lunes, 26 de noviembre de 2018

Bohemian Rhapsody (2018)


También me gustas, Freddie. Búscame cuando te gustes a ti mismo

(Creo que todos conocemos la vida de Freddy Mercury, así que voy a permitirme la libertad de hacer spoilers)

De vez en cuando sale un biopic de alguien tan extremadamente conocido que por fuerza mayor su película va a tener la atención de la audiencia. En este caso le ha tocado a Freddy Mercury, el cantante de una de las bandas más idolatradas del planeta como es Queen. La vida de Mercury fue intensa y además tuvo un final trágico tras contraer SIDA. Cierto es que esos últimos años tan dolorosos y algunos otros aspectos como los roces con otros miembros de la banda se disimulan y no es un relato veraz, de hecho en varios momentos miente flagrantemente. Pero esto es cine, y va de captar la esencia y de la emoción, y esto lo consigue la película. 

Y la verdad es que siendo estrictos Bohemian Rhapsody no es gran cosa. Es una película cumplidora sin duda, pero no mucho más. Entonces, ¿por qué la gente se ha vuelto loca con ella y aún semanas después del estreno llena salas de cine? Porque emociona, especialmente al fan y los fans de Queen han dado mucho la turra, algo de lo que son expertos. Además es una figura archiconocida que no necesita que Freddy sea tu ídolo para saber y emocionarte con su dramático final. Mucha gente se ha  sentido conmovida en los minutos finales y además la película en ese aspecto sabe que hacer en una majestuosa escena final que es el concierto mítico de 1985 Live Aid.


La trama gira en torno a cuando Freddy Mercury busca su gran momento en ese concierto. Pronto se contarán los inicios de Mercury a través de un flashback, su enfrentamiento con su padre, su incorporación a Queen y sus amoríos con Mary Austin. La parte inicial es la que más problemas tiene, es rápida y tiene ritmo pero apenas da tiempo a que el espectador se haga una idea de como son en cada momento los personajes y como es el crecimiento de la banda, que entre elipsis pasan de ser una banda universitaria, a hacer giras en Estados Unidos y ya finalmente grabar A Night At The Opera y su legendario "Bohemian Rhapsody". Es su cuarto disco en estudio y uno piensa que aún es una banda emergente, porque la película no ha dado respiro y aún les trata así. Al menos esa parte es tan videoclipera que no se hace aburrida - aunque insustancial - y se pasa rápido.



Aunque fragmentado, el inicio incluye alguna escena suelta ilustra las características que hicieron popular a Queen.

Pronto la película irá remontando cuando se va centrando más en Freddy Mercury y sus problemas internos. Vemos como se siente solo, sobre todo tras la ruptura con Mary tras confesarle que es bisexual - aunque ella piensa que es gay -, sus fiestas enloquecidas (nunca tan locas como en la realidad ya que no salen enanos con rayas de cocaína en la cabeza) y un claro villano - señalado por el batería y el guitarrista que han colaborado en el guión - Paul Prenter, manager y amante de Mercury que le manipulará para llevarle a una vida de excesos hasta que el cantante recapacita y vuelve al grupo. Pero tendrá un precio.

Por el camino veremos como se gestan momentos estelares de la banda como la composición de "We Will Rock You" o "Another One Bites The Dust". En esos momentos se vende a Queen como una familia que discute pero se quieren (algo edulcorado me temo) y todos tienen su momento estelar, y no son sombras que giran alrededor de Freddy Mercury. Personalmente, hay veces que Freddy Mercury sale malparado, como un  pretencioso histriónico.

Mary es otra de las relaciones personales de Freddy que más se explotan en la película

Pero tras la travesía en el desierto, Freddy Mercury rompe con Paul que vende su modo de vida a la prensa y sabiendo que le quedan poco tiempo de vida, decide volver con la banda para el gran concierto de Live Aid. Concierto memorable, con una audiencia enloquecida y que resultó ser tan emocionante a la para de icónico. Además está grabado de una forma espectacular, con un Rami Malek que da todo en el escenario. Eso si, la película tiene los bemoles de reproducir casi entero su actuación del Live Aid. Y sí, es algo excesivo, pero también realmente impactante.

La dirección fue de Bryan Singer hasta que fue despedido por Fox tras, según las malas lenguas, un comportamiento poco profesional. La película tiene esa secuencia final realmente apabullante, y escenas que harán la delicias de los fans como la discusión tras querer que Bohemian Rhapsody fuera el single al contrario de la decisión del productor. Productor que nunca existió como muchas de las cosas de las que cuenta el guión de Anthony McCarten; especialmente que Fredy Mercury supiese que había contraído SIDA antes del Live Aid.

Freddy Mercury consigue que su película sea un éxito gracias a la TURRA

Rami Malek es finalmente el encargado de dar vida a la leyenda tras la negativa de Sacha Baron Cohen por no mostrar los años del SIDA. Malek consigue dar la talla y ofrecer al espectador grandes momentos. Malek cuidó todos los detalles, incluído los característicos dientes y peinados de Mercury. Aunque en los conciertos se usan las grabaciones con la voz original del cantante de Queen, en la escenas más íntimas entre ensayos se mezcla tanto la voz del actor como la del cantante Marc Martel. El resto de reparto cumple también y se mantiene funcional.

No es una gran película y vive más de la fama de su personaje que por méritos propios. Pero sabe de quien está hablando y como mostrárselo a sus adeptos. Gracias a ello, es una de las películas más populares de este año y de las que más se va a hablar.

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