“Prefiero ser un
cerdo a ser un fascista”
Hablamos
mucho en este blog (tal vez demasiado... o no, porque nunca es demasiado) de
Studio Ghibli, y más concretamente de Hayao Miyazaki. Un director que, como ya
he/mos intentado explicar a menudo tiene una forma de hacer cine muy especial,
muy alejada de la animación de Disney y de la que, en buena medida, beberán
otros grandes como Pixar o Dreamworks, pretendiendo una animación más para
todos los públicos, y que esté al nivel de cualquier película live action. Y que, ya de paso lo diré, merecía un segundo Oscar antes de retirarse (ya fuera por Se levanta el viento o por cualquier otra cinta suya).
Y
la verdad es que, hasta ahora, Miyazaki no me ha decepcionado nunca en esa
meta, y tampoco lo hizo el otro día mientras veía Porco Rosso, a pesar de ser una de las cintas más flojas que
recuerdo del cineasta nipón. Quizás por ser una obra temprana (aunque ya he
visto tres más tempranas que esta, y solo hay una que me guste menos) y
anterior a sus obras cumbre, o quizás simplemente porque el aspecto es más
infantil y no parece tan trabajada como en otras cintas.
Que
no engañe, sin embargo, ese aspecto que tiene a priori. Aunque parece más
ingenua que otras, la historia de Porco es quizás una de las más adultas en
cuanto a trama que encontramos en todo Miyazaki: un aviador italiano de la
Primera Guerra Mundial sufre una extraña maldición que lo ha convertido en
cerdo, lo que le lleva a dedicar su vida a ser un cazarrecompensas en busca de
los piratas del aire que infestan el Adriático.
Planteada
esa trama, la cinta se aleja por completo del tema de la guerra y, a pesar de
que lo tendría muy fácil, no plantea realmente un mensaje antibelicista como lo
harán cintas del calado de Laputa: el
castillo en el cielo, o La princesa
Mononoke. Es más, si algo se le puede achacar a la película en ese sentido
es un ensalzamiento de los pilotos de hidroavión, sin importar que estos sean
piratas, cazarrecompensas, o miembros del ejército.
Abandonado
por tanto ese planteamiento, la película se vierte en otras tramas más
“ligeras”: la búsqueda de los orígenes de Porco, su relación amorosa con Gina,
el conflicto de la piratería, la amistad con la joven Fio... y nada de ello
impide, al mismo tiempo, realizar un retrato de las costas del Adriático en los
primeros años del siglo XX, y pasar de puntillas sobre temas tan espinosos como
el auge del fascismo.
Y
digo pasar de puntillas porque, a diferencia de lo que suele hacer Hayao, aquí
no se presentan críticas reales, sino que se dejan muchas cosas a la
interpretación del espectador. Se ven, por ejemplo, a gran cantidad de mujeres
y niñas trabajando en la industria (en el avión de Porco, por ejemplo), pero a
ningún niño ni adulto... La ausencia de los adultos es fácil de explicar, en
una época de guerras, pero ¿y los niños? Se plantean cuestiones, se intuyen
detalles, pero nunca se explica la historia.
Lo
mismo ocurre con la propia transfiguración de Porco. Miyazaki juega con el
espectador en numerosas ocasiones, poniéndole en los labios la miel de la
historia tras el hechizo del protagonista... pero arrebatándosela después para
dejarle sin ninguna respuesta válida y con muchos interrogantes, en el que
probablemente sea uno de los finales más odiados de Ghibli. Y que a mí,
personalmente, me ha conquistado por completo.
Más
allá de todos estos aspectos, creo que es una de las películas de Hayao (al
menos de las que he visto, que son unas cuantas) que guarda menos puntos en
común con el resto de las cintas del director. No tenemos apenas esa tónica
antibelicista o naturalista que tanto abunda en su obra (subyace, pero de forma
muy sutil, en momentos como en los que Porco se niega a comprar bombas alegando
que no piensa entrar en ninguna guerra); no tenemos personajes cuya
caracterización se reitere (salvo en algunos piratas, o incluso escenas, que
recuerdan a El castillo en el cielo)...
El tono es en ese sentido más ligero, al carecer de un mayor trasfondo en la
historia, que es de corte más clásico y se limita a narrar historias inmortales
(el amor, el valor, la amistad) en un marco ligeramente fantástico.
