-La incertidumbre... se necesita en algunas cosas de este mundo. Mirar hacia delante es la única certeza que tenemos. Creo que la certeza en lo que podemos ver y tocar rara vez está justificada. ¿De los tiempos remotos, qué certezas han sobrevivido? Y aún así nos esforzamos en crear más. Deseamos apoyarnos en ellas. La certidumbre es el camino fácil.
Los Coen son uno de los grandes creadores de cine contemporáneo. Pocos han conseguido ser tan personales, creando un estilo propio que a la vez se ha ido adaptando a multitud de géneros; y por otro lado han tenido reconocimiento popular con obras que han marcado la cultura popular como Fargo o El Gran Lebowski. A los Coen les gusta honrar sus influencias y una de ellas es el western, al que ya se aproximaron con Valor de Ley, e incluso se podría considerar No es País para Viejos otro ejemplo. Y ahora vuelven a hacerlo en todo un homenaje a este género cinematográfico como es La Balada de Buster Scruggs.
La película se divide en una serie de relatos que nos van llevando por los distintos lugares del Oeste; primero a un musical, donde Buster Scruggs se interna en saloons y despacha a sus rivales a balazos mientras canta. En los siguientes veremos hombres con armaduras de sartenes, tullidos que sobreviven en circos, buscadores de oro y diligencias. La esencia del Oeste está aquí y los Coen nos dan una visión personal, respetuosa a la par de irónica y tragicómica que va tornándose cada vez más retorcida cuando avanza el metraje.
El musical en el western; una de los giros de tuercas que necesitaba el western aunque no lo sabíamos |
Los dos primeros episodios son protagonizados por truhanes, personajes violentos y forajidos sin respeto por las leyes, y son los que más cómicamente son escritos. Ese surrealista "¿es tu primera vez?" es el colofón final para el segundo relato. El humor irónico está presente, aunque no sea agradable ya que los Coen no usan a la comedia para reír, sino para una parodia y para retorcer aún más ciertas situaciones.
Pero es lo oscuro lo que predomina en el relato como en ciertos finales tan poderosos. Los Coen no se han cortado en finales amargos y no dudan en estamparnos en la cara con ellos. La violencia, incluso se podría decir crueldad como se puede ver en el capítulo del tullido, está presente en la película y no hay nada para taparla; es una mirada dura y ahí se reflejan tanto en los diálogos y el guión como en la áspera fotografía, que al mismo tiempo es bella y poderosa tanto en los paisajes como en la ambientación.
Los Coen nos muestran su talento en todo tipo de situaciones tanto en ambientes abiertos como ese relato romántico en una diligencia (quizá el relato más clásico y mi favorito personal) como en ese relato terrorífico con una tensión tarantinesca en el viaje de una carroza de unos desconocidos. Su mayor defecto es su alargada duración tanto en el episodio de buscador de oro digno de El Viejo y el Mar como en el del tullido.
El reparto está perfecto, los Coen saben rodearse de buenos profesionales y más allá de nombres conocidos como los de Liam Neeson o James Franco, todos demuestran sus tablas. Los personajes son generalmente tan secos como el desierto en el que viven. Son más que un homenaje o una colección de tópicos, porque a pesar de su evidente inspiración tienen todos una identidad propia.
La Balada de Buster Scruggs es otra gran obra de los Coen, a los que es difícil encontrar en un renuncio creativo y eso que quizás se centran demasiado en el homenaje a un género que cada cierto tiempo nos recuerda que está más que vivo en la gran pantalla. Y Netflix gana puntos de prestigio en su cruzada en llevar el cine contemporáneo.
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