sábado, 25 de enero de 2014

Los Increíbles (2004)

-"Todo el mundo es especial".
-"Eso es una forma de decir que nadie lo es".


Toca atracón de Pixar, niños y niñas. Sí, está decidido. Empecé con Toy Story 3 antes de acabar 2013 y estas fiestas he tenido un arrebato terrible de verme una detrás de otra toda película de este equipo de genios. Y no son pocas. Y tras mucho visionado, digamos que, de todo lo que he visto, solamente DOS me han decepcionado en su justa medida. Dicho esto, teniendo en cuenta que Pixar lleva ya catorce largometrajes hechos, la media general es bastante buena, la verdad.

Había pensado en un especial, en un macroartículo en el que figurasen todas y cada una de las cintas, pero, entre nosotros, se haría largo de narices y os daría para media tarde de lectura, porque cada película es un mundo. Enorme, distinto, mejor o peor. Pero todas tienen el sello y el buen hacer del estudio de animación californiano, y creo que en Yo me bebo tu batido es hora de desmenuzarlas, una a una. Poquito a poco, sin sobresaltos, pero por mi parte procuraré que vayan cayendo progresivamente las distintas críticas. Disney y Pixar forman desde hace muchos años una unión mágica y única que nos ha dejado algunas de las mejores cintas animadas de todos los tiempos, así que... bienvenidas sean. Y comenzamos con Los Increíbles, una de las maravillas de un genio llamado Brad Bird, que en 2004 decidió revolucionar por completo el concepto de superhéroe.  



Los Increíbles se convirtió en la quinta película de la factoría tras la aclamada Buscando a Nemo, que había sido enormemente alabada por la crítica (y con razón), de modo que el listón en aquel momento era muy alto. Bird, que ya había trabajado en series como Los Simpsons o El rey de la colina, se había labrado un nombre en la industria tras dirigir con enorme éxito El gigante de hierro en 1999, un film que sorprendió a todos gracias a una animación revolucionaria y exquisita y una historia enternecedora y fuera de lo común. Y John Lasseter, al que había conocido en su juventud, no perdió la ocasión de reclutar a este talento y ponerle a los mandos de su primer largometraje en Pixar. 

A grosso modo, la historia de Los Increíbles ya merece el respeto gracias a la tremenda originalidad de su argumento. Mr. Increíble, al igual que muchos otros superhéroes, trabaja ayudando a combatir el crimen y en favor de la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, tras salvar a un hombre que intentaba suicidarse, este le demanda alegando daños y perjuicios e intromisión en sus decisiones... toda esa mierda sensacionalista americana, entendámonos. Y a su vez, los pasajeros de un tren, los vecinos y viandantes empiezan a demandar a los superhéroes por causas similares, lo que conlleva a que el gobierno estadounidense promulgue una nueva ley que les prohíbe utilizar sus poderes y les obliga a integrarse en la vida pública.

15 años después, Mr. Increíble trabaja en una oficina bajo su nombre real (Bob Parr) y está casado con Elastigirl, antaño también superheroína (Helen Parr), con la que ha tenido tres hijos: Violeta, Dash y el pequeño Jack-Jack, a los que Bob adora, pero sin poder evitar añorar sus antiguos días de gloria como superhéroe, por lo que a veces se dedica a salvar a ciudadanos a escondidas de su familia y con la ayuda de su buen amigo Lucio Best, antes conocido como Frozono. Hasta que un día alguien llama a sus puertas para sacarle de su crisis de mediana edad. En concreto la misteriosa Mirage, que le ofrece un salario más alto a cambio de realizar diversas misiones para una compañía secreta. Y Bob, sin decirle nada a su familia, no se lo piensa dos veces y se lanza a la aventura, que acabará de forma nefasta tras ser capturado por Síndrome, un villano que le ha tendido una trampa y se trae entre manos un diabólico plan. 

Para empezar, el sólo planteamiento de la historia es de por sí mucho más complejo y oscuro que el de todas las anteriores películas de Pixar, y en esto se nota, y mucho, la implicación de Brad Bird. Y es que, a diferencia de lo que la película puede parecer de primeras (una aventura de superhéroes familiar y de tono alegre), el desarrollo está caracterizado por una introspección muy marcada en la crisis de mediana edad, la familia y los problemas del día a día, que trata de forma muy poco infantil, con una madurez y detalle extraordinarias. Además, el simple hecho de que estemos ante una familia de superhéroes supone una auténtica revolución, y en el último tercio de la cinta resulta altamente divertido ver a los cuatro (que al final son cinco) miembros combinando sus habilidades.

Aunque a mí, personalmente, lo que más me resulta impagable son los personajes. Bob es un hombre apagado, deprimido y padre de familia que añora sus hazañas heroicas, y durante la primera parte de la peli resulta muy disfrutable ver cómo vuelve a ser poco a poco el que era, recuperando su fuerza y volviendo a tener las ganas de vivir y el afecto de los suyos, aún al coste de mentirles. Helen no es la madre y esposa modelo Disney, es una MADRE y ESPOSA con mayúsculas: siente, sufre, discute con su marido de igual a igual y trata a sus hijos como tal, aún en los peores momentos y en situaciones de auténtico peligro. Y a Violeta y a Dash los adoro, sencillamente. A la primera cuesta cogerle apego debido a su apagado carácter, pero a medida que la película transcurre se transforma por completo y desarrolla una personalidad a prueba de bombas. Dash es inquieto, raudo, travieso y valiente (su poder es la supervelocidad), y Jack-Jack... bueno, verle en acción, aunque sólo sea en una escena, no tiene precio. Y luego están los secundarios, como el divertidísimo Frozono, el carismático Síndrome o la irreverente diseñadora Edna, cuyo doblaje en castellano corre a cargo de la fallecida Emma Penella, a la que más de uno conocerá por su papel en Aquí no hay quién viva ("¡Váyase, señor Cuesta!") y que desde aquí reverencio como una auténtica maravilla. 

