lunes, 3 de marzo de 2014

Senderos de gloria (1957)



“Enhorabuena, coronel, sus hombres han muerto realmente bien.”

Kubrick es uno de los mayores genios de la historia del cine. Creo que no habrá alguien que lo niegue. Yo, que he tenido mis más y mis menos con él (ya sabéis cuán poquísimo me gustó su póstuma Eyes Wide Shut), lo tengo en mi top 5 de directores de forma creo que irrebatible, y son muchos los que le consideran uno de los mejores directores del celuloide. ¿Por qué? Por películas como esta.

Senderos de gloria es Kubrick en toda su magnitud. Es una cinta que destila buen hacer de cine a cada plano. Es una película potente, impactante, que se desarrolla con una fuerza increíble y que tiene un trasfondo maravilloso. Que destaca en todos sus aspectos y que no flojea en ningún momento. Es la película que todos desearíamos hacer.

Curiosamente, a pesar de ello, es una película que nadie quería hacer. Desde el principio tuvo bastantes problemas, y hasta que la estrella de la cinta, Kirk Douglas (con quien luego Kubrick tendría monumentales broncas, porque los dos egos de estos señores eran casi tan grandes como su talento), no cogió las riendas de la cinta y convenció a United Artists, el proyecto parecía abocado. Incluso después tuvo problemas para estrenarse en muchos países.

¿Por qué? Porque en una época en que la Guerra Fría era ya una clara realidad (Eisenhower acababa de llegar al poder), no estaba especialmente bien vista una cinta con un mensaje antibelicista tan marcado como lo tenía esta. Y porque en Francia no sentaba demasiado bien la visión que se daba de su Ejército en la Primera Guerra Mundial (Francia nunca ha sido muy de reconocer errores históricos, me parece a mí); es más, por esos motivo estuvo prohibida en Francia y España durante mucho tiempo.

Demos gracias, sin embargo, a que la película pudiera realizarse, porque la trama es demoledora. Basada en un episodio real de la guerra que asoló Europa entre 1914 y 1918, narra la historia de un asalto fallido a una posición alemana, que supuso una catástrofe para la moral y la reputación del Ejército francés (y dejó un gran número de bajas). Tras ella, el general al mando exige un escarmiento que consistirá en la ejecución de varios hombres elegidos al azar (y por tanto, inocentes), que serán fusilados, acusados de cobardía ante el enemigo.

En este contexto, el foco de la narración no son los tres hombres a los que se fusilará, sino su superior, el coronel Dax, que trabajaba de abogado en su vida civil y que intentará por todos los medios salvar la vida de sus soldados. Así, al final todo se resume en la lucha de la razón humana contra la barbarie y la inutilidad de la guerra.

El trasfondo, más allá de la ya potente historia que centra la cinta, es muy duro. Estamos en 1917, con tres años de guerra a las espaldas del continente, y todo lo que se ve es sucio, oscuro, desolado... Los soldados apenas si son fantasmas que pasean por la pantalla, muchos están enfermos (impagable el momento en que el general Mireau se topa con un hombre que tiene neurosis de guerra y manda que lo encierren porque niega que tal enfermedad exista), y la moral está por los suelos. Es un retrato crudo y sucio de la barbarie de la guerra, que apoya ese mensaje de claro antimilitarismo que, a medida que avanza la película, no hace sino reforzarse.

El ritmo es de matrícula, con un suspense ejemplar. Decía en mi última crítica, de El coloso en llamas, que no había envejecido del todo bien porque el ritmo era demasiado lento, y el suspense, aunque bueno, tenía altibajos: aquí cada plano deja en tensión al espectador, con un ritmo pesado, sí, pero no lento, y que se va desarrollando de forma ominosa cuando se va acercando el final. Kubrick juega con el espectador para cambiar hasta tres veces la conclusión previsible de la cinta, y ese es otro de sus grandes aciertos (la productora contaba con un final mucho más feliz que el que se nos muestra).

Ese ritmo lo apoya también un apartado fotográfico fabuloso, donde se nota la mano de Kubrick en cada plano. Hay secuencias que son demoledoras, como los travelling de las trincheras, o la imagen de los hombres que se acercan al lugar donde serán ejecutados, mientras una banda sonora con ritmos cadenciosos y pesados permite que se vaya deslizando la escena. La banda sonora es quizás lo único que no es sublime (eso y que a la mitad de los actores no se les entiende), pero cumple más que de sobra y en algunos momentos es realmente emblemática.

El apartado de actuaciones y aparte de que como comento cueste una barbaridad entender a los actores y casi ninguno parezca francés, es excelente. Me encantan Adolphe Menjou como Broulard, George Macready como Mireau, y Ralph Meeker como un inmenso soldado Paris, así como la breve pero intensa aparición de Christiane Harlan, aunque el verdadero gigante es, claro, Kirk Douglas, que realiza una de las mejores interpretaciones de su carrera. Inmaculado.

La película no tuvo un gran éxito comercial, aunque las críticas la ponen a menudo como una de las mejores cintas del director (de hecho, tras verla estuve discutiendo con algunos... y aunque a mí me gustan más Espartaco o 2001: una odisea en el espacio, si lo pienso fríamente, dudo que pueda afirmar que son mejores), y supuso una de las últimas películas de su primera etapa, en blanco y negro (que por cierto, apoya mucho a la imagen y el tono general de la historia), antes de que comenzara a realizar sus cintas más legendarias.

Sin duda, algo imprescindible, tanto en el género como en la filmografía de Kubrick.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: la historia, la fotografía, el guión, las actuaciones, el trasfondo... Todo, básicamente. Y que se centre en un episodio más olvidado del siglo XX como es la Primera Guerra Mundial, que siempre anda por detrás de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Vietnam.

LO PEOR: me resulta casi imposible encontrarle algún fallo. Odio no entender a los actores la mitad del tiempo, pero es que en aquella época hablaban así todos (John Wayne sentó cátedra al respecto), y creo que la banda sonora es mejorable, pero ninguna de las cosas desmerece a la película.

NOTA: 10/10. Lo he pensado durante bastante tiempo. Iba a dejarla a las puertas de la matrícula, pero al final he decidido dársela. Es una cinta que además de ser prácticamente perfecta en todos sus aspectos, y realmente excelente en muchos de ellos, tiene un increíble trasfondo y un mensaje inmortal. Casualmente, solo le he dado a una película en toda mi vida el 10, y era Platoon (hoy en día no sé si se lo daría), que al final tiene un mensaje bastante similar.

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2 comentarios:

  1. Una de las películas de mi vida. Genial análisis, caribú, aunque a mí la BSO no me parece gloriosa (véase en los créditos del principio) sí que me encanta la ambientación con el ruido de tambores de fondo para crear una tensión bárbara. Mil gracias por darle la matrícula, pocas películas se la merecen, pero esta es una honrosa y maravillosa excepción.

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  2. No puedo añadir nada más. Película totalmente redonda, que no ha envejecido ni un ápice y que muestra a la guerra y la incompetencia de los mandos durante la I Guerra Mundial de forma fehaciente. Bravo por la crítica.

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