martes, 18 de marzo de 2014

Largo domingo de noviazgo (2004)



“Como nos han condenado, ya no tendremos que esperar a que acabe la guerra, podré volver a casa después de la ejecución”

Decía hace pocos días por aquí que con el tiempo he aprendido a apreciar y a querer el cine francés, a pesar de que siga estando muy lejos de mis escuelas de cine favoritas (me gustan más la alemana, la japonesa, la británica...). Y sin embargo, a pesar de ese aprecio, sigo sin saber muy bien qué pensar de Jean-Pierre Jeunet, considerado uno de los mejores directores franceses del cine reciente. Capaz de cosas preciosas y cargadas de personalidad como Amélie... y de truños repugnantes (literalmente) como Alien: resurrección.

Y en Largo domingo de noviazgo, la verdad, es que aún no sé si me termina de convencer. Llevo dos semanas dándole vueltas a la crítica y continúo bastante indeciso: es una cinta irregular, con aspectos absolutamente sobresalientes, y otros que la hacen flaquear de forma (al menos a mis ojos, pues es una cinta tan personal que resulta imposible analizarla objetivamente) bastante peligrosa.

La trama, per se, me parece de un enorme interés. En la Primera Guerra Mundial cinco soldados se mutilan de forma voluntaria para poder huir del frente, pero son descubiertos y condenados a morir en una trinchera conocida como “Bingo Crepúsculo”. Sin embargo, nadie sabe exactamente qué ha ocurrido con los soldados... por lo que Mathilde, la novia del más joven de ellos, se lanza a intentar descubrirlo, convencida de que su prometido aún sigue vivo.


El inicio de la película es sencillamente espectacular. La fotografía recrea una ambientación genial en la que el espectador se ve inmerso desde el primer instante, y la forma de presentar a los cinco soldados, con una voz de narradora (que continuará toda la cinta) desgranando los hechos, hacen que goce de un gran atractivo instantáneo, ganándose al público.

A partir de ahí, las cosas no hacen sino mejorar, a medida que acompañamos a Mathilde en su búsqueda de la verdad, descubriendo cómo se ha echado tierra sobre aquel episodio, y cómo tampoco es la única interesada en descubrir lo que pasó (o en encubrirlo), peligrando su vida en más de una ocasión.

Sin embargo, es debido a ello donde encontramos el que para mi gusto es el primer problema de la cinta. Salvable, sí, pero aún así un tanto problemático: la confusión. La película transmite a la perfección la frustración y las trabas que se ponen a la búsqueda de Mathilde, así como su constante confusión cuando no sabe dónde continuar investigando. Si bien es cierto que eso logra acercar al espectador mucho al personaje principal, no termina de convencerme en la medida en que la mayor parte del tiempo me sentía como cuando vi El topo: estaba tan perdido como los personajes principales, y llegó un momento en que dejó de importarme lo que ocurría.

Aquí es verdad que no dejan de importarme los personajes en ningún momento, pero es debido a su buena construcción, la simpatía de que gozan la mayoría, la aversión del resto, y en general unas actuaciones sobresalientes en todos ellos: Gaspard Ulliel, Jérôme Kircher, Clovis Cornillac... Especialmente geniales están Dominique Pinon (como tío de Mathilde), Audrey Tautou (como la propia Mathilde), Jodie Foster (como Élodie) y la inmensa Marion Cotillard (como Tina Lombardi), que se come la pantalla.

A ese buen desarrollo de los personajes ayuda además un guión muy bien desarrollado con saltos constantes entre el presente y flashbacks que van presentando la historia desde diferentes puntos de vista, de manera magistral (y que la cierran de forma muy acertada, a mi entender al menos). Ese buen guión, sin embargo, lo destroza el mayor problema de la película: su ritmo. Largo domingo de noviazgo no tiene un ritmo lento, sino un ritmo pesado, denso, que cansa al espectador y se recrea demasiado en detalles, como a Jeunet le encanta hacer. Pero si en Amélie ese recreamiento triunfaba, aquí sucede todo lo contrario, y se convierte en uno de los problemas principales para digerir la cinta.

Por otra parte, también es verdad que en ciertos momentos, y aprovechando aquí la excusa de la brutalidad de la guerra, Jeunet hace gala aquí de aquello que más me disgustó en Alien: resurrección, y que tan bien parece dársele a algunos directores franceses (a Mathieu Kassovitz y su Los ríos de color púrpura me remito): la capacidad para dar asco y ser realmente visceral en algunos momentos, algo que destroza cualquier aspecto de belleza que haya sido mostrado anteriormente en la película.

Más allá de ello, el apartado técnico es excelente. La música es una delicia a cargo de Angelo Badalamenti (inmortal compositor de Twin Peaks), y se combina con una fotografía preciosa que hace las delicias del espectador, y que ayuda a lograr una emotividad muy destacable a medida que va avanzando la película.

Después de este análisis, ¿me convence la película? Aún no sé decirlo. Tiene todos esos elementos que convertían a Amélie en un clásico, y que me encandilaron en una cinta que no esperaba que me gustara. Sin embargo, el resultado final me parece menos pulido, menos perfecto, menos personal y original... Supongo que tal vez me esperaba demasiado.

Merece la pena echarle un vistazo, cuando menos.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: la personalidad que destila especialmente en su aspecto artístico; el buen desarrollo del guión y las actuaciones, así como los primeros minutos de película.

LO PEOR: el ritmo, que a veces resulta excesivamente confusa o frustrante, y lo asqueroso (de nuevo literalmente) de algunos momentos en la guerra.

NOTA: 6,75/10. Tiene demasiadas cosas que me tiran para atrás como para darle más nota... aunque es muy probable que se la merezca. Como siempre, sabéis que estas valoraciones finales son muy subjetivas.

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1 comentario:

  1. Yo le pondría algo más de nota. Pero la losa del ritmo es muy pesada. Buena crítica y que empieze el debate.

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