lunes, 28 de julio de 2014

El truco final (El prestigio) (2006)



“La sociedad solo tolera los cambios de uno en uno, señor Angier. La primera vez que cambié el mundo, dijeron que era un visionario. La segunda vez que lo hice, me pidieron amablemente que me jubilara”

Si en las últimas críticas me dedicaba a defender que algunos directores “de los de toda la vida” siguen haciendo obras que merecen mucho la pena, en esta mi cometido será ligeramente diferente: el de defender el trabajo de los nuevos directores. Y es que aunque comprendo las quejas esas de que el cine de hoy no vale niente, no las comparto. Si hiciera un top 5 de mis directores favoritos, que no los mejores, habría dos que estrenaron su primer largometraje hace exactamente 16 años: uno es Aronofsky, con Pi; el otro, el genial Nolan, con la no menos genial Following.

Por eso, cuando oigo esas quejas, suelo mandar al cuerno el mundo y me revisiono alguna cinta del director londinense, y soy feliz. El otro día le tocó el turno a El truco final, que siempre me ha parecido una de las cintas menos destacables de la filmografía de Nolan, a pesar de ser fabulosa, y al mismo tiempo (o quizás por ello), una de las más fáciles de ver para el público general.

¿Por qué? Porque no es una cinta tan oscura como la saga de El Caballero Oscuro, tan intimista como Insomnia, tan experimental como Memento o Following, ni tan ambiciosa como Origen. Sin embargo, es una cinta cuya complejidad exige una atención absoluta (y lo dice desde la primera frase), y que aúna los mandamientos de varios de los grandes del cine: se pueden notar las huellas del amor de Truffaut, el entretenimiento de Wilder, el arte de Kubrick o, sobre todo, la magia de Méliès. Y todo ello es lo que hace de esta película una de las mejores cintas sobre magos rodada jamás (curiosamente se estrenó el mismo año que El ilusionista, otra gran cinta de Neil Burger, un director muy interesante).

La trama se basa en una novela de Christopher Priest, lo cual imagino que le da muchos de los puntos de rareza a la trama (estamos hablando de un tipo que vice-preside la Sociedad Internacional H.G.Wells, y que es autor de, entre otras, eXisteZ, que adaptara al cine Cronenberg en su día, como ya reseñó Quixote aquí... donde, curiosamente, hablaba también de Nolan). Es por ello que no sé cuánto de esta historia de rivalidades, ambición, autodestrucción y obsesión es de Priest, y cuanto de los hermanos Nolan que firman el guión.

Y me estoy enrollando una barbaridad sin entrar a hablar de la película en sí, pero es que resulta complicadísimo criticar una cinta de Nolan sin hacer spoilers, porque el valor de su cine está más en la huella y el debate que deja para luego, que en la absorción del espectador que hace al momento. Baste decir que tenemos a dos protagonistas, dos magos que fueron aprendices del mismo hombre, Milton el Mago, en su juventud: Robert Angier (Hugh Jackman) y Alfred Borden (Christian Bale). Cuando la ayudante de Milton y esposa de Angier muere durante un truco, presuntamente por culpa de Borden, Angier se obsesiona con Borden, y ambos se enfrascan en una carrera por ver quién es mejor mago, en la que ambos se “complementan”: Borden es el genio diseñando trucos; Angier es quien sabe presentarlos. Y ambos no pueden aguantarse, básicamente, así que intentan destruirse.

Hasta ahí, la película no es especialmente complicada, y mucho menos para los estándares del subgénero, que siempre juegan con la ilusión, con darle más caras a las cosas y con engañar al espectador. Pero los hermanos Nolan van un paso más allá. En primer lugar, con los personajes, gente complicada, profunda y torturada por sus propios fantasmas, que habitualmente acaba mal (de hecho, mentía al decir que no es tan oscura como la saga de Batman… es probablemente una de las cintas más trágicas y oscuras de Nolan, si bien no se refleja en la ambientación tanto como sí lo hace Gotham), y que aunque representan principalmente Jackman y Bale, se ven apoyados por dos auténticos pesos pesados: David Bowie, como un impagable Nikola Tesla (y Andy Serkis como su ayudante), y Michael Caine (al que el día anterior, por cierto, vi en Ahora me ves, otra de magos, en un papel muy diferente), como John Cutter, el ingeniero que ayuda a Milton y luego a Angier. Y que nos deja la mayoría de las frases más impagables de la película (las que no, se las queda Bowie):

“—Una vez te hablé sobre un marinero que me contó cómo era ahogarse.
 —Sí. Dijo que era como volver a casa.
 —Te mentí. Me dijo que fue agónico”

