"It's
amazing to see people track into the unknown to look for something that they're
not sure about. It's a bit risky, don't you think so?”
Hemos
oído decir mil veces que para hacer una buena película solo hace falta una
buena idea… Y es una afirmación con la que estoy en parte de acuerdo. Solo en
parte.
Para
rodar una buena cinta, además de una buena idea, hace falta saber llevarla a
término. Hace falta un guión sólido, unas interpretaciones correctas, unos
detalles cuidados y sobre todo, un buen ojo a la hora de dirigir. Y muchas
veces, la línea que separa una buena película de una película con buenas ideas
es muy fina.
En
esa línea se sitúa Downstream, la
ópera prima como director de largometrajes (venía de realizar tres cortos) de
Simone Bartesaghi. La trama nos sitúa en un futuro distópico y
post-apocalíptico, donde las reservas de combustibles fósiles prácticamente han
desaparecido, provocando el colapso del mundo conocido. Es aquí donde Wes
(Jonathon Trent) se embarca en la búsqueda de Plutopia, una supuesta ciudad
utópica alimentada por energías renovables, como las que proponía su padre
(como siempre, uno de los primeros científicos en alertar del problema, al que
nadie hace caso y terminan por asesinar). En el viaje le acompañan su perro y,
un tanto a regañadientes, una chica llamada Sara (Elizabeth Roberts), de las
pocas que aún vagan en un mundo en el que las mujeres brillan por su
ausencia... lo cual supone un peligro más para el viaje.
La
idea, sin duda, es prometedora. El problema llega a la hora de desarrollarla.
Por una parte, en cuanto a la ambientación, no tengo pegas: es magistral. Sin
embargo, carece por completo de originalidad: es una mezcla entre Mad Max (Wes parece el guerrero de la
carretera por los cuatro costados) y el mundo del videojuego Rage… Compartiendo las tres obras, por
otra parte, tramas (o destinos) que guardan cierta similitud.
Ese
no es, sin embargo, el mayor problema. El mayor problema lo encontramos en la
narración, por un lado demasiado lenta y casi carente de sorpresas que
mantengan la atención del lector. Las hay… pero no demasiadas. Eso sí, hay que
reconocerlo, cuando llegan pueden tenerte el corazón en un puño. Hay una
secuencia al final que, amén de muy buena, es durísima, y totalmente inesperada…
Por
otro lado, hay un fallo puramente técnico, en cuanto a la fotografía de la
cinta. Al estar codirigida esta por los dos guionistas, se nota demasiado la
mano de tres directores detrás de la película, por sus diferentes puntos de
vista. El estilo de Simone, con las escenas postapocalípticas, es arriesgado
pero efectivo: pantallas partidas por la mitad o en diagonal, planos detalle
muy cercanos (en cierta manera, me recuerda a Arronofsky en Réquiem por un sueño, pero más exagerado)… El estilo de los otros, sin embargo, que descubrimos en los
flashbacks, muestra una falta de experiencia que hace flojear el resultado
final (esos recuerdos parecen sacados de un telefilme de sobremesa de fin de
semana de las que emiten en Antena 3, que no suelen ser precisamente un dechado
de virtudes). Esas escenas son propias de la narración de alguien a quien claramente
le gusta el cine y que tiene una buena idea… pero no el talento para plasmarla
en imágenes.
Los
personajes, asimismo, pecan un poco de ser personajes tipo, con algunas
honrosas excepciones (como el barman, que además de soltar algunas frases geniales,
es un hombre apasionante), y con una profundidad inesperada en el protagonista
que no se revela hasta los últimos momentos. Las interpretaciones no son
magistrales, pero sí bastante correctas, y no hay muchas pegas que poner al
respecto.
Para
cerrar, habría que hablar del apartado musical… que la verdad, no sé decidirme
entre si es bueno o malo. Nunca me habría imaginado caminar por un mundo
post-apocalíptico con música country y trovadores folk de fondo, aunque bien
mirado, le dan un toque de road movie
a la cinta que no queda nada fuera de lugar.
En
general, como digo, es una película con buenas ideas, pero que no sabe
llevarlas a buen puerto. A la mediocridad o la falta de originalidad de algunos
aspectos se une la falta de experiencia en otros, lo que resta calidad al
producto. El hecho de tener tres directores me parece un fallo garrafal; es
más, la última cinta que vi con ese mismo número de mentes detrás de la cámara
ya me pareció que flojeaba por su cierta inconsistencia (estoy hablando de Sin City, que aunque es una gran
película, podía haber sido mejor de dirigirla solo un cerebro), y aquí ese
problema se acentúa muchísimo más, llegando a suspenderla.
Allez-y,
mes ami!
Buenas
noches, y buena suerte.
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LO
MEJOR: la ambientación, las ideas, la profundidad de algún personaje y el
final.
LO
PEOR: esa inconsistencia narrativa y en la fotografía que además de distraer es
realmente deficiente.
NOTA:
4,75/10. Roza el aprobado, pero sin alcanzarlo. Es interesante echarle un
vistazo por dos motivos: en primer lugar, porque los aspectos en los que tiene
éxito son buenos y merecen la pena; en segundo lugar, porque los errores que se
cometen son un perfecto ejemplo de lo que no hay que hacer. No aprueba, pero su
visionado tampoco es una pérdida total de tiempo.
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