jueves, 10 de julio de 2014

Zipi y Zape y el club de la canica (2013)


Nuestro símbolo será la B de victoria.

Vayamos al grano, la película es tan execrable como el error gramatical de la cita con la que abro esta crítica. Se veía de lejos, de hecho, la he visto forzado por un “no hay huevos” en facebook. Pablo, servidor de este blog, aguantó solo quince minutos. Yo fui demasiado temerario y me negué a ceder como si fuese un soldado espartano en las Termópilas. Lloré sangre, grité como un desquiciado mental (mi madre me preguntó al día siguiente que a quien insultaba) y sentí que cierta parte de mí murió. Maldita sea, vi como mi infancia la violaban unos productores de cine ávidos de negocio Yo fui uno de esos críos que crecieron con Mortadelo y sus difrazes, el torpe botones Sacarino y los traviesos e irreductibles Zipi y Zape. Como pueden entender no me gusta que me toquen, no digamos ya que defequen como es el caso, en mis viejos camaradas de la infancia, que fue la época más feliz de mi vida, o eso dice mi psicólogo.

De hecho, hoy he estando ojeando algunos de esos tebeos, y mientras pasaba las hojas con aire nostálgico, me encontré con una historia corta en la que Zipi y Zape rodaban una película, su propia película, que consistía en como "jugaban" con un compañero. Quien dice jugar es que ese compañero recibía más bulling que el niño de La Amenaza Fantasma. Es algo infantil, con un tinte inocente y sobre todo travieso. Niños que solo querían que su padre les comprara una bici pero que nunca la conseguían porque no podían dejar quienes eran, unos diablos que en ocasiones llamamos niños. Eso, que es la base de todos sus tebeos, no hay ni un atisbo en toda la película de Oskar Santos. Sí. Oskar, no es una erata.


En está película Zipi (Raúl Rivas) y Zape (Daniel Cerezo) han sido llevados durante el verano a un correccional, la típica mansión similar a Hogwarts, pero en vez del viejo verde de Dumbledore, está un estricto director totalmente estereotipado (Javier Gutiérrez). Pronto ellos formaran la resistencia y descubrirán el tesoro que se esconde en la escuela.
Se miran intentando adivinar quién de ellos va a ser el Razzie de este año.

Sinceramente no sé a quien voy a poner a parir primero. Bueno, empecemos con el director. Oskar Santos no hace un mal trabajo tras la cámara, o por lo menos es lo más salvable que hay. Aunque seamos claros, es una copia barata, muy barata, de Los Goonies. Los efectos especiales son maluchos, especialmente cierta estatua bailando, que da grima y vergüenza ajena. Acostúmbrense a estos sentimientos, si son tan osados y estúpidos de ver la película tras leerme, porque son recurrentes a lo largo del film.

La historia no solo es un plagio, aunque nada de los tebeos de Escobar, sino que es una memez tras otra. Ayudan unos personajes claramente imbéciles. El malo es ridículo, ni siquiera tiene un móvil sólido más allá de un trauma paterno; los héroes son odiosos y es difícil hacerlo peor que el director de casting de esta película. Quizá, y solo quizá, compita con El Último Airbender. Especialmente el personaje que hace de gordo ¿¿¿¿¿gracioso?????. No para de hablar como si intentase recitar a Shakespeare para su abuelita sorda por castigo antes de comerse su Big Mac. Se gana a pulso el Razzie por gordo seboso tocahuevos. Siento la hostilidad y la agresividad, pero es una hora y media perdida de mi vida. 


Chistes creativos, originales y de calidad. Garantía de Jar Jar Wings.
 

Que se salten alguna cosilla del universo de Zipi y Zape no es algo malo. Por algo es una adaptación. El problema es que del tebeo solo tiene el nombre. Zipi supuestamente es el ¿¿¿inteligente???, a pesar de que en el tebeo ambos son igual de catetos; hay un romance forzado previsible, estúpido y sin química entre uno de los gemelos con la sobrina del director que les ayuda porque se aburre, no es coña, y acaba siendo un triangulo amoroso muy raro, muy mal ejecutado, poco original y sin absoluto sentido, cuando el otro gemelo entra en acción; hay un empollón que habla como si estuviera fumado y los padres, los icónicos señores Zapatilla, no aparecen ni una sola vez.

Los chistes son horribles, malos hasta la saciedad. No hacen ni puñetera gracia y son totalmente estúpidos, solo fijense en la cita del principio. Están más que vistos, ya que es el mismo gag trillado que hemos visto miles de veces. No están bien realizados y las actuaciones los hacen aún peores. El final, tan poco original como el resto de la película y finalmente te hace preguntarte si no hubiera sido mejor pegarte un tiro antes de ver semejante basura.

Lo mejor: No está mal filmada. Que termina.

Lo peor: Actuaciones. Hay muchas cosas horribles pero son las actuaciones las que te hacen perder el juicio.

Nota: -1. Por lo menos con Jesucristo Cazavampiros me reía. Con esto, no.


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