

Reverenciado en Japón y considerado un mito viviente del género, siempre se decía que su mejor trabajo estaba por llegar cada vez que sacaba una película nueva. Lo cierto es que eso nunca lo sabremos, ya que el pobre falleció tristemente en 2011 con solo 46 años tras una larga enfermedad. Otro talento perdido, al igual que Yoshifumi Kundo, al que le quedaba mucha magia que enseñarnos.


Aunque en el caso de Kon, tuvo tiempo de hacer varias películas para el estudio Madhouse que aún hoy en día siguen siendo cintas de culto, y no sólo en Japón, sino en todo el mundo. Un caso de esto sería Paprika (2006), su última obra y una bizarrada muy bien llevada y original, y en la que Nolan tuvo que basarse para crear su magistral Origen. Pero todos señalan que, sin lugar a dudas, sus mejores películas fueron las primeras. En especial Perfect Blue (1998), un thriller psicológico al que no tardaré mucho en echarle un ojo, y la que nos ocupa en esta crítica, Millennium Actress. Y ya os puedo decir de antemano que, os guste o no os guste el anime, si no la habéis visto, no sabéis lo que os perdéis.

La cinta gira alrededor de la vida de la actriz Chiyoko Fujiwara, cuya figura fue reverenciada y admirada hasta que se retiró súbitamente cuando estaba en la cresta de la ola. Tachibana, director de cine y gran fan de sus películas, consigue una entrevista con ella y poco a poco irá descubriendo más acerca de la vida de Chiyoko a través de toda su cinematografía. En ella aparece de todo: desde la propaganda probélica para atacar Manchuria en los años 30, el periodo Edo, los viajes espaciales... todas estas temáticas confluyen con la propia historia de Chiyoko, pero al mismo tiempo tienen una finalidad común: la búsqueda y la pérdida del amor correspondido.



Desde el primer momento de la película, observamos que Kon se centra en la historia de Chiyoko y a la vez otorga la importancia justa a los dos secundarios del presente que interactúan con la protagonista: Tachibana  y su cámara Kyochi, dos tipos carismáticos y, lejos de lo contrario, nada molestos y muy necesarios en nuestra historia, si bien Tachibana acabará por convertirse en el más importante durante la trama.

Pero lo que otorga a la cinta de un sello especial y único es, sin lugar a dudas, su narrativa. Kon entrelaza el presente con el pasado y las propias películas de la protagonista, donde también intervienen Tachibana y Kyochi (que, al igual que los espectadores, no entiende qué cojones pasa), dándose la mano un espectáculo visual y un desarrollo que, si bien al principio puede parecer un tanto extraño y confuso, acaba convirtiéndose en una genialidad sin precedentes, en un ejercicio magistral a la hora de contar una historia y del que TODO director de cine debería aprender.

Y es que a medida que avanza la historia, observamos como la dureza, el drama y la emoción desbordante se entremezclan de forma increíble, dando como resultado una obra enternecedora, con alma y por momentos desgarradora, y que saca fácilmente unos cuantos lagrimones. No miento en esto último, ya que aunque al principio el tono de la película llega a invitar incluso a la comedia, se convertirá progresivamente en un drama conmovedor que te llegará al corazón.


Y todo ello, concebido en apenas 80 minutos de película. Kon siempre ha destacado por la corta duración de sus cintas, pero es que a lo tonto no necesitan más metraje. Millennium actress es en sí redonda, inimitable, no le falta de nada, y cada momento o secuencia está ahí porque necesita estar ahí para completar la trama. Nada está puesto al voleo, y que en 80, repito, 80 minutos quepa tantísimo y esté tan bien llevado sólo consigue reforzar la idea de que, en 2011, el anime y, por ende el cine en general, perdió a un maestro.

A las bondades de la historia se une también un fantástico elenco de personajes: desde Chiyoko, una mujer segura de sus sentimientos y que siempre se deja guiar por su corazón, a todos aquellos que formaron parte de su pasado, para bien o para mal, como Eiko, otra respetada actriz o Junichi, director de la mayoría de sus películas. Únele a esto una bestial crítica al auge del fascismo en Japón (que tendréis que ver por vosotros mismos en la peli), una variedad de ambientaciones fantástica y un final indescriptible, soberbio y con una gran carga simbólica y tendrás ante ti uno de los mejores largometrajes de anime que no han salido de Studio Ghibli. Con permiso, insisto, de Perfect Blue, que tendrá visionado por mi parte en breve, visto lo visto.

En última instancia, toca hablar de la calidad técnica de la cinta. Y sin alcanzar ni de lejos el majestuoso nivel de las obras de Ghibli, el estilo de la animación de Millennium actress es muy notable y sabe captar a la perfección la personalidad de la película. La banda sonora, por otra parte, es también digna de elogio, acorde a cada situación y por momentos sumamente brillante. Y en cuanto al doblaje en castellano... es soberbio. Simplemente. Lo único que no acabo de entender es el hecho de que Nuria Trifol tenga que poner su voz en toda peli de anime que se precie. Y no lo digo ni mucho menos porque moleste, la chica tiene una voz preciosa, pero qué sé yo... un poco de variedad no vendría mal, porque su voz es muy reconocible (para bien, eso sí).



Dicho todo esto y a modo de finalizar la reseña, seré claro y conciso: Satoshi Kon fue, es y será un genio con mayúsculas. Y es que crear y dirigir una película de animación tan sumamente bien narrada, emocionante y tocante en la fibra sensible solo merece un aplauso unánime, porque Millennium actress es una joya desconocida, infravalorada y muy poco publicitada que debes ver si te gusta el cine y si crees que sólo Ghibli es el único exportador de anime de calidad.

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LO MEJOR: no sé por dónde empezar: música, historia, personajes, estilo narrativo, redondez, doblaje...

LO PEOR: al principio cuesta tolerar su forma de contar la historia. Y, por ser puntilloso, la animación está un pequeño peldaño por debajo de la de Ghibli.


NOTA: 8,75/10. Una obra soberbia, perfectamente condensada en 80 minutos y que atrapa gracias a su historia y un estilo diferente y emotivo.

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