Tenemos que resistir lo que nos echen. Los agentes que patrullan, los cuerpos especiales, todos. Pero por delante de todos ellos estáis vosotros. Y antes de vosotros cuatro, estoy yo. Pero no puedo solo, os necesito. Os necesito a vosotros, los de homicidios.
Volvemos
a hablar, como hice en mi crítica anterior, de un thriller español. Al igual que en Tarde para la Ira, el ambiente es opresivo y violento, todo es tratado sin
grandes concesiones comerciales y con un tono naturista. Incluso
comparten a Antonio de la Torre como protagonista. Pero, a pesar de
sus similitudes, Que Dios nos Perdone se distingue por el
retrato de los protagonistas y el reflejo de la ciudad de Madrid en
un momento concreto que no difiere del actual ya que apenas han pasado cinco años: el verano del 15 M y la JMJ.
Es
la primera gran aventura de Rodrigo Sorogoyen apoyado por un estudio.
Anteriormente había logrado filmar Stockholm, una de las
sorpresas más gratas que ha dado el cine español. Ahora tiene más
medios y más presupuesto para dar el paso al thriller apoyado por la
guionista Isabel Peña, que también colaboró en Stockholm.
El argumento gira en torno de un asesino y violador en serie de ancianas. Con la JMJ la policía exige discreción y que no se desate el pánico en la ciudad a sus inspectores de homicidios, sobretodo a la pareja que se encarga del caso: Velarde y Alfaro.
Velarde
es un hombre metódico, apocado y tímido que no para de tartamudear;
todo lo contrario que su compañero Alfaro, extrovertido y violento
con una importante vena macarra. Ambos irán descubriendo
lo marcados por la violencia que están ambos en la caza de este
asesino, al tiempo que vemos retazos de lo que sería una buddy movie con dos personajes opuestos.
Vamos
a empezar por el punto más flojo de la película; su trama. La historia en si misma es tópica y se
desarrolla de forma lenta y sin chispa. No busca jugar con el
suspense – la propia película desvela
quien es el asesino – sino lo que realmente trata de hacer es
retratar la ciudad, al cuerpo de policías y a los tres
protagonistas. Sin embargo en gran parte del metraje lo que vemos es
a la policía dar palos de ciego, estando totalmente perdidos,
esperando un fallo del asesino.
Si la trama no termina de despegar del todo, la película es
compensada con las escenas más íntimas de los tres protagonistas -
el asesino se incluye en este grupo – donde les vemos que están
realmente solos y tienen graves problemas para relacionarse con quienes les rodeán.
Las
actuaciones son simplemente magníficas. Antonio de la
Torre vuelve a brillar aún con un tartamudeo constante
en toda la película. Roberto Álamo encarna a un
personaje tan inestable como el inspector Alfaro. Javier Pereira
vuelve a repetir con Sorogoyen y Peña para encarnar a un joven que
ha sufrido una educación castrada que le llevará a su carrera
asesina.
La
dirección intenta trasladar al espectador la sensación de angustia
y tensión, filmando la mayor parte del film con una cámara a mano.
El otro gran punto de la película es reflejar a la ciudad, la
suciedad de sus calles, la pobreza, la violencia inherente en un año
con muchos problemas sociales que acabaron en manifestaciones
violentas. Se trata todo de forma naturista e intimista.
El
guión recibió el premio del jurado en el pasado Festival de San
Sebastián. Desarrolla bien a los personajes y retratando a la
ciudad, pero no me convence para nada la trama, hay ciertas cosas
que no me terminan de cuadrar. Tampoco me encandila el final que le
veo algo pegote tras una elipsis excesivamente larga. Los diálogos
ya me gustan bastante más, dotados de un estilo costumbrista.
Quizá
no es tan buena ni redonda como puede ser Tarde para la Ira.
Pero aún así es un buen producto por el que el cine español puede
estar satisfecho. Habrá que seguir atentos los pasos de Sorogoyen e
Isabel Peña, y también esta vertiente de thrillers sórdidos
españoles.
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¿Tengo
que ver esto?: No es
imprescindible, y hazlo sin esperarte algo comercial.
¿Cuál
es el mejor momento?: La persecución en pleno centro de Madrid.
¿Dónde
debería ver esto?: En las
calles de Madrid con los antidisturbios de fondo.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: Tarde
para la Ira trata
también la violencia de forma sórdida.
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