“Pase lo que pase, el que no arriesga no gana”
Alfonso
Cuarón es un tipo que mola bastante. Quiero decir, hizo la mejor película de la
saga Harry Potter, y esa fantástica
distopía que es Hijos de los hombres.
Y con Gravity se convirtió ni más ni
menos que en el primer director de la parte más meridional de las Américas en
ganar un Oscar, restregándoselo por la cara a sus colegas Del Toro e Iñárritu.
Amén de lograr un éxito arrollador entre un público que se rindió a sus pies y
una crítica que no le bajó, Boyero incluido, del sobresaliente alto.
No por
eso voy a negar que el primer adjetivo que me viene a la cabeza al descubrir
esto es “aburrido”.
Antes
de que me apuñaléis con restos de la estación espacial china, cortemos el pastel.
La trama nos plantea un equipo de astronautas que trabaja tranquilamente
haciendo reparaciones en un transbordador espacial. De pronto, a los rusos se
les va al cuerno un satélite, sus restos empiezan a orbitar a toda velocidad la
Tierra, y se cargan todo menos a George Clooney y a Sandra Bullock. Que ahí se
quedan, tirados y solicos intentando sobrevivir.
La
cinta es, básicamente, una versión actualizada y sin basarse en una historia
real del Apollo 13 de Ron Howard. Hay
que destacar, eso sí, que aquí el sentimiento de agobio y de tensión está mucho
más presente, y que Cuarón se corta menos a la hora de maltratar a los
personajes si tiene que hacerlo. Ventajas de la ficción, también, claro.
Dicho
eso, si bien es más agobiante y la supera en ese punto, las diferencias con la
cinta de Howard son notables, y tienen dos nombres propios: Clooney y Bullock.
Para empezar, porque son dos personajes… peculiares. De uno diría Goyo Jiménez
que tiene un serio problema de inteligencia emocional, y sus constantes bromas
cuando sus vidas están en el filo de la navaja son preocupantes. Y de la otra
lo mejor que se puede decir es que está esquizoide paranoide y con un trauma
sin superar tras la muerte de un ser querido. No entiendo por qué la gente se
queja de que Michael Bay mandara a Steve Buscemi al espacio, pero no hacen
piquetes con estos astronautas.
Ese es
el primer punto, el de la construcción de los personajes. El segundo punto es,
obviamente, la actuación. Clooney intenta, pero no puede, rescatar la pantalla
ante una interpretación de Bullock sosa como ella sola, que te hace plantarte
frente a la pantalla durante hora y media más preocupado por lo que le pueda
pasar a la Estación Espacial Internacional que por el destino de los activos
humanos. Eso, o que yo soy insensible, porque únicamente sentí cierto atisbo de
emoción con un breve monólogo a las puertas (y en memoria) de una muerte.
El
problema es que desde el primer instante, y sabiéndose pronto lo que le pasa a
la pobre ISS, el desenlace es bastante predecible. Hay aspectos interesantes,
pues el guión no es realmente malo, pero todo parece un deus ex machina
invertido en el que a los personajes solo se les ponen trabas. Algunas sin
explicar demasiado, como la pérdida de órbita de una estación que no parece
haber sido dañada por los restos del satélite, y cuyo aciago destino no
encuentra explicación (que si motivación, claro) en la cinta.
Más
allá de ello, por supuesto, la factura de la cinta es excelente. Dejando de
lado el apartado actoral y una necesaria mejoría en lo narrativo, es de recibo reconocer
la impecable dirección de Cuarón, que logra la tensión que se propone en cada
plano. Y bueno, en cuanto a lo visual, tampoco se le pueden hacer quejas;
quizás sí en un apartado sonoro excesivamente elogiado (y premiado) para lo
poco original que resulta.
Al
cabo, Gravity es una película buena,
pero también muy mejorable, que ha sido injustamente encumbrada a los cielos.
Pone demasiado foco en lo técnico y deja muy de lado un apartado humano que
habría necesitado como el oxígeno en el espacio para sobrevivir. Un mayor cuidado
en el guión, unos personajes con los que el espectador pueda conectar de
verdad… y la misión habría ido mucho mejor.
En
cuanto a los Oscar, y en contra de lo que algunos desearían, dudo que le diera
uno solo más de los que ya tiene. Es más, poniéndonos serios, y sin desear que
vayan a parar a la más mediocre Doce años
de esclavitud, bien le quitaría alguno.
Correcta,
entretenida y tensa. Mejorable, también, e inferior a su mayor deudora, y a otros trabajos del mexicano. Una
cinta con la que, una vez, más discrepo de mis colegas de profesión.
Lo
siento, Cuarón, esta vez no me la has colado.
Allez-y,
mes ami!
Buenos
días, y buena suerte.
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¿Tengo que ver esto?: No es
una mala película… pero tampoco me parece imprescindible. Sobrevalorada es el
adjetivo más adecuado, quizás.
¿Cuál es el mejor momento?: Hay un monólogo de Sandra Bullock que, aunque parezca
mentira, me emociona bastante. Y el principio y la tensión que crea, en
general, son geniales.
¿Dónde debería ver esto?: Pobre
Estación Espacial Internacional.
Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Como digo, me parece una versión más moderna de Apollo 13. Siendo la de Howard mejor y
más recomendada, como ya afirmé en su día. Oh, y la futura Marte: operación rescate de Scott tiene pinta de que irá en esta misma línea, además de pintar, quién lo diría viniendo de quien viene en estos tiempos, bastante bien...
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Bajo mi punto de vista, Gravity es visualmente impecable, tiene unas buenas actuaciones y un guión solvente(sí, yo conseguí empatizar con la teniente Riple... digo, el personaje de Sandra Bullock). Solvente, que no perfecto, pues el guión se basa en una presunción falsa y para sacar a Clooney de pantalla incurre en un fallo científico garrafal.
ResponderEliminarEn primer lugar, para que los eventos de la película pudieran ocurrir el Hubble, la ISS, la Tiangong-1 y los cascotes deberían estar orbitando a una misma altura y en un mismo plano. Vamos, que plantea una situación de vaca esférica.
Y en segundo lugar, Clooney sale despedido al espacio cuando suelta la cuerda que agarra Sandra Bullock. En la vida real esto sería lo que ocurriría si se hallasen en la Tierra. No obstante, como se hallan en el espacio y la Tierra empuja de ambos con la misma intensidad, sus velocidades relativas son cero, de modo que cuando Clooney soltase la cuerda permanecería en el mismo lugar.