Si no bastara con los personajes, el nuevo giro que le dan al subgénero es la narrativa. Habitualmente, y El ilusionista o la misma Ahora me ves son buenos ejemplos, este tipo de cintas narran una historia y luego, por medio o no de flashbacks de algo ya visto, se nos desvela al final el engaño, el giro que hacía que nada fuera lo que parecía. El truco final va más allá. La estructura toma algo de Batman Begins en ese uso de los flashbacks, y de Memento en la narrativa no lineal; pero también de lo que luego será Origen, con ese uso de las diversas capas de la historia: si en Origen teníamos tres niveles de sueño, uno dentro de otro, aquí las matrioskas las reflejan los flashbacks: vemos a Borden encarcelado leyendo el diario de Angier, que a su vez leía el diario de Borden, que a su vez rememoraba los tiempos de juventud de ambos.

Por si fuera poco, a esa estructura se añade la firma indeleble de la casa Nolan: los giros de guión. Pero no uno, como en toda cinta de magia, sino uno detrás de otro según se acerca el final. Como si Christopher y Jonathan dijeran “uy, falta algo… ¡mete otro giro de guión!”, una y otra vez. Como comentaba antes, no sé cuánto de esto es de la cinta y cuánto de la obra original de Priest, pero el resultado final es sencillamente fabuloso.

Se enmarca todo ello, que no es sino el truco, con una presentación magnífica, en lo que a fotografía, música y encanto se refiere. Todo ello está lleno de un sinfín de ricos matices que hacen de la película una obra no diré maestra (porque es mejorable, como ya ha demostrado Nolan con otras cintas), pero sí de un arte genial. Incluso he de reconocer que Christian Bale está genial, a pesar de que no suelo soportarle.

Además, sale Scarlett Johansson, que sé que muchos fuisteis a ver Her solo con la intención de ver su cara bonita y os llevasteis un chasco.

Allez-y, mes ami!

Buenos días, y buena suerte.

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LO MEJOR: la construcción del guión, los personajes de Tesla y Cutter, y la magia que desborda toda la cinta.

LO PEOR: es una película de la que recomiendo un par de visionados, pero en el segundo ya se pierde buena parte de la magia inicial. Por otra parte, aun siendo fabulosa, le falta algo, no sé qué, que sí destilan otras cintas de Nolan.

NOTA: 8,5/10. No se me ocurre ningún motivo para ponerle menos nota. Hay quien se siente estafado por ella, y por los giros de guión. Me la trae al fresco (por cierto, si últimamente soy más irreverente cuando escribo, no os preocupéis, es que estoy indignado porque han demandado a una bloguera francesa por hacer una crítica negativa de un restaurante).

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3 comentarios:

  1. Es la primera vez veo que alguien dice algo en el primer párrafo y tiene los bemoles de decir lo contrario dos párrafos después, aduciendo que "mentía" Esto creo que es: http://img.4plebs.org/boards/tg/image/1370/42/1370420253035.gif

    PD. Lo de "falta algo, ya sé, un giro en el guión" es mío.

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  2. Entiéndase: a lo que me refería es que a priori no es tan oscura, ni impacta tanto desde el primer momento como en la saga Batman; sin embargo, según avanza la cinta te das cuenta de que no es así. La oscuridad te envuelve, pero de forma mucho más sutil.

    Lo de "falta algo, ya sé, un giro en el guión" lo hemos dicho todos la primera vez que hemos visto la peli. Y esta os la recomendé yo hace mil años, no vayas de guay xD

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  3. ¡Es genial! “El Truco Final” nos oferta una serie de actividades de extrema competición profesional con ánimo de venganza familiar y tono de misterio, por cierto me recuerda a “El Hipnotizador” la nueva serie de HBO, tiene temática similar. En fin, la película tiene una historia entretenida en primera instancia, con diálogos rimbombantes y conjeturas rebuscadas nuestro director ejecuta una obra en fragmentos estilo puzzle pero sin llegar a los extremos, con una cuidadosa fotografía, escenarios planeados con la delicadeza de un gran artífice, maquillaje certero y fidedigno, es obvio que toda la producción se esfuerza por sacar la obra a flote sin el desventajoso desinterés del arrebato, sino con la intención de delicadeza, suspense y tensión, para los amantes de la taquicardia cuya percepción inspecciona hasta al más mínimo detalle, el cual será crucial en la película. Las virtudes de la cinta son evidentes, el guión es una obra escapista/ilusionista con el simple propósito de engañar al espectador y hacerlo sentir diversas emociones; la dirección de actores es exquisita.

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