Ethan y Joel Coen han conseguido, gracias a una regularidad imponente a la hora de sacar buenas películas, ser parte del selecto grupo de cineastas que convierten cada estreno en un acontecimiento cultural. Y tiene su mérito, porque sus filmes no están precisamente dirigidos a un público amplio, por lo general.
Y las que tienen más éxito de audiencia (y de Oscars, porqué no decirlo) no suelen ser sus comedias (sirvan como prueba "No es país para viejos" y, en menor medida, "Valor de ley"), si bien suelen ser las más valoradas por sus seguidores. Y ninguna tanto como esta, "El gran Lebowski", con "Fargo" muy cerca, también es cierto.