martes, 19 de enero de 2016

Spotlight (2015)


"Cuando se es un chico pobre de una familia pobre, la religión cuenta mucho. Y cuando un sacerdote te presta atención, es algo grande. Te pide que reúnas las donaciones o saques la basura, y te sientes especial. Es como si Dios te pidiera ayuda".


Antes de empezar como tal con la crítica, necesito dejar una cosa muy clara: no tengo absolutamente nada en contra de esta película. Ni me ha gustado, ni me ha desagradado, si bien me ha entretenido de forma justa durante las dos horas de visionado. Actuaciones correctas, investigación interesante y un modus operandi a la hora de contar la historia que muchísimas películas han llevado a cabo antes.

Salvo por el hecho de que esta cuenta con un excelente reparto (Keaton, McAdams, Ruffalo...) y la etiqueta de Hollywood de "producto de calidad que todo el mundo debería ver". Si tengo que analizar esta película desde el punto de vista de sus (la virgen) 6 NOMINACIONES a los Oscar, incluyendo mejor película y director, estaría automáticamente suspensa. Porque Spotlight es, básicamente, un culebrón de tarde de los de Antena 3 con más presupuesto, mejores interpretaciones y, desde luego, mucha mejor publicidad.



La trama, basada en hechos reales, nos pone en la piel del prestigioso equipo de investigación Spotlight del diario Boston Globe, que en 2001 destapó una verdad terrible sobre cientos de sacerdotes católicos que habían abusado de multitud de menores a lo largo y ancho del país. Este caso, debido a su magnitud, llegó a afectar al mismo Vaticano, y en la película podemos ver la fuerte influencia de la Iglesia en todos los ámbitos en la ciudad de Boston (político, social, judicial y económico) para intentar tapar la cruda realidad.


Quizás yo sea el único que haya visto el nuevo trabajo de Tom McCarthy (Todos los hombres del presidente) con más sinsabor que alegría, aunque no se puede negar lo evidente: la historia está muy, pero que muy bien narrada. La investigación del equipo sabe enganchar al espectador desde el primer momento, y el descubrimiento y las revelaciones que van saliendo a la luz cabrean e indignan debido a la impunidad con la que la Iglesia, con una sarta de justificaciones moralistas y coaccionadoras, se sirve para dejar que párrocos culpables sigan sueltos.

El ritmo usado, pese a la frialdad y la sobriedad de la narración, es bastante bueno, y en ningún momento existe la sensación de pesadez o aburrimiento. A mí, que estoy terminando la carrera de Periodismo, me ha fascinado aún más el trabajo del equipo Spotlight, algo que la película plasma a la perfección: ir siempre a por el elemento central y más importante del caso, en lugar de centrarse en cosas concretas. Gracias a ese compromiso, consiguieron que el escándalo hiciese tambalear los cimientos de toda la institución eclesiástica, y sentó un precedente muy importante que permitió que los pederastas del clero dejasen de contar con la protección de la sociedad y las autoridades.


Los logros del equipo Spotlight les valieron el premio Pullitzer en 2003 y, aunque la cinta homónima tiene cosas muy interesantes, que se llevase un solo galardón en la próxima gala de los Oscar me parecería un tongo de proporciones colosales. O eso, o no entiendo lo que significa una obra maestra, porque ayer los Critics Choice Awards premiaron a Spotlight con el reconocimiento más importante: el de mejor película. Y yo me pregunto, ¿dónde está la fascinación cinéfila por una producto que destaca por ser extremadamente plano?

Honestamente, no lo sé. Quizás cuando se estrene la gente salga de la sala de cine impactada y emocionada ante el tesoro del séptimo arte que acaban de ver. Yo tengo muy claro que Spotlight no se hizo como una película que optase a grandes cotas, sino como producto de concienciación y denuncia, algo en lo que sobresale absolutamente. Ninguno de sus intérpretes (ni siquiera McAdams, que se ha llevado la nominación a Mejor Actriz Secundaria) destaca en ningún momento, salvo momentos puntuales en los que la desesperación ante la impunidad puede con el personaje encarnado por Mark Ruffalo. 


