Somos
tortugas, te guste o no.
Michael
Bay se ha convertido en sinónimo de muchas cosas. De explosiones, de
dinero, de chistes infantiles, de mujeres sexualizadas y de publicidad
encubierta. Es todo show, te guste o no. Y a estas alturas de la
película no vamos a discutirle una cosa: ha tenido éxito. Ya sea
con policías rebeldes, con Scarlett Johansson en una isla o con
robots dinosaurios. El problema es que la crítica siempre ha ido a
por él. Cosa que no creo que le importe. No lee las críticas porque
está preparando la secuela.
Unos
de sus intereses han sido las series infantiles. Primero fue
Transformers, de la que lleva cuatro entregas y un quinta en camino. La saga ha sido tan exitosa como denostada para cualquier
cinéfilo que quiera ser respetado por sus iguales. Ahora le ha
llegado el turno a las Tortugas Ninja. Y aunque los fans se han
echado las manos a la cabeza por ello, creo que no ha
sido para tanto. Podría haber sido peor. Ya la primera fue un producto entretenido. Y este lo
es de nuevo. A ratos eso sí.
Uno
de los puntos a favor de la serie es que se introducen varios de los
personajes más queridos de la saga. Uno de ellos es Krang. Pero no
es el único villano clásico que veremos en el film. También están
un jabalí y un rinoceronte mutantes, Bepop y Rocksteady. Pero también se
presentan aliados como Casey Jones (Stephen Amell) que se dedica a
destrozar discos de Vanilla Ice, jugar al hockey y a ligar con Megan Fox. El resto no es que sea muy reseñable.
Las
actuaciones son las típicas que te puedes esperar en una película
en la que Michael Bay haya puesto su sello, aunque sea como productor.
En algunas son simplemente solventes, otras son ridículas aposta,
otras realmente malas y luego está la de Megan Fox. No es creíble
en ningún momento y no se la puede tomar en serio como periodista en
ningún momento. Pero bueno, atrae taquilla. Adivinen la razón ustedes.
La
dirección ha cambiado con respecto a la primera película y el
testigo de Jonathan Liebesman recae en Dave Green. La película es
fiel a la escuela Michael Bay incluso más que en el caso de su
antecesora. El humor también es más pueril en esta entrega.
Especialmente cuando llega el turno de Bepop y Rocksteady que tiene
momentos realmente sonrojantes con chistes de gordos y de pedos en la
cara. Adam Sandler y su amigo Kevin James se lo habrán paso de
miedo.
El
guión es una atrocidad, lo cual no es una sorpresa. Y tampoco se lo
tengo en cuenta. Pero la verdad es que el de la entrega anterior no me pareció que
fuese tan flojo como en este. Es verdad que esta nueva entrega tiene
un aluvión de personajes nuenos que no están mal introducidos y que
se intenta que todo sea más grande y espectacularidad. Pero el humor
es mucho menos afortunado, el ritmo está peor llevado y el final es
bastante decepcionante. Y al final las tortugas y su trama están desplazadas para ver payasadas de un rinoceronte y un jabalí.
Pero
bueno, no todo es malo. Tendrá su pedazo del pastel de la
taquilla, entretendrá a unos cuantos y no va a ser la peor película
de la cartelera mientras continua por ahí Warcraft: el
origen de la que quiero hablar
detenidamente dentro de poco.
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¿Tengo
que ver esto?: Si eres fan de
las Tortugas o de Michael Bay, sí.
¿Cuál
es el mejor momento?: La pelea en el Amazonas.
¿Dónde
debería ver esto?: Junto a tus
tortugas de juguete.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: La otra gran saga infantil de Michel Bay: Transformers.
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