No sabía
por qué tenía un arma. Quizá fuera por Hemingway, que se voló la
cabeza. Él tenía los brazos más largos que yo y por eso pudo.
Al
Pacino ha sido uno de los grandes. Pero de los grandes con mayúscula.
A pesar de que últimamente no se prodiga mucho en las pantallas,
aunque sí en el teatro, ha encarnado a personajes míticos de la
historia del cine. Como olvidar su alocada ira en Scarface, o
como gobernaba con puño de hierro a la mafia en la saga de El Padrino. También destacan otros títulos como Serpico o
Esencia de mujer, por el que le dieron el Oscar. Y este año
nos recuerda que pocos han tenido su grandeza en La sombra del
actor.
Su personaje en esta película es bastante similar a él. Simon Alex
es una vieja gloria que no termina de casar con el presente. Cree que
ha perdido todo su talento y se refugia en su casa, dispuesto a
escribir sus memorias. Sin embargo, conoce a una antigua admiradora,
interpretada por Greta Gerwig, que vuelve a darle energías e ideas creativas, sean
buenas, malas o simplemente locas.
La
dirección va en esa línea, con una cámara en constante movimiento,
ya sea en rápidas transiciones o en el movimiento per se del
aparato. Una escena que lo ilustra muy bien es cuando Simon cuenta su
vida y sus problemas en un largo monólogo. La cámara no se detiene
nunca, ni siquiera en su rostro sino que va recorriendo todo su
cuerpo, sobre todo en su pie que se mueve temeroso e impaciente.
El
director es Barry Levinson, que ya dirigió Good Morning, Vietnam
o Rain Man, por la que ganó el Oscar a mejor director. La
película tiene un muy buen ritmo, rápido pero dejando al espectador
tomar el mínimo respiro para asimilar lo que está pasando.
El
guión es obra de Buck Henry, siendo una adaptación de una novela de
Philip Roth, The Humbling. Cumple a la perfección y consigue
que la obra no se pierda ni siquiera cuando mezcla la realidad con la
ficción. La yuxtaposición es continúa y es un total desafío al
espectador distinguir lo que es una locura real o si la locura es
simplemente imaginación. También es detacable el humor negro que está presente en toda la cinta.
En
esto es muy similar a la ganadora al Oscar de este año, Birdman.
De hecho tiene grandes similitudes más allá de dos actores
veteranos que intentan redimirse en el teatro. La escena inicial con
la que abre Al Pacino es casi idéntica a la célebre escena en la
que Keaton se queda fuera de su propio teatro en calzoncillos. La
verdad es que la propuesta de la película está de moda. Cisne
Negro o Perfect Blue son otros ejemplos. En comparación con las
otras películas, La sombra del actor es un película con
grandes virtudes pero que no es tan redonda ni genial como las
anteriormente nombradas. Pero aún así es una película que podría
haber dado más de si en taquilla e incluso podría ser la última
nominación al Oscar para el gran Al Pacino.
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¿Tengo
que ver esto?: Si eres
admirador de Al Pacino sin duda.
¿Cuál
es el mejor momento?: Ver al
personaje de Al Pacino haciendo de El Rey Lear.
¿Dónde
debería ver esto?: En una
mansión rodeada de un bosque.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: Birdman
es la película más similar. Otra opción es Cisne Negro.
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