El topo (2011)

Cuando veo películas como "El topo", me pregunto si realmente cualificado para estar en este blog. Como ya sé que la respuesta es no, y ya lo sabía cuando empecé, aquí sigo, aguantando las posibles críticas a mi capacidad intelectual que pueden derivarse del presente artículo.

El caso es que "El topo", la primera obra mainstream del sueco Tomas Alfredson (que ya tuvo un enorme éxito con la versión original de "Déjame entrar"), no me ha gustado. Las razones son variopintas, pero antes de adentrarme en ese tema, prefiero explicar un poco del argumento.

Y aquí empieza el primer problema: no tengo ni idea de lo que está pasando en la película ni la mitad del tiempo. Esto puede deberse a varias cosas: a mi limitada inteligencia (cosa en la que no entraré, pero mi compañero probablemente negaría), a que está hecha deliberadamente así o a que la ví un viernes por la noche con todo el peso de la semana sobre mis espaldas.

Con la ayuda de la Wikipedia y de cierto amigo que me intentó hacer creer que la película era muy simple y me explicó lo que ocurría, voy a resumir la trama: hay un topo en la Inteligencia Británica, que está pasando información a los rusos. Y George Smiley (Gary Oldman), retirado tras un escándalo en una operación, es el único que puede descubrir su identidad. Ayudado por Sherlock Holmes. Bueno, el tipo que hace de Sherlock Holmes (Benedict Cumberbatch) en la serie de la tele.

Hasta ahí todo bien. Los problemas llegan en todo lo que viene siendo el nudo de la película: la investigación en sí a los peces gordos de la agencia, entre ellos Haydon, interpretado por Colin Firth, que además está teniendo un romance con la mujer de Smiley.

Entre tanto, tenemos historias varias sobre un agente que descubre información importante en Estambul pero que es perseguido por traición, y la de otro agente reconvertido a profesor que disfruta de alegres charlas con un niño gordo (esto no es tan estúpido como quiero hacer que parezca).

Ahora que lo pienso, la historia es genial, y el mérito lo tiene obviamente John Le Carré, autor de la novela en la que se basa la película. Pero está contada de una forma tan confusa, tan complicada que exige toda la atención del espectador.

Y así llegamos a otro punto débil: no consigue enganchar en ninguno de los 127 minutos que dura. Miras a la pantalla, con los ojos entrecerrados, la mano apoyada en la barbilla, mientras Gary Oldman nada en un lago en ropa interior. No puedo decir tampoco que se haga larga, pero no consigue despertar interés.

Y si ya es difícil enterarse de algo cuando están hablando, media película transcurre entre gestitos y miradas, como "The Artist" pero en versión espías. Puede que haya contribuido a mi confusión que el principio de la película lo ví en inglés, y que el acento inglés de John Hurt sea excesivo para mis oídos desentrenados, pero en general hablan poco.

Lo que no quita para que el reparto esté fantástico, aunque no esperaba menos de tales nombres: Oldman, Firth, Hurt... Pesos pesados, todos ellos. Y me alegró que nominaran a Oldman al Oscar (aunque estando Fassbender o DiCaprio por ahí, tal vez fuera excesivo), por primera vez, aunque parezca mentira.

Al menos, me consuela no ser el único al que la película no encantó: algunos críticos opinan que es demasiado liosa y que para terminar de comprenderla hay que leer el libro. Si era eso lo que usted quería, señor Le Carré, lo ha conseguido: voy a leerlo.

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LO MEJOR: Las interpretaciones, como he dicho, son buenas. Además, un fanático de "Sherlock" como yo valora la presencia de Cumberbatch, aunque cada vez que aparecía me entrara una risilla al verle tan raro con respecto a su personaje en la serie (sí, soy idiota).

LO PEOR: El argumento está tan enmarañado que hay que verla más veces, y no creo que te queden ganas después de haberla visto la primera.

VALORACIÓN: 4.5/10. Creo que esta es la nota más baja que he dado a cualquier cosa en cualquier blog. Tengo que hacerlo más a menudo.

TRAILER:
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