lunes, 22 de junio de 2015

Jurassic World (2015)


"La clave para una vida feliz es aceptar que nunca tienes el control"


Cuando el otro día salí de la sala de cine después de ver Jurassic World, no podía entender mi felicidad. En serio. Tiene mucho mérito que una película con un guion menos creíble que un discurso de Esperanza Aguirre haya sido capaz de petarlo mucho en taquilla, obtener críticas notables y hacer disfrutar de lo lindo a los exigentes fans de la saga.

Esta vez, Spielberg no ha estado detrás de las cámaras, si bien ha tenido mucho que ver en el resultado final del producto. La cuarta entrega de la saga de dinosaurios más famosa del séptimo arte se ha convertido por méritos propios en la mejor de las secuelas, sin alcanzar ni de lejos a la mítica original, pero sí aportando detalles propios que la hacen irresistible y muy recomendable para todo aquel que quiera pasárselo bien en el cine, le gusten o no los dinosaurios.



Del argumento no podría sacar algo coherente ni con calzador, pero acaba volviéndose tan absurdo que incluso resulta divertido. El parque de reptiles gigantes más famoso ha vuelto a abrir sus puertas, pero esta vez convirtiéndose en un gigantesco parque de atracciones, donde pequeños y mayores pueden interactuar con los monstruos del pasado gracias a las nuevas tecnologías y al capitalismo salvaje. Hasta ahí, todo muy estúpido, pero tampoco demasiado ateniéndonos a la dinámica de la saga. ¡Diablos, también la primera se pasaba las leyes de la biología por el forro de los cojones! El problema es que aquí, todo es muy, MUY exagerado.

Y si te pareció rematadamente absurdo ver a Chris Pratt domando velocirraptores en el tráiler... prefiero no hacer ningún spoiler para quien no haya visto la peli, pero la imaginación de los guionistas es poderosa. Y gilipollesca, si se precia. Pero vamos, que si os parecía medianamente coherente que en la original el malo quisiese hacerse rico a costa de montar un circo de dinosaurios, aquí la cosa se mueve en un terreno con menos pies y cabeza que los peces del Manzanares: hay malvadas corporaciones a las que (no me puedo creer que vaya a soltar esto) QUIEREN USAR A LOS DINOSAURIOS COMO ARMAS EN CONFLICTOS BÉLICOS. Ahora vas y lo cascas.


Por lo demás, vuelven los típicos hermanos insufribles como uno de esos muchos guiños nostálgicos a la original. Salvo que éste no acaba de funcionar bien, porque son imbéciles como ellos solos. Esta vez, sus irresponsables padres les envían al parque para que su tía Claire (Bryce Dallas Howard) pase algo de tiempo con ellos, como una familia y tal. Sí, también aquí hay mucha mierda sentimental que no nos importa un cojón (te estoy mirando a ti, Jurassic Park 3), aunque cuando vemos a los bichos, lo demás da exactamente igual. Simon Masrani (Irrfan Khan) es ahora el multimillonario magnate que controla la isla tras la muerte de John Hammond, y como podéis imaginar, su proyecto de crear un híbrido hembra modificado genéticamente acaba saliendo muy, pero que muy mal. Será entonces cuando entrará en acción Owen Grady (Starlord) para salvar la situación y, como no, a los dos hermanos que se han metido en líos porque "explorar sin hacer caso a las advertencias de peligro es muy divertido".

Entrando en harina, y siendo todo lo honesto que he podido ser hasta ahora, las sensaciones, a pesar de todo, son increíblemente buenas, tanto para los seguidores de la saga como para los escépticos o exigentes. Jurassic World va a lo que va, al entretenimiento puro y duro. Sus dos horas pasan volando, el dinosaurio asesino gigante (o Indomitus-rex, como se le ha bautizado) es la cosa más acojonante que recuerdo desde el mítico T-rex de la original, y los continuos homenajes a Jurassic Park son tan brillantes como efectivos.


La música de Michael Giacchino no es la de John Williams, evidentemente, pero se han querido conservar los fragmentos más míticos de la partitura original para erizar los pelos del espectador más de una vez. Los efectos de sonido de las armas y los rugidos de los dinosaurios son realmente bestiales, y ganan enteros en la gran pantalla.

