jueves, 14 de mayo de 2015

La sombra del actor (2014)


No sabía por qué tenía un arma. Quizá fuera por Hemingway, que se voló la cabeza. Él tenía los brazos más largos que yo y por eso pudo.

Al Pacino ha sido uno de los grandes. Pero de los grandes con mayúscula. A pesar de que últimamente no se prodiga mucho en las pantallas, aunque sí en el teatro, ha encarnado a personajes míticos de la historia del cine. Como olvidar su alocada ira en Scarface, o como gobernaba con puño de hierro a la mafia en la saga de El Padrino. También destacan otros títulos como Serpico o Esencia de mujer, por el que le dieron el Oscar. Y este año nos recuerda que pocos han tenido su grandeza en La sombra del actor.

Su personaje en esta película es bastante similar a él. Simon Alex es una vieja gloria que no termina de casar con el presente. Cree que ha perdido todo su talento y se refugia en su casa, dispuesto a escribir sus memorias. Sin embargo, conoce a una antigua admiradora, interpretada por Greta Gerwig, que vuelve a darle energías e ideas creativas, sean buenas, malas o simplemente locas. 
 
Porque si algo es esta película es loca. Tiene excesos pero no es tímida y los rehúye, sino que hace alardes de ellos. Al Pacino se desata y también los secundarios, muchos de ellos chalados en mayor o menor medida como el caso de Sibyl, una compañera de terapia que quiere contratar a Simon para que mate a su marido.


La dirección va en esa línea, con una cámara en constante movimiento, ya sea en rápidas transiciones o en el movimiento per se del aparato. Una escena que lo ilustra muy bien es cuando Simon cuenta su vida y sus problemas en un largo monólogo. La cámara no se detiene nunca, ni siquiera en su rostro sino que va recorriendo todo su cuerpo, sobre todo en su pie que se mueve temeroso e impaciente.

El director es Barry Levinson, que ya dirigió Good Morning, Vietnam o Rain Man, por la que ganó el Oscar a mejor director. La película tiene un muy buen ritmo, rápido pero dejando al espectador tomar el mínimo respiro para asimilar lo que está pasando.


El guión es obra de Buck Henry, siendo una adaptación de una novela de Philip Roth, The Humbling. Cumple a la perfección y consigue que la obra no se pierda ni siquiera cuando mezcla la realidad con la ficción. La yuxtaposición es continúa y es un total desafío al espectador distinguir lo que es una locura real o si la locura es simplemente imaginación. También es detacable el humor negro que está presente en toda la cinta.

En esto es muy similar a la ganadora al Oscar de este año, Birdman. De hecho tiene grandes similitudes más allá de dos actores veteranos que intentan redimirse en el teatro. La escena inicial con la que abre Al Pacino es casi idéntica a la célebre escena en la que Keaton se queda fuera de su propio teatro en calzoncillos. La verdad es que la propuesta de la película está de moda. Cisne Negro o Perfect Blue son otros ejemplos. En comparación con las otras películas, La sombra del actor es un película con grandes virtudes pero que no es tan redonda ni genial como las anteriormente nombradas. Pero aún así es una película que podría haber dado más de si en taquilla e incluso podría ser la última nominación al Oscar para el gran Al Pacino.

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¿Tengo que ver esto?: Si eres admirador de Al Pacino sin duda.

¿Cuál es el mejor momento?: Ver al personaje de Al Pacino haciendo de El Rey Lear.

¿Dónde debería ver esto?: En una mansión rodeada de un bosque.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Birdman es la película más similar. Otra opción es Cisne Negro.

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Trailer

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