No me puedo imaginar
a O.J. Simpson matando a Nicole. Yo le conocí una vez en un evento
benéfico de golf. Era un tipo encantador.
O.J.
Simpson fue uno de los grandes jugadores de fútbol americano. Pero
si es conocido por el imaginario social no es por su carrera
deportiva, sino por protagonizar uno de los juicios más mediáticos
de la historia. Veinte años después, podemos recordarlo en la
miniserie The People vs O.J. Simpson que ha sorprendido a todos y que fue capaz de arrasar en
los Emmys, derrotando a Fargo, y más recientemente ha triunfado en los Globos de Oro.
Y
no es para menos, es un trabajo realmente fantástico. Ryan Murphy es
el productor que estuvo metido con cosas tan diversas como Glee o
American Horror Story, y suma otra serie de éxito a su
currículum: American Crime Story. Un éxito tanto en premios como en crítica y que tendrá
su continuación en una segunda temporada centrada en los sucesos
posteriores al Katrina en Nueva Orleans.
El
caso tiene anécdotas emblemáticas como la persecución por la autopista
de Simpson mientras se apuntaba a la cabeza con una pistola, el
momento en el que el acusado se prueba los guantes o cuando se
desvelaron las grabaciones racistas del agente que declaró en contra O.J. Simpson. Todo real, aunque el surrealismo sea protagonista en varios momentos de la serie, tanto es así que tuve que comprobar que paso de verdad para estar seguro.
El
juicio en si fue un espectáculo donde el sensacionalismo se apodero de todo. La estrategia de la defensa fue
movilizar a la población negra – estamos hablando de dos años
después de la revuelta en Los Ángeles – y convertir a los
policías y la fiscalía en instrumentos racistas que querían hacer
caer a un ídolo de raza negra. Nunca se había llegado tan lejos en
la manipulación mediática y hubo episodios que conmocionaron a la opinión pública y en los que se temió una nueva revuelta, con dos
Estados Unidos divididos en el momento de la sentencia.
O.J.
como personaje protagonista se va diluyendo con el paso del caso, sin
querer desmerecer al trabajo de Cuba Gooding Jr.. Quien realmente se
van luciendo son sus abogados. Especialmente Courtney B. Vance, que
da vida al alma de la defensa, Johnnie Cochran, gran activista,
demagogo y movilizador de masas. Se come toda la pantalla, llevando
el gran peso dramático de la defensa. También podemos reconocer a
dos veteranos como John Travolta en el papel del ladino abogado
Robert Saphiro, y Robert Schwimmer – archiconocido por Friends
y Band of Brothers - que hace del amigo, carcomido por las
dudas y abogado Robert Kardashian, que ahora es conocido por el padre
del clan familiar liderado por Kim. No hay que olvidar que el foco
mediático ahora está apuntando permanentemente a la casa de las
Kardashian y a su sequito, y no dudan de hacer referencias de las aún jóvenes hermanas.
La
fiscalía tiene una teoría solida basada en pruebas que incriminan
directamente a Simpson. Sin embargo, fueron engullidas
por la vorágine mediática, las historias paralelas y suposiciones sin fundamento pero creíbles auspiciadas por la defensa y el circo en el que se convirtió el
juicio. Por este lado destaca la fiscal Marcia, interpretada por
Sarah Paulson, que ha sido galardonada con el Globo de Oro. Es posiblemente
la mejor interpretación de la serie, muy bien escudada por su
compañero en la acusación de Sterling
K. Brown.
La
clave de la serie no es el juicio en si, por muy espectacular que sea. Lo realmente
importante es el contexto y como afecta el caso a la sociedad
americana en ese momento. La serie se aleja de querer demostrar si la
sentencia fue justa o no, y se centra en la mediatización de sus
actos y sus efectos, el racismo permanente, el machismo y la
violencia de género, la superioridad de los famosos y la élite
social, el olvido de las víctimas por parte de los medios de comunicación y de la necesidad de espectáculo
y una historia para manejar a las masas. Por este tipo de cosas, el
guión escrito por Scott
Alexander y Larry Karaszewski es una joya.
La
dirección no es tan destacable pero no desentona. La serie no
llega a aburrir en ningún momento y juega con el suspense a la
perfección, aunque se sepa lo que va a pasar. No hay explicaciones
farragosas de procedimientos legales, ni hay un continuo mareamiento
de juegos legales. Es entretenido y va relatando tanto los
hechos, como los motivos de cada uno de los personajes y como les fue
afectando el caso en su vida personal. Los personajes son explorados dramáticamente, no son
simples caricaturas.
La serie es una
perfecta forma de volver a ver o descubrir uno de los juicios más
polémicos de la historia. Marcó el inicio de los realitys show y de la era
del Gran Hermano y de las Kardashian. Una de las grandes series del
año pasado, para muchos la mejor.
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¿Tengo
que ver esto?: Sí
¿Cuál
es el mejor momento?: Me encantan los capítulos dedicados a
Marcia o al jurado, pero me quedo con el momento de la persecución
de la autopista.
¿Dónde
debería ver esto?: En la sala
de juicios de la gürtel
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: Lo
más similar es Making a
Murder o Amanda
Knox de Netflix. También está sus grandes rivales Fargo y The Night of de HBO.
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