martes, 5 de marzo de 2019

Green Book (2019)


Así que si no soy suficiente negro y no soy blanco, entonces dime, Tony, ¿qué es lo que soy?

¿Se ha puesto todo un poco intenso con los Oscars? La verdad es que a mí no me gustaron tampoco. Sabía que iba a ser una mala noche cuando nada más empezar Regina Hall le quitó el Oscar a Rachel Weisz. Luego ya llegaron los premios a Bohemian Rhapsody - incluyendo el incomprensible por mejor montaje -, la alegría de ver a Spiderman: Un Nuevo Universo llegar a lo más alto y finalmente todo estalló cuando tras un sopor absoluto Green Book dio la campanada y se llevo el Oscar que se merecían La Favorita o Roma. A partir de ahí, una parte de la crítica ha decidido apalear a la película. Y no creo que se lo merezca.

Green Book es una película fácil de ver. Con todo lo bueno y todo lo malo que tiene. No vamos a ver grandes pretensiones, es simpática, es divertida e incluye una moraleja final que te hace sentir mejor persona tras su visionado. No va ni aspira a cambiar el mundo. Ni falta que le hace. Los Oscars pueden haberse equivocado o no, pero eso no hace mejor o peor película a Green Book. De hecho la prefiero a Moonlight.


La historia va sobre el viaje por el sur estadounidense en los tiempos de la segregación racial más acusada del pianista afroamericano Don Shirley acompañado por su conductor y chico de los recados italiano Tony Lip (que luego tendría una carrera en el cine saliendo en El Padrino y en Uno de los Nuestros). Ambos personajes, que son totalmente diferentes entre si, van superando sus primeras rencillas hasta formar una amistad. Es un viaje por los infiernos como Orfeo - sale mencionado en la película - y ambos aprenden del uno del otro. 


Siempre que viajes, llévate a tu Viggo Mortensen particular. 

Es una película que en el fondo la hemos visto muchas veces. Tony supera sus prejuicios racistas y Don Shirley aprende a abrirse más y a comer pollo frito. Sí, la película está muy vista ya. Y sin embargo, es muy disfrutable. En gran medida por las dos grandes interpretaciones tanto de Mahershala Ali como Don Shirley - que le ha dado un merecido Oscar - y la de Viggo Mortensen.

Viggo Mortensen está que se sale de la película y no porque el viejo Aragorn parezca que se haya comido a Gimli. Mortensen demuestra el gran actor que es, su gran ética de trabajo y que es capaz de modificar su acento (recordemos esa voz en Alatriste) y parece que de verdad es un italoamericano. Mortensen tiene una presencia imponente y luce como nadie el aire chulesco y resolutivo que da el carisma a toda la película. Si te quedas a ver la película es por él. Ali es más una estatua de dignidad en una piscina infestada por tiburones mientras Mortensen es el que trata con ellos. 


Uno le enseña a comer pollo frito, el otro a escribir cartas de amor

La dirección está en manos de Peter Farrelly conocido por películas del nivel de Dos Tontos Muy Tontos o Algo Pasa con Mary. La película ante todo busca la sencillez y que no haya atascos en la narración, y en eso cumple. Es una cinta que se ve sin ningún problema de ritmo y que se hace corta. El guión -también premiado- es resultón, divertido y no creo que sea tan complaciente como muchos dicen, aunque el tono es más distendido que de denuncia. Los cara a cara constante entre ambos personajes son una delicia tanto cuando quieren ser divertido como en escenas más duras.

Concluyamos, y volvamos a los Oscars. ¿Roma o La Favorita son mejores películas? Indudablemente sí. ¿Green Book es una película que no es tan buena como otras ganadoras al Oscar? Probablemente. Pero tampoco creo que se merezca las duras críticas que se está llevando o que sea la peor ganadora al Oscar de la historia. Es tipo de película que debe existir junto a la crudeza de la también recomendable BlacKkKlansman de Spike Lee. Green Book no merece el Oscar - y algunos tienen el derecho de creer lo contrario porque razones tampoco les faltan - pero tampoco la lapidación. 

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