viernes, 16 de marzo de 2012

Midnight in Paris (2011)



Os traigo hoy mi tercera crítica seguida que subo de una película estrenada en 2011. Menos mal que dije que apenas comentaría cosas estrenadas poco tiempo atrás, que si no… En fin, si bien es cierto que yo no suelo bajar películas, ni ir al cine, sí que veo la mayoría de las pelis en familia, y alguna que otra cae descargada de cuando en cuando. Y este mes ha sido el de ponerse al día: también he visto The Town, Ciudad de ladrones de Ben Affleck (que me pareció realmente buena), o Un golpe de altura, con Ben Stiller y Eddie Murphy (que tenía unos puntazos increíbles)… Pero bueno, como no me da tiempo, ni espacio en el blog, ni venia literaria, ni nada, para hacer una crítica de todas ellas, aprovecho brevemente para recomendaros ambas, porque la verdad es que a pesar de su reparto, que acostumbra a ser criticado, las dos son más que decentes.

Dicho esto, volvamos a (o empecemos con) Midnight in Paris. Lo primero que tengo que decir es que no soy especialmente fan del cine de Woody Allen. Me parece un director maravilloso, sí, pero mal que me pese hasta la semana pasada solo había visto una de sus películas La rosa púrpura del Cairo, una comedia delirante, agudísima y con un guión impresionante, que me hizo comprender por qué se le tiene tanto amor a este señor en el mundo del cine. Y si bien Midnight in Paris no me pareció tan buena como la otra, a pesar de su reciente Oscar al Mejor Guión Original, he de decir que me maravilló.

Para que veáis lo que me cuesta apreciar una película como esta, tengo que decir que los franceses, por regla general, me caen mal. Me parecen bastante pijos y su acento me recuerda al catalán, que no soporto (la que me va a caer por decir estas cosas). Ojo, no estoy hablando de la gente en sí, estoy hablando del estereotipo francés, que no se deja de ver en la película en más de una ocasión. París tampoco me parece una gran ciudad, la verdad, el Madrid de los Austrias me parece infinitamente más bonito. No me gustan las historias románticas, a no ser que acaben muy mal. Y por último, estoy harto de ver a Marion Cotillard haciendo de sí misma, esto es, de belleza francesa con aires de artista (y estoy harto de esos papeles porque es una actriz, además de guapa, magnífica actriz; no hay más que verla en Origen o, sobre todo, en La vida en rosa, que le hizo ganar un Oscar, aunque en ambos casos haga también de francesa). Como veis, le pongo no pocas pegas al planteamiento inicial de la película.

Por otra parte, juega a su favor el hecho de que Owen Wilson sea un actor que siempre me ha caído bastante bien, desde que le vi haciendo de vaquero en Noche en el museo, y que creo que está bastante infravalorado. Por otra parte, la fotografía de la película es preciosa. Y por último y más importante, el guión es de Woody Allen. Y tiene un Oscar.

Eso es solo el planteamiento inicial. Metidos ya en escena hay unas cuantas cosas que desconciertan bastante. El plano secuencia inicial mostrando la ciudad de París mientras suena el tema central de la película se eterniza durante ni más ni menos que tres minutos y medio. Luego, fundido a negro y créditos de la película… siguiendo el estilo de créditos de cierre. Lo siento, pero creo que empiezo a perderme.

Y llega la acción y la cosa no mejora. Diálogos rápidos, que rozan a menudo el surrealismo y se alargan más de lo necesario mientras te presentan la historia de Gil Pender (Owen Wilson), un guionista de Hollywood que pretende instalarse en París, darse a la vida bohemia y escribir literatura de verdad, cosa que no hace mucha gracia a su prometida Inez (Rachel McAdams), que quiere volver a EE.UU. Típicas escenas de comedia romántica, con peleas en pareja, celos y envidias, los padres de ella dando vueltas por ahí… Nada fuera de lo común.

Una noche, después de una considerable borrachera, Gil se sube a un coche que le lleva directamente al lugar que él siempre había soñado conocer: el París de los años 20. Allí conoce a Zelda y Scott Fitzgerald, a Ernest Hemingway y a infinidad de intelectuales y artistas de la época. Al día siguiente, cuando intenta volver a esos años 20, parece que no lo consigue y… hasta ahí puedo contar sin destripar nada. Pero ya vais servidos.

La ambientación, diferenciada según cada época, es maravillosa y, aunque la música sea horrible y repetitiva hasta la saciedad, lo compensa la ya mencionada fotografía, ya sea de los radiantes días del París actual, ya de las noches bohemias y juerguistas de los años 20. Los personajes, sencillamente insuperables. Cada vez que aparecen Hemingway (Corey Stoll) o Dalí (Adrien Brody) me bebo sus palabras, porque son sublimes.

El final… Bueno, como todos los finales, siempre se les pueden poner pegas. Es una comedia romántica, así que ya sabes, más o menos, lo que te puedes esperar. Eso sí, hay un giro un tanto imprevisible del que no te percatas hasta el final, y que le da bastante color a la película.

La fórmula funciona, desde luego. Aunque haya algunas partes que se alargan demasiado, tópicos ya muy trillados, o diálogos excesivamente duraderos y un tanto estúpidos, la película cumple lo que promete y más. Desde luego, se nota la mano que la dirige.

Altamente recomendable, sin duda. Y aunque no lo mejor de Woody Allen, sí de lo mejor del cine del último año.

Allez-y, mes ami!

Buenas tardes, y buena suerte.

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LO MEJOR: el trio inseparable de diálogos-personajes-referencias de los años 20. La proverbial mala leche de Hemingway (que sin embargo es un tío bastante majo) está reflejada a la perfección. Me quedo con la escena en la que Gil Pender le cuenta su historia a Man Ray, Buñuel y Dalí. Las reacciones son brutales: “Veo… una fotografía” dice el señor Ray; “veo una película” afirma Buñuel. Y el maestro, el surrealista inigualable y sin parangón, Dalí, después de unos momentos pensativo, contesta con un rotundo “pues yo veo… ¡un rinoceronte!”. Magníficamente delirante.

LO PEOR: como ya he dicho, hay diálogos que se alargan demasiado y caen en el absurdo más estúpido. Y el personaje de Marion Cotillard, aunque ella no lo hace mal, me parece bastante superfluo, se le podía haber sacado mucho más jugo.

VALORACIÓN: 8,5/10. Como ya he dicho, no soy especialmente fan del cine de este hombre, pero lo poco que he visto me gusta. Y Midnight in Paris tiene elementos que solo puedo definir con una palabra: maravillosos. El Oscar merecido, desde luego.

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2 comentarios:

  1. ¿Ves? No tenía ni idea de qué iba la película, pero has conseguido abrirme el apetito. Bien hecho.

    Por cierto, ciertas fuentes me piden que hagamos una crítica de "El Padrino" en su 40 aniversario. Si la quieres hacer tú, te la cedo; si no, la vuelvo a ver (que no la tengo muy reciente), y la escribo yo (se me están acumulando...).

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  2. Esta bien la peli, bastante bien, y eso a pesar de todas las pegas que tenía al principio.

    "El Padrino"... Buff, no muy reciente la tengo, y no sé si atreverme. Casi que prefiero que te dediques tú a ella, no es ningún secreto quién de los dos maneja mejor aquí xD

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