En lo referente a los efectos especiales, Jurassic World impresiona desde el minuto 1: los dinosaurios por CGI, si bien rompen el encanto de las maquetas típicas de la saga, están muy bien hechos, y el Indomitus-rex tiene un diseño aterrador e impecable, lo que unido a sus super-poderes sin puto sentido científico-biológico lo hacen un lagarto implacable y con muy mala leche que no olvidarás en mucho tiempo. Los escenarios son amplios y coloridos, y las escenas de acción destacan por su fluidez, espectacularidad y épica en todos los aspectos. Una auténtica inyección de adrenalina para el cuerpo que hacen que la peli se haga corta. Y eso por no hablar de los momentos de tensión, que funcionan a la perfección...



Pasando a los personajes... ¡ay! Si pudiesen morir todos, la verdad es que no tendría el menor problema, pero lo cierto es que las bondades de la peli solventan sus diálogos planos, actuaciones no muy destacadas y mínimo carisma... exceptuando al bueno de Chris Pratt, por supuesto. Le ves domando dinosaurios y piensas "joder, esto da vergüenza ajena, pero el tío está consiguiendo que me lo tome mínimamente en serio, ¿cómo lo hace?". Sí, el bueno de Starlord tiene una personalidad realmente conseguida que nos brinda los mejores momentos de la cinta y nos hace olvidar todo romance o implicación emocional sin ningún tipo de aliciente.

Con todo el pescado vendido y buscando dar una valoración razonable y creíble de esta crítica... tenéis que ver la peli. Os obligo. Os conmino a apagar vuestras neuronas durante 120 minutos de diversión como no recordaréis en mucho tiempo. Es ridícula y su guion tiene de todo menos coherencia, pero sabe exactamente cómo tiene que funcionar. Utiliza los recursos con los que cuenta para darle al público una ración de infancia y de entretenimiento espectacular. 


Todo esto y uno de los planos finales más maravillosos de la historia del cine hacen de Jurassic World una secuela necesaria, sin ningún sentido y con muchas carencias, que por suerte sabe cubrir a base de emociones intensas, grandes momentos y un olor a blockbuster veraniego efectivo que ya ha roto el récord de recaudación en taquilla en su primer fin de semana y aún tiene mucho que decir. Universal, maldita máquina de hacer dinero a costa de nuestros recuerdos... ¡yo os maldigo!

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LO MEJOR: es grande, espectacular, nostálgica, divertidísima y te mantiene en tensión durante todo el visionado. ¡Y ESE FINAL, POR DIOS!

LO PEOR: cuando empieces a darle a la neurona e intentar buscarle sentido al argumento, a lo mejor te quieres tirar de un puente. Salvo Chris Pratt, los personajes tienen muy pocos alicientes, y los diálogos son bastante pobres.


VALORACIÓN: 7,5/10. La segunda mejor entrega de la franquicia Jurassic Park y el gran pelotazo de 2015... hasta que llegue El despertar de la fuerza. Se convertirá en tu nuevo placer culpable.

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5 comentarios:

  1. Muy buena crítica. Ya te comentaré cuando la vea, posiblemente este miércoles. Solo una cosa, el final es muy polémico. Hay mucha gente que lo ha puesto a parir y otra, entre ella tú, le encanta.

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  2. ¿En serio hay gente a la que no le gusta el final? Porque tiene buena culpa de que la película acabe gustando tanto. ¡Ya me contarás qué tal la experiencia!

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  3. Ya la he visto. Muy de acuerdo con tu crítica. El guión es muy estúpido pero al mismo tiempo muy divertido. Sobretodo para quienes hemos visto la primera de pequeños. El final quizá no debería tener sentido, es lo que le achacaban, pero es un momento glorioso. Cuando Obli la vea debemos hablar de ella como se merece.

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    1. ¿Y qué me dices de la escena de los diplodocus? Es sobrecogedora, sobre todo si recuerdas En Busca del Valle Encantado, que también es de sello de Speilberg.

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