viernes, 29 de julio de 2016

Focus (2015)




Esto trata de distracción. Sobre el foco que tenga la otra persona. El cerebro es lento y no tiene multitarea. Toca aquí y coge esto por ahí.

Una de las estrellas de este verano va a ser la australiana Margot Robbie. Conocida sobre todo por su papel como la sensual esposa de Leonardo Di Caprio en El Lobo de Wall Street. Ya demostró en esa película que su papel no solo era desnudarse sino que también era capaz de robar alguna escena a Leo en una de sus mejores interpretaciones de la carrera del ya oscarizado actor. Este verano la veremos en la cartelera dos veces, una encarnando a Jane en la nueva versión de Tarzán y otra asumiendo el papel de Harley Quinn donde, solamente por lo visto en los trailers, ha llamado poderosamente la atención.

Ya el año pasado se consolidó en Hollywood en un film sobre estafadores junto a otro de los miembros del Escuadrón Suicida: Will Smith. Y vuelve a demostrar que no solo sirve para lucir palmito y pasearse en bikini. Puede ser capaz de aguantar un cara a cara a tipos de talento contrastado.

Nick es un estafador veterano y se sabe casi todos los trucos del negocio. Una noche deslumbra a Jess, que ve que es solo una aprendiz a su lado y pide que le enseñe. Todo va bien hasta que Nick se da cuenta que empieza a sentir algo demasiado fuerte por su compañera y la abandona. Tres años después Nick se mete en un negocio con uno de los magnates que controlan las escuderías de Fórmula Uno y descubre para su sorpresa que Jess se interpone en su camino.

Ya de primeras el argumento parece demasiado trillado y poco original. El veterano sin corazón que se enamora de su joven aprendiz y luego se reencuentran en Buenos Aires porque sí. Los directores y guionistas son Glenn Ferrara y John Requa, y tratan de hacer una película fresca en base de la química de sus personajes, los trucos, engaños y el humor. En ocasiones lo consiguen.


Focus no es mala película. De hecho el arranque es bastante bueno. Los 45 primeros minutos son notables. El guión tiene muchos momentos divertidos y los trucos de Nick para estafar funcionan bastante bien. La mejor escena de toda la película engaña a todos los espectadores, a su acompañante y a su presa claro está en la Superbowl. El problema viene en Buenos Aires que es donde el guión se vuelve bastante irregular. Alguna vez sorprende con un buen golpe pero hasta el final, que es cuando regresan los engaños de Nick, la película no consigue remontar. Esa parte contiene bastante momentos de comedia romántica que resultan bastante pobres.

Sobre todo porque la principal característica de los personajes es que son unos mentirosos. De hecho el espectador no sabe de verdad los trucos que se han hecho mutuamente. Una comedia romántica donde los protagonistas no se dicen nunca la verdad tiene muchas dificultades para conseguir la empatía del público. Se podía haber aprovechado mejor la película siendo un thriller de engaños puro hasta el final del metraje.



No es culpa de los actores que son los principales puntos de interés. Will Smith vuelve a dar una lección de carisma y de chuleta como tantas veces nos ha dado en su ya extensa carrera. Como ya hizo en alguna escena de Hitch, el seductor, reafirme que solo hay un Príncipe en Bel Air.

Pero quien de verdad se come la película es Margot Robbie. Pocas personas pueden robar planos a Will Smith. Lo hace no solo seduciendo a la cámara sino demostrando una vis cómica que no habíamos visto hasta ese momento. 
 
Los secundarios no dan para mucho excepto en unas cuantas escenas cómicas de mal gusto sobre gordos, mierda y pollas – todo muy Adam Sandler – pero destacaría a Rodrigo Santoro – Jerjés en 300 – y el actor televisivo Gerald McRaney que también se atreve a robar unas cuantas escenas a Will Smith en el tramo final.



Otros detalles que son de obligada mención es el cuidado en el vestuario y la banda sonora con canciones de rock clásico que consiguen ser parte de la película, especialmente Sympathy for the Devil de los Rolling Stone.

Focus no es una gran película pero a ratos consigue entretener al espectador mientras duren los trucos. Un guión irregular la lastra demasiado a pesar del esfuerzo y la gran labor de su dúo protagonista.

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¿Tengo que ver esto?: No necesariamente, pero tampoco es una perdida de tiempo.

¿Cuál es el mejor momento?: Los primeros 45 minutos. Especialmente el momento de Sympathy for the Devil

¿Dónde debería ver esto?: En el paddock de Formula Uno o en el palco VIP de la Superbowl.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Siendo dos películas muy distintas , recomendaría Amor a quemarropa.


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