lunes, 11 de agosto de 2014

Terminator 2: el Juicio Final (1991)



"Está en vuestra naturaleza destruiros mutuamente".

Hablemoh de James Cameron, pequeños saltamontes. Amado y odiado a partes iguales. ¿Cómo lo hace el bribón? Bueno, en mi opinión, creo que el amigo James tiene lo que llamamos el síndrome del director cumplidor. O lo que es lo mismo, crea películas francamente buenas, pero que no llegan a obras maestras aunque la gente o la crítica se corran con ellas. Titanic, Avatar, AliensMentiras arriesgadas... especialmente las dos primeras podrían considerarse como las películas más infladas y sobrevaloradas de la historia. ¿Son malas acaso? Ni de coña, ni de lejos, ni por asomo. Son fenómenos rodados de forma efectista y que saben darle al público lo que quieren, y al crítico, hasta cierto punto. Pero ninguno de los dos puede decir que el producto es malo. Aunque lo intenten.

No obstante, creo que Cameron sí puede presumir (y no sé si queriendo o sin querer) de haber creado una obra maestra en un género concreto. Y es que Terminator 2: el Juicio Final supuso un antes y un después en las películas de acción. No hay discusión, no hay parangón, no se puede comparar a otra. Y lo mejor es que por cada año que pasa envejece mejor. ¿Qué guarda la secuela de una cinta de culto de poco presupuesto para merecer tanta alabanza de forma (esta vez sí, Cameron) justificada?



Como amantes del cine que imagino que serán los asiduos del blog, dudo mucho que alguien no haya visto o no sepa mínimamente de qué va el rollo de la saga Terminator, pero por si las moscas, se os pone al día: en un futuro cercano, la humanidad se verá prácticamente aniquilada por las máquinas, que se han rebelado y cuyo único propósito es acabar definitivamente con los últimos supervivientes. John Connor, el líder de la resistencia, fue asesinado por un cyborg y para evitar que vuelva a morir en el pasado, la resistencia envió a un viajero del tiempo, que se enamoró de la madre del futuro salvador, Sarah, y a la que reveló el negro y horripilante futuro que le esperaba a la humanidad. Años después, Sarah (Linda Hamilton) se encuentra recluida en un manicomio, y el pequeño John es un rebelde sin causa que vive bajo el techo de una familia adoptiva, en tanto que las máquinas del futuro han enviado a un cyborg muy mejorado e implacable, el T-1000 (Robert Patrick). La resistencia, por su parte, tampoco ha escatimado esfuerzos, trayendo desde el futuro a un modelo T-800 (Arnold Schwarzenegger) clavadito al de la primera película, salvo que esta vez vendrá para ayudar. Y por otro lado, el doctor Benett Dyson está creando un tipo concreto de microprocesador, cuya existencia fomentará la aparición de Skynet, la conciencia cibernética que se rebelará contra la humanidad en 1997 hasta exterminarla.

Para analizar la peli a fondo, tenemos que retrotraernos un tanto a la época, unos comienzos de los 90 donde el mundo del cine estaba poblado (y un tanto cansado) de las tantas y tantas cintas de acción (unas veces buenas, otras risueñas, otras mediocres y otras infumables), donde Chuck Norris, el propio Schwarzenegger o Sylvester Stallone (la mitad del plantel de Los Mercenarios, para hacernos una idea) daban rienda suelta al desenfreno en la gran pantalla. Y de repente, llegó esta fuerza de la naturaleza y los barrió en todos los aspectos. ¿Cómo? Pues continuando de forma sobresaliente todo el jugo que daba la primera y expandiéndolo a niveles insanos de adrenalina.


Y es que Terminator 2 es una de las pocas secuelas que superan con creces a su predecesora. Y lo consigue, entre otras cosas, gracias al nuevo punto de vista de la historia (con Schwarzenegger haciendo esta vez de bueno), un villano inolvidable y espectacular y una increíble recopilación de frases memorables que no se olvidan ni con descargas eléctricas. 

Cameron expande un universo completamente original y salido únicamente de su cabeza hasta multiplicar la intensidad y la emoción por 20. Los efectos especiales que la película utilizó, cortesía del maestro Stan Winston (y que le valieron un merecidísimo Oscar en esa categoría) dejaron con la boca abierta a propios y extraños. Y aún hoy siguen siendo impactantes. ¿Cómo olvidar la trepidante escena de la persecución con el camión mientras Scharzenegger y el niñato Connor huyen en moto? ¿O los increíbles efectos en el diseño y la morfología del T-1000? ¿Y esas explosiones monstruosas que devoraban toda la pantalla? Lo de Cameron y los efectos especiales parece un idilio sin fin, por lo visto.


También hay que agradecer a Cameron que haya conseguido hacer creíble a un actor como Schwarzenegger en más de una ocasión (ya lo consiguió en su primer Terminator o en la desternillante Mentiras arriesgadas). Aunque tampoco es muy difícil, ojo. ¿No os parece que el papel que mejor le viene al pelo a nuestro amigo Arnold es el de cyborg inexpresivo? Ya sea como asesino implacable o como ayuda indispensable en las peores situaciones, el ex-gobernador de California es capaz de llegar al gran público haciendo lo que mejor sabe hacer: poner la misma cara. Y el director de Titanic, Avatar o Pirañas 2 (ains) lo sabía mejor que bien.

No obstante, en España somos unos suertudos. Para los antidoblaje acérrimos y hipsters amantes del VOS, ruego vean la cinta con la voz original de Arnold. Menuda decepción, ¿eh? Constantino Romero no tendría los moldes actorales de Al Pacino o Jack Nicholson, pero poca falta le hacían con esa voz. Nuestro actor de doblaje favorito (Dios lo tenga en su gloria) se lució de escándalo en este trabajo, otorgando a Scharzenegger muchas de las cosas que no supo (o no pudo, valga la redundancia) mostrar en su versión original: contundencia, limpieza y una epicidad castellana insuperable. Gracias eternas, Mufasa.


El resto del reparto se luce con una actuación más que correcta, y propia de una película de este calibre, sin sobreactuaciones absurdas o interpretaciones pobres. Linda Hamilton vuelve a lucirse como Sarah Connor, solo que esta mola más: ahora maneja todo tipo de armatoste que se precie y su carácter es implacable, inestable y brutal... pero también sabe hacer de madre que trata de luchar por proteger a su hijo dentro de una situación extremadamente delicada. Y en cuanto a Robert Patrick, sin palabras. Da miedo, luce de escándalo y crea con su sangre fría y su crueldad desalmada a uno de los villanos más icónicos de la historia del cine. 

Y en cuanto a Edward Furlong... si te sirve yo también le cogí mucho asco al principio de la peli. Me recordaba al típico cani del barrio sin estudios, creído y agilipollado cuyo único fin en la vida era creerse mejor que los demás a base de hacer el imbécil a lo largo de su existencia. Hasta que Constantino y Linda Hamilton le abren los ojos y le dicen, de forma simple y formal: "hay un cyborg gelatinoso al que le gustaría hacerse un collar con tus intestinos. Sigue haciéndote el chulito y nos haremos un "selfie" con él cuando lo estrene. Gilipollas." Poco que decir en este aspecto: insufrible al principio, pero acabarás cogiéndole cariño poco a poco. Como a Jar Jar o a Hayden Christiansen... ya te gustaría, tío Lucas.


De hecho, uno de los aciertos más destacados de Terminator 2 es que es capaz de hacer que las relaciones entre sus personajes cobren una fuerza magistral y enternecedora. Y lo cierto es que la ocasión no lo presta porque: 1. La película la dirige James Cameron.  2. Es un género donde este tipo de relaciones es un rara avis. Pero el rey Midas del CGI consiguió recrear unos lazos realmente notables y creíbles, como el rol de padre que toma el T-800 con John o mostrando al propio Dyson y a su familia como gente normal que no pretende hacer daño a nadie y que viven una vida tranquila y sufren, sienten y padecen como cualquiera.

El sonido tampoco se queda atrás, y la banda sonora cobra dota a la cinta de una epicidad capaz de ponerte a 1000 por hora. ¿Quién no se acuerda de la música de los créditos iniciales? Y eso por no hablar de los efectos, que en su época alcanzaron un nuevo nivel. De matrícula de honor. 

Y como colofón y broche de oro, la secuela de Terminator tiene lo que todo buen espectador agradece en una película de acción: un ritmo frenético y sin descanso y una gran variedad de situaciones, tales como persecuciones, luchas cuerpo a cuerpo, tiroteos espectaculares, momentos de tensión... y hasta un pequeño tiempo para el relax que incide en las relaciones entre los protas. El equilibrio perfecto con un ritmo soberbio y sin bajones de ningún tipo.


Por todo esto y por mucho más, El juicio final es LA película de acción. Emociona, gusta de repetirse y asombra a cada escena. Constituye un mito de su género y aún a día de hoy sigue impresionando y dejando a muchas cintas de su estilo a la altura del betún. Los efectos serán más nítidos y espectaculares y habrá mejores interpretaciones (cosa muy rara esto último), pero ninguna hoy en día llega a alcanzar el magnetismo, la grandeza, el respeto y la inmensidad de una de las mejores secuelas de todos los tiempos y una de las películas más míticas que ha habido y que habrá jamás. ¿A que te apetece volver a verla otra vez?

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LO MEJOR: intensidad, espectacularidad, ese Constantino Romero insuperable, efectos, banda sonora, historia, frases de leyenda, ritmo, variedad... lo tiene absolutamente todo.

LO PEOR: que al principio Edward Furlong sea bastante insoportable y poquito más.


NOTA: 9,5/10. La mejor película que James Cameron ha hecho jamás y un clásico que sigue sin perder ni un ápice de su gloria. La saga debió terminar con ella, pero la pela es la pela...

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Algunas frases para la posteridad:

"Dyson escuchaba mientras el Terminator le iba exponiendo todo: Skynet, el día del juicio final, la historia del futuro... no descubres cada día que eres responsable de tres mil millones de muertes".

"Ven conmigo si quieres vivir".

"No, no, no, no, no... tienes que escuchar como habla la gente. Nadie dice"afirmativo" ni chorradas como esa. Se dice "no problemo" y si alguien viene hacia ti desafiándote le dices "cómemela" y si quieres pasar de ellos entonces les dices "sayonara baby".

"Ahora sé por qué llorais, pero eso es algo que yo nunca podré hacer".

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2 comentarios:

  1. Yo creo que todos nos preguntamos por qué la saga no acabó aquí. Mira que Terminator 3 es mediocre, pero si al menos hubieran cerrado con esta película todavía sería aceptable.

    Entonces a algún iluminado se le ocurrió Terminator Salvation. Terminator sin chuache y sin James Cameron. Eso NO SE HACE

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  2. Terminator 2, obra maestra , leida tu critica comparto tus alabanzas al filme, una pelicula irrepetible, ahi la guardo para mi es un tanque en forma de cinta vhs, la habre visto como algo mas de 100 veces en mi vida y cada cierto tiempo necesito verla de nuevo, muy buena critica!!!. buen trabajo.

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