Y
esa ligereza se refleja no solo en la forma de presentar la historia, y de no
profundizar excesivamente en ella, sino también en los personajes. Todas las
cintas de Miyazaki suelen mostrar a un personaje que parece ser malo pero luego
realmente no lo es (o viceversa), o bien a un villano que en realidad no lo es
tanto... Con la salvedad de Mi vecino
Totoro, donde directamente no hay villanos, y esta, donde juegan todo el
rato con el hecho de si los villanos lo son realmente o no... pero donde no hay
realmente ningún cambio profundo en los personajes.
En
cuanto al aspecto técnico, la fotografía es deliciosa en los paisajes del
Adriático, y los interiores (el bar, por ejemplo, o el taller), están muy
logrados. La grandeza visual no tiene nada que envidiar a cintas anteriores de
Ghibli, aunque quizás sí se vea superada por obras más recientes como El viaje de Chihiro, La princesa Mononoke, El castillo ambulante o la genial Arriety y el mundo de los diminutos. La
animación, en fin, es tan de primera línea como siempre.
El
apartado sonoro, por otra parte, es menos uniforme. El doblaje español es
aceptable, pero no destacable como en otras cintas del estudio. No tenemos una
abundancia de grandes voces, y en general los actores cumplen sin problemas (no
hay ninguno malo) pero tampoco destacan especialmente. Eso lo contrarresta, sin
embargo, una de las mejores bandas sonoras de Hisaishi que recuerdo, compuesta
con piezas muy diferentes entre sí pero realmente conmovedoras y pegadizas, que
suponen uno de los grandes aciertos de la producción.
Como
decía al principio, y dados todos estos aspectos... quizás me parece la cinta
más floja de cuantas he visto de Miyazaki. Solo pondría por debajo a Nausicaä del valle del viento y con
muchos matices: mientras que aquella tenía ideas fabulosas que solo tenía que
desarrollar mejor (y lo haría en sus obras posteriores), Porco Rosso es una película mejor realizada, pero que en general da
menos de sí en su trasfondo y desarrollo.
Recomendada,
claro, pero no una obra maestra como otras.
Allez-y,
mes ami!
Buenos días, y buena suerte.
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LO
MEJOR: la banda sonora y (para mí al menos) el final, así como el retrato de la
sociedad italiana de principios de siglo.
LO
PEOR: echo de menos un mayor trasfondo a una historia que podría prestarse
mucho a ello. Y el doblaje no termina de convencerme.
NOTA:
8/10. No es la mejor de Miyazaki (de hecho, es una de las que menos me gustan
suyas, y he visto todas salvo Nicky,
aprendiz de bruja), pero se defiende tanto como el resto con personajes
memorables y un entretenimiento increíble, que no pierde un ápice de la magia
del japonés.
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Esta es mi película favorita de Miyazaki, puede que no sea tan espectacular y Bigger than life como Chihiro, El castillo ambulante, tan poética como Totoro o Ponyo, tan épica como La princesa Mononoke ni tan aventurera como El castillo en el cielo; pero pese a ello creo que es la más madura e introspectiva, con unos personajes llenos de dobleces (esos piratas que pese a robar -y seguramente hacer cosas peores- siguen sintiéndose orgullosos de ser pilotos pese a haber sido repudiados del ejercito) o el retrato de la Italia (y por extensión, de Europa) de la época, con una crisis galopante que permitió el auge del fascismo en varios paises. Puede que parezca que apenas se profundice en el trasfondo de los personajes o la ambientación, pero creo más bien que Miyazaki prefiere dejarlo en los margenes, mostrándolo sin incidir en ello más allá de no necesario, pero transmitiendo la dificultad de la época y la fuerza de la gente que lucho por sobrevivir tomara el lado que tomara.
ResponderEliminarLa banda sonora es simplemente maravillosa y punto. Muchos compositores más famosos a nivel internacional matarían por conseguir parir una obra como esta.
A mí esta película me gustó bastante, me parece como un buen libro de aventuras de finales del XIX o principios del XX, con héroes de verdad, amor auténtico y honor incluso a pesar de la condición de pirata o exiliado del ejército. De todos modos tengo entendido que hay más material de Porco Rosso, en concreto el manga anterior, donde se explica todo. Para mí esta película claramente debería haber sido una serie, y Miyazaki debe opinar igual que yo porque se planteó hacer serie si Ponyo iba bien. Lástima que eso jamás vaya a suceder ya :(
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