lunes, 8 de abril de 2013

Aguirre, la cólera de Dios (1972)



Q: El pasado 4 de abril, el crítico de cine más querido y valorado de América, Roger Ebert, sucumbió al cáncer. Este es nuestro humilde intento de honrar su memoria, analizando sus 10 películas preferidas de todos los tiempos al viejo estilo Siskel and Ebert. Y, para acompañarme en tal empresa, mi compañero Spartan George ejerce el papel de “el otro crítico”.

SG: Ola k ase, soy el otro.

Q: La primera de ese conjunto de cintas a analizar es la epopeya histórica de Werner Herzog, Aguirre, la cólera de Dios, en la que una expedición española hará frente a nativos, accidentes naturales y, sobre todo, el ansia viva de encontrar El Dorado y ser felices y ricos por siempre jamás.

SG: Hay que decir que la historia es real. No sé si muy fiel a cómo ocurrió en realidad, pero es real en la medida en que el señor Lope de Aguirre fue un soldado que decidió, por su cuenta y riesgo, ir a buscar El Dorado cuando Pizarro ya había dado por perdida la expedición, y que se quiso independizar de la corona española y fundar su propia dinastía. O sea, que el señor Herzog partía de una base bastante interesante para la historia, mucho no tuvo que inventar.

Q: Solo necesitaba que los personajes fueran tan interesantes como esa base. Y francamente, cuando Klaus Kinski interpreta a tu personaje principal, es difícil fallar. Kinski está brillante, reconozcámoslo, como Lope de Aguirre, un maniaco dispuesto a cualquier cosa, incluido asesinar, manipular y amenazar a sus compañeros, con tal de poner sus manos en el oro. Pero claro, hay que saber donde empieza Lope y dónde acaba Kinski... ¿Podemos decir que es una interpretación, o más bien un simple recitado del guión por un tipo sin duda carismático? Un poco Downey Jr. pero en asesino psicopático.

SG: Precisamente el ejemplo de Downey Jr. iba a poner. A Aguirre le llamaban de todo, empezando por cosas tan bonitas como “El Loco”, “El Tirano”, “El Traidor” (éste último es un apodo que se puso él mismo)... Creo que, al menos los dos primeros, son adjetivos que concuerdan bastante bien con el señor Kinski, que un poco desequilibrado sí que estaba. El problema que le veo a la película es el mismo que le veo a otra de las películas favoritas de Ebert (de la que ya hablaremos, aunque los más avispados sepan ya por donde voy), y es que la película es Aguirre. Y ya. Es el único personaje con una mínima profundidad, al parecer (salvo quizás Fernando de Guzmán, “El Gordo de la expedición”), estando todos los demás representados de forma bastante plana... Sí, ya sé que el título hace referencia directa al personaje, pero no sé hasta qué punto es bueno dejar que un solo actor, un solo personaje, se coma todas y cada una de las escenas.

Q: Comprendo tu comparación con... venga, digámoslo, Ciudadano Kane. Aunque en el clásico de Welles si veo más desarrollo en cierto modo de los personajes que rodean al magnate: el interpretado por Jospeh Cotten, sin ir más lejos. Pero estoy de acuerdo: todo el film de Herzog está rodeando a Aguirre. Y no hay ni uno solo del resto de personajes que llame la atención. Ni siquiera Guzmán, como “nuevo emperador que ni siquiera sabe como ha llegado allí”. O el fraile que nos relata la historia. Es un poco pobre en ese aspecto. Es además una película bastante corta en diálogo, muy visual. Eso supongo que tendrá sus cosas buenas, pero a veces llega a cansar, a lo que podemos añadir el confuso doblaje al español, muy setentero él. Pero eso es adicional.

SG: No sé si tendrá algún fundamento mi opinión, pero el sacerdote me recordaba un poco a Hugh Jackman demacrado en Los Miserables. A saber por qué. El caso es que lo que dices es cierto, el diálogo brilla por su ausencia, y el doblaje por lo plano que es (pero, ¿y el encanto que tiene? Para mí al menos, aunque sea mucho peor que los doblajes actuales...), y la película intenta centrarse más en lo visual... que es bastante espectacular sin ninguna duda. Ahí Herzog se lució bastante, gracias a rodarlo todo en mitad de la jungla (aunque no sé si a los actores les hizo demasiada gracia). Por otra parte, es curioso, porque normalmente cuando la película destaca visualmente tiende a destacar también en música, y aunque coincido con Ebert en que la pieza inicial, en la primera escena, mola bastante, en el resto de la película ese apartado me pareció muy flojo...

Q: En referencia a lo primero que dices, tengo que reconocer que Herzog debe ser uno de los mejores directores de todos los tiempos. No por el guión, no porque sea un visionario (que no lo voy a discutir porque no estoy en disposición de hacerlo), sino por la enorme capacidad de liderazgo que tiene que acarrear llevarse a todo un equipo de rodaje a la jungla peruana, lidiar con los actores (y no con cualquier actor: con Klaus Kinski, que comía seres humanos vivos) y grabar en esas balsas que parecen capaces de hundirse en cualquier momento o quedar atrapadas en un remolino... Sin duda, es un tipo con personalidad. Respecto a la música, de hecho no recuerdo más ejemplos que ese tema inicial, de Popol Vuh... y el indio que toca la flauta de pan, que es un punto álgido de la película. Debemos hablar un poco de él.

SG: El indio aquel, sin duda, merecía el Óscar. Aunque estaba en dura pugna con la voz de la balsa que gritaba cosas como “Ate’ quieto con el caballoh!”, que también se come la pantalla (el audio) cuando aparece... Por cierto, ¿qué ocurre con los indios, que de repente desaparecen todos hacia el final de la película (incluyendo al flautista)? Esa parte no me quedó clara, la verdad... Hay demasiadas cosas sin explicar en la cinta.

Q: No sé si el tipo que gritaba era doblado o el actor de verdad, pero era bastante hilarante. De hecho, si tengo que destacar algo de la película, son esos momentos totalmente inesperados pero muy, muy graciosos. No sé si son intencionados, pero como yo esperaba algo serio, me sorprendieron. Como aquel tipo atravesado por una flecha que dice, justo antes de morir, “las flechas largas se han puesto de moda”. Es pythonesco. En cuanto a lo de los indios desapareciendo... Supongo que serán los caníbales, también. En realidad, muere mucha gente pero no se ve en escena. Cuando se ve, los resultados son humorísticos también... Me pregunto lo que pretendía Herzog.

SG: El tipo podía ser actor de pantalla, había varios españoles metidos en el reparto. En cuanto a los momentos sorprendentes e hilarantes estoy de acuerdo, no hacