Mi
nombre es Lee Gates, el programa es Money Monster. Sin riesgo, no hay
recompensa. ¿Debo vender ¿Debo invertir? Échenle pelotas.
La
crisis económica provocada, entre otros factores, por la estafa
perpetrada por bancos y diversas entidades financieras es un hecho
que el cine tenía que reflejar. Martin Scorsese rodó el viaje de
drogas y vicio desenfrenado que vivió Jordan Belfort - interpretado
de forma magnífica por Leonardo Di Caprio - en El Lobo de Wall Street. Otra obra mucho más rigurosa aunque también
transgresora, con escenas donde Margot Robbie te explica las complejas
clausulas de las hipotecas en un jacuzzi, fue La Gran Apuesta.
Money
Monster pretendía incorporarse a ese club de películas sobre la
crisis que impactan en el gran público debido a recursos narrativos
atípicos. Por ejemplo, ver a George Clooney boxeando como Rocky para
dar comienzo a su programa sobre economía. La película consiguió
llamar bastante la atención cuando se estrenó pero se ha ido
difuminando durante su paso por la cartelera. Posiblemente porque ver
a Clooney como presentador teatralizado es un potente
punto de partida, pero luego tienes que profundizar. Money Monster
se queda en la superficie y se convierte en un producto del montón
capaz de entretener pero sin resultar soberbia.
Lo
que pasa a continuación es fácil de adivinar: tensión en el plató,
los SWAT cercando el edificio, una breve, rápida y precipitada
investigación periodística sobre la estafa y conversaciones con el
sujeto armado para razonar mientras él se erige como
portavoz de quienes se han arruinado. Todo resulta bastante típico,
poco original y una colección de estereotipos. Es un film bien
ejecutado pero simple y sin nada nuevo que decir que ya no sepamos.
Ese es su mayor problema. No hay nada soberbio, no hay nada
sobresaliente que se nos quede en la memoria.
Eso
no significa que sea una mala película. Jodie Foster - que ya había
hecho sus pinitos en películas independientes y en capítulos de
series como House of Cards u Orange is the New Black –
consigue rodar un film solido y sin excesivas bajadas de tensión
y de ritmo. La falta de profundidad en la trama y en los personajes
se debe más al guión estereotipado que a su labor como directora.
Los
personajes son bastante planos y arquetípicos.: el presentador
desvergonzado, el chico que ha perdido todo, la realizadora
preocupada por el presentador, la policía o el empresario villano.
Ninguno es un personaje realmente reseñable y echo de menos más
sagacidad en la realizadora, interpretada por Julia Roberts, y más mala
hostia en el chaval que se ha colado pegando tiros, al que da vida Jack O'Connel. El más
salvable es el presentador. No por el guión - de hecho su cambio de mentalidad es demasiado forzado - sino por el carisma de
George Clooney. Las interpretaciones son bastantes solidas y cumplen.
El
problema del guión es que destaca más por un par de exabruptos, como los numeritos de Clooney, que
por el verdadero contenido. Ya sabemos que nos han estafado, ya
sabemos quienes son los malos y ya sabemos que el periodismo está
ignorando bastante el tema. Todo lo que nos dice ya lo sabemos,
aunque conviene recordarlo. Pero no vemos nada nuevo que diferencie
del montón más allá de su reparto.
En
definitiva, tenemos una película buena y aceptable pero en modo
alguno soberbia. Mucho ruido y pocas nueces para mi gusto. Se queda
demasiado en la superficie y no se decide a profundizar más.
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¿Tengo
que ver esto?: No pierdes nada
si no la ves pero tampoco si la ves.
¿Cuál
es el mejor momento?: Los momentos de Clooney.
¿Dónde
debería ver esto?: Gritando
“aquí manda mi polla” con una pistola en Wall Street. O en el
Ibex.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: El
Lobo o La
Gran Apuesta.
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