Y lo mejor es juntar las diferentes personalidades: la relación de los miembros de la familia, que se gestiona y se desarrolla a lo largo de la peli, pasa por diferentes momentos hasta que consigue acoplarse de forma brillante. Un detalle que me encanta es también el hecho de que los estándares de cada miembro no se adecuan para nada al rol Disney de toda la vida: no hay nadie molesto, cada uno cumple su papel a la perfección. No son idiotas, no actúan de forma ilógica, y son retratados en base a sus edades y problemas, que no son pocos. Es, a fin de cuentas, una familia real, como otra cualquiera, aderezada con poderes. Y mola muchísimo.

Además de esto, hay un sinfín de detalles que le dan a Los Increíbles un aire distinto y único, como los primeros minutos, con diversas entrevistas a superhéroes, en las que desnudan sus personalidades delante de la cámara y se muestran medianamente tal y como son. El humor, por otra parte, no abunda especialmente, aunque los momentos cómicos son sencillamente geniales, y aptos para todo tipo de público.




Pero lamentablemente, no todo iba a ser perfecto, y al desarrollo me remito, debido a la falta de una palabra clave en él: equilibrio. Si bien es cierto que la película es amena de principio a fin, sí que muestra una marcada descompensación entre las distintas partes. Por ejemplo, hay tramos de la película que se centran exclusivamente en los problemas familiares, lo cual es genial, pero luego tenemos uno entero en apenas 30 minutos que engulle la práctica totalidad de las escenas de acción, realmente espectaculares pero muy a trompicones y sin el tiempo justo para disfrutarlas. La última parte, de hecho, está realmente acelerada en este aspecto, y no se saborea de la misma forma que la parte "compleja". No habría importado, de hecho, que Bird hubiese alargado más la película para mostrar aún más los poderes y la acción de los personajes, para compensar los anteriores tramos, o haber dado mayor énfasis al espectáculo durante la cinta de forma equilibrada, para no encontrárnosla de forma tan bestia y acelerada al final, porque lo que ocurre al acabar es que sientes que se ha pasado muy rápido y que no la has disfrutado como deberías.

Aunque eso, claro, no quiere decir que no la hayas disfrutado. Y tal cosa se consigue en buena parte gracias a un apartado técnico de escándalo. En serio, la maestría de los dibujantes a la hora de recrear los espacios, las personalidades de los personajes y los efectos en pantalla es digna de elogio continuo. ¡Tremenda barbaridad! Sé que es Pixar y no debería sorprenderme, pero esto deja en pañales a todas las películas anteriores de la factoría y aún sigue siendo la envidia de más de un estudio de animación. El sonido, por otra parte, está cuidadísimo y es envolvente y espectacular (no en vano la cinta se llevó el Oscar a la Mejor edición de sonido), y el doblaje es bastante bueno en general, si bien la voz de Violeta al principio puede chirriar un poco (no es un gran problema) y la de Mirage, doblada por la modelo y actriz Esther Arroyo, es de lo peorcito que recuerdo en este aspecto. Por lo demás, sobresaliente.

Visto así, y haciendo balance... ¿es Los Increíbles una película realmente increíble? En algunos aspectos sí que lo fue y lo sigue siendo. Si bien no es de lo mejor de Pixar, sí que es justo reconocer el aire novedoso y maduro que Bird trajo al mundillo de los superhéroes, además de destacar sus muchas bondades, que opacan errores no demasiado graves, pero errores a fin de cuentas. Entretenida, divertida y espectacular, Los Increíbles ofrece grandes dosis de adrenalina y un tratamiento realista de la vida familiar, dentro de los estándares de la fantasía. Todo un clásico que envejece muy bien.

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LO MEJOR: sonido e imagen rayan a un nivel altísimo. Los personajes son brillantes y sus personalidades únicas, y la película es una forma completamente diferente de tratar una historia de superhéroes.

LO PEOR: el desarrollo, aunque fluido, está descompensado y le falta equilibrio. El doblaje de Mirage...


NOTA: 8,25/10. Notable producción de obligado visionado para todo amante del género fantástico/heroico. Y con el sello de calidad de Pixar.

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3 comentarios:

  1. Me parece que suscribo la crítica al ciento por ciento. Con la salvedad de que a mí Violeta sí se me hizo bastante más insufrible en cuanto a doblaje (si bien no tanto como Mirage), aunque el personaje y su encanto lo compensaban con creces :D

    Genial análisis, señor mío. ¿Para cuándo una de "El gigante de hierro"? ¿Te animas? :)

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  2. Ya sabes cómo soy, es cuestión de animarme y que salga todo de forma automática... aunque "El gigante de hierro" tendría que vérmela entera otra vez, hace ya años que la visioné, aunque el recuerdo que me dejó fue muy grato. La siguiente que caerá probablemente sea "Up!" o "Bichos", tendría que pensármelo. O "Cars", para hacerle mínima justicia (ayer la vi y... demonios, me parece una cinta notable). ¡Gracias mil por comentar! :)

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  3. Muy buena crítica, suscribo tu crítica al 100%. Por una vez coincidimos en gustos.

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