Lo que sí desprende la película es un gran y aplaudible naturalismo: la sensación de que estás viendo todo el proceso de una auténtica investigación, que impresiona dado el calibre y la importancia que tiene. Ese ejercicio es un ejemplo absolutamente extraordinario de PERIODISMO en toda su expresión, y la cinta es un tesoro de obligado visionado para todo aquel que quiera dedicar su vida no sólo a la profesión periodística, sino también a mejorar la justicia y la sociedad en la que vive. 

Pero insisto, aparte de todo esto... poco más. Como ya he dicho, las actuaciones no destacan en ningún momento, el guion (también nominado) no ofrece muchos alicientes, la música es más simple que un botijo, con una sencilla línea musical para cuando la ocasión lo requiere (nada que no hayáis visto un domingo por la tarde en el sofá) y la dirección es correcta, pero sin aspirar a grandes cotas, huyendo de la emoción y el impacto en todo momento y manteniendo un tono sobrio que está bien, pero que no invita ni al recuerdo ni al sobrecogimiento. Quizás, Hollywood haya querido premiar la magnífica labor que el equipo Spotlight hizo en su momento con un reconocimiento cinéfilo, pero creo que la industria ha metido la pata hasta el fondo.


Porque, a pesar de todas sus bondades, Spotlight no nos cuenta nada que no sepamos: que la influencia del catolicismo furibundo en las sociedades es una losa que, a veces, oculta execrables secretos; que su impunidad frente a la justicia, amparada por abogados, políticos y jueces, les permite irse de rositas en casos comprometidos; que las víctimas de abusos tienen secuelas psicológicas de por vida; y que aquellos que luchan porque esas verdades salgan a la luz son vilipendiados y humillados a ojos de la luz pública, tanto por instituciones eclesiásticas como por organizaciones políticas y sociales afines.

Si acaso, podemos descubrir una realidad más profunda de la ciudad de Boston, una especie de "pueblo con rascacielos" donde la influencia católica siempre ha sido destacada. También me quedo con alguna que otra escena impactante que invita a la reflexión, con el fiel reflejo y ambientación de los inicios de los 2000, la firme pero comprometida seriedad del editor del Boston Globe (encarnado por Liev Schreiber) y con que, a pesar de todo, muchos periodistas tampoco hicieron gran cosa por querer sacar a la luz los abusos.


Por ello, recomiendo encarecidamente Spotlight a todos aquellos que vayan con la idea de ver un largometraje sin aspiraciones de ningún tipo y que homenajea, a su manera, el trabajo del equipo del Boston Globe, mientras denuncia la peligrosa impunidad con la que contó (y, en ocasiones, sigue contando) la Iglesia católica en muchos lugares del mundo. Para los que quieran ver un peliculón de los que dejan huella... lo siento mucho, pero nos la han vuelto a meter doblada.

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LO MEJOR: la fidelidad con la que refleja el trabajo de investigación del Boston Globe y su tono crítico, que reivindica el periodismo de calidad y muestra la crudeza de una situación que tardó muchos años en ser reconocida. Buen ritmo e interpretaciones.

LO PEOR: como película, no ofrece ningún aspecto verdaderamente brillante en ninguna faceta. Su tono sobrio hace que los momentos que merecen la pena sean mínimos.


VALORACIÓN: 7/10. Si quieres una película dominguera, pero con caras conocidas, afán por la investigación periodística y con buena narración y dirección, Spotlight es para ti. Si te esperas una joya cinematográfica, tu decepción puede ser mayúscula.

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3 comentarios:

  1. Con tanto periodismo has engatusado a Joserra. La verdad es que has frustrado mi interés en la película. El trailer me daba cierta pereza, luego vi las nominaciones y me dije que podía ser algo interesante. Pero por lo que veo, parece que no.

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    1. A ver, lo repito para que quede claro: verla no produce SIDA y tal. Es una buena película si buscas algo casual, pero si lo que quieres es caviar... Yo te la recomiendo, probablemente sea la única vez en toda la carrera en la que verás a periodistas haciendo bien su trabajo xD

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    2. Joder,que yo he aprendido de los mejores. De los mejores peyotes de Menchú.

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