viernes, 11 de abril de 2014

Cars (2006)




-¿Cómo te llamas?
-No... ¿No sabes mi nombre?
-No, uh... no, ya sé tu nombre. ¿También te llamas Mate?



Menudos calores primaverales últimamente, ¿eh? Me he decidido (no sé si por el cambio de tiempo o porque me ha dado la neura) a continuar lo que prometí en su día: reseña de los clásicos de Pixar. Han pasado ya dos meses desde que tuve el placer de criticar Up! y creo que, llegados a este punto, ya tocaba analizar esta... cosa. Llámala Cars, llámala producto de animación flojete o la fábrica de merchandising más grande que ha parido el estudio. Pero existe, eso es indudable. Y su secuela. Acabáramos.

Antes de empezar con la reseña como tal, tengo que ser sincero: no me desagrada esta película. Quiero decir, no resulta ser una patada en los huevos cada vez que la veo, aun sabiendo los tantísimos defectos que tiene. Es tópica, es rara de narices, no aporta absolutamente nada nuevo y, lo que es peor, sus personajes son tan olvidables como mis apuntes de Teoría de la Información. Pero siendo justos, no molesta. Comencemos, pues...



Para los que no hayáis visto la peli por temor (justificado) a encontraros con un subproducto de John Lasseter, va sobre un coche de carreras, Rayo McQueen. Que habla, come, ríe, sueña, tiene emociones y aspiraciones personales. Y resulta que compite en carreras a las que asisten otros coches... que se sientan en las gradas de un estadio animando a los corred... espera, creo que no estoy lo suficientemente colocado. Más LSD, por favor. Gracias, John.

Bueno, pues eso, que Rayo aspira a ganar la Copa Pistón, el premio más importante de competiciones de bólidos a nivel mundial, a falta de una carrera. Pero Rayo, talentoso como él solo en la pista, es un capullo y un egoísta fuera de ella (¿de qué me suena esto?). Y de camino al último circuito, un accidente de su camión de equipo (que también habla, sí... mejor dejo de preguntarme nada) le llevará a caer al abandonado y recóndito Radiador Springs, un pueblo habitado por vehículos dispares como una furgoneta hippie, un coche hembra llamada Sally que en su día abandonó la ciudad porque se sentía agobiada, un coche sheriff, un juez que luego resulta ser mucho más de lo que aparenta y Mate, una vieja grúa que se guarda los mejores chistes de la peli. Ah, y dos coches mecánicos y fervientes tifosi de Ferrari. Y de los demás no me acuerdo, porque, lo has adivinado, me importaban tres pimientos o no aportaban un cojón. Y es ahí donde empiezan los problemas de esta cinta.

No solo porque la historia de Rayo la hayamos visto como unas 934921392 veces en otras películas, sino porque buena parte de los personajes de Cars son, en si, superfluos y carentes de encanto. Es un caso bastante parecido al de Bichos pero, a ciencia cierta, aún más bestia, porque en la película de hormigas, si bien es cierto que hay personajes que no aportan prácticamente nada a la trama, sí que es fácil acordarse de ellos por algún momento puntual o porque tienen una importancia más o menos clara en el desarrollo. Aquí... son relleno. Simple y llanamente. Figuritas que vender en las tiendas cuando los peques salgan del cine embobados y poco más. Y eso, Pixar, es, cuanto menos, muy grave.


No obstante, hay un personaje que da la talla más que de sobra cada vez que hace su aparición en pantalla y palía de forma genial las carencias del resto: Mate. Y quizá sea gracias a que aparece de forma justa, secundaria, pero con unos golpes geniales y una personalidad que hace que se le coja cariño a una grúa que habla. Punto a favor de Lasseter, sin duda, sacarse de la manga a este carismático y divertido bólido.

También funciona, por qué no decirlo, el personaje de Doc Hudson, el administrador de justicia de Radiador Springs... aunque hasta cierto punto. Gusta ver su dureza inicial y el progresivo cambio (a la vez que Rayo) en su personalidad. Interesante secundario, todo hay que decirlo, pero que cae en el mismo problema del protagonista: es más tópico que el sushi. Rayo, por su parte, nos ofrece al típico imbécil con personalidad rebelde y antipática que a medida que conoce a la gente de a pie y se relaciona con ellos, los trata y descubre un mundo más allá del de sus propias narices, da un giro progresivo de 180º y se transforma en un tipo modélico. Repetido hasta el extremo, sí, pero... ¿quiere decir esto que sea malo?

En mi humilde opinión, no. Quiero decir, sí es malo que Pixar pegase un bajón tan evidente después de hacer una cinta tan notable como Los Increíbles, pero en sí, no hace daño observar el desarrollo del protagonista, aun después de haberse visto tropecientas veces. Se hace incluso disfrutable por momentos ver cómo Rayo tiene que cambiar el chip y amoldarse a su nueva situación, y cómo poco a poco la vida del pueblo y la suya propia cambiarán para bien. Eso, unido a las intervenciones de Mate, hacen de la experiencia algo menos doloroso de lo que puede parecer a primera vista.


También merece halagos muy serios el final, todo hay que decirlo. Y de hecho, me parece un final más que correcto, incluso notable después de toda la espiral de suficiencia que se respira a lo largo de la peli. Es una conclusión que supone una extraordinaria lección para los más pequeños (y para algún que otro adulto, por qué no decirlo) y enseña unos valores de compañerismo y superación brillantes. Tópicos también, sin duda, pero brillantes y muy bien llevados.

Y en cuanto a los chistes, no hay mucho que decir: algunos funcionan bien, otros regular y otros directamente no funcionan. En este aspecto el más destacado es Mate, cómo no, aunque también hay detalles culturales (como el buen gusto de la furgo hippie a la hora de defender la música de Jimmy Hendrix) o puramente automovilísticos y que los fans de la Fórmula 1 o las carreras de turismos sabrán apreciar. 

Y luego están los detalles raritos y perturbadores. Hay un romance (no, no es coña) durante la trama que, bueno, a ver cómo lo explico en pocas palabras... Ñg. Quiero decir, no. No, no, no. Ya quedaba MUY raro hacer una película con un mundo habitado exclusivamente por coches para llevar las cosas a este extremo. Y es que, entre tú y yo, ver a dos turismos hablando sobre la vida y la profundidad de la existencia, del amor o la amistad... vale que un niño de 5 años pueda verlo curioso, pero a mí me daría grima que un día mi viejo Hyundai empezase a decirme que la ciudad le agobia y que le gustaría más vivir lejos, en el desierto, donde no tiene que preocuparse por las presiones del jefe o de las burlas de las compañeros... Fuera coñas, entiéndase este punto: es original ver algo así en acción, pero no tiene ningún sentido. No hace falta, no viene a cuento y, lo que es más bizarro, son un par de coches, objetos carentes de vida, los que están filosofando. Para que nos entendamos: no hay problema en que un taxi te enseñe a sumar 2 más 2 en Dora la exploradora, pero sí lo hay cuando estás intentando darle profundidad a un par de amasijos de hierros sobre cuatro ruedas.

Entrando en plano técnico, no hay mucho de lo que quejarse: la animación es notable, como no podía ser de otra forma en una cinta de Pixar, el rugido de motores de los coches está muy bien captado y el doblaje al castellano es más que correcto. Aunque la música, eso sí, a diferencia de otras películas del estudio, brilla por su poca presencia e importancia.


De modo que, visto lo visto... ¿cómo catalogar Cars con una palabra concreta? Por ejemplo, rara. Por ejemplo, tópica. Por ejemplo, insípida. Pero entretenida mínimamente, cuanto menos. Y ojo, yo soy el primero que le daría un azote en el culo a John Lasseter por rebajarse a esto. Que el creador de Toy Story se embarque en proyectos destinados a la venta de juguetes más que a otra cosa y a crear historias simplonas y con coches parlantes me parece denigrante, y también me parece un feo detalle por parte de Pixar, cuya reputación cayó en picado después de que esta cosa viera la luz. Luego vinieron Ratatouille, WALL-E, Up! y Toy Story 3 y volvimos a aplaudir radiantes. Y posteriormente John Lasseter se decidió a vender más juguetes y creó una mierda enorme llamada Cars 2 y de la que paso de hablar aquí por decencia. Ya tocará y ya me quedaré muy a gusto. Todo a su debido tiempo.

Aunque, a pesar de todo, como ya he dicho, Cars, la original, puede verse sin problema y no resulta una bazofia en su justa medida. Y entiendo que haya fans de Pixar, entre los que me incluyo, sientan cierto asco hacia esta película, porque, si bien no es lo peor de la compañía, es de lo más flojo de su repertorio, sin duda. Pero como ya dije con Bichos en su momento, no molesta, no hiere en lo más profundo y los peques de la casa la disfrutarán. Al resto, sólo dos cosas: intentad darle una oportunidad y, si no funciona, buscad en el catálogo de Pixar. Será por buenas películas.

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LO MEJOR: el personaje de Mate, el final y algunos chistes puntuales y referencias al mundo del automovilismo.

LO PEOR: es rara de narices, utiliza una fórmula repetida hasta la saciedad y la mitad de los personajes carecen de importancia o de carisma.


NOTA: 6/10. Una obra menor de Pixar, curiosa pero a la vez muy típica y sin "chicha". Eso sí, entretiene, que al final es lo importante.

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3 comentarios:

  1. Eres muy duro. No es una obra maestra ni mucho menos, pero si una pelílcula disfrutable cuanto menos.

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  2. Pero, ¿sabes leer, miarma? Como si hubiese dicho que es la peste personificada. Tiene la nota que (pienso yo) se merece, ni más ni menos. Se disfruta, entretiene y resulta por momentos muy bien llevada, pero lo demás... lo siento, no hay por dónde cogerlo. Que tenga una nota tan baja no quiere decir que sea una mierda, todo sea dicho, Adri. Pero tampoco pidas mucho a más a la peli aunque lo intentes...

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  3. Pues yo estoy bastante de acuerdo. En resumen, una peli llena de tópicos en la que la única originalidad proviene de Mate que, sin parecerme un personaje espléndido, al menos es entrañable y destaca en un elenco en el que todo lo demás son estereotipos (iba a matizar algo lo de "todo lo demás", pero me he puesto a pensar y... sí... no hay otro personaje aparte de Mate que no sea un estereotipo en un grado u otro). Eso sí, dentro de estar llena de tópicos, está bien llevada y entretiene, sí, pero poco más. No es para nada lo que esperas cuando acudes a Pixar, desde luego.

    Sobre lo del extraño mundo de coches... bueno, aquí debes tener en cuenta que esta película será lo más infantil de Pixar. Está hecha para niños que no se van a hacer muchas preguntas. En cuanto un adulto se pone a verla, por mucho que quiera desactivar su cerebro durante el metraje, en cuanto se tropiece con el concepto de (por ejemplo) coches macho y coches hembra va a empezar a ser asaltado por cuestiones impertinentes que empañarán mucho su disfrute de esta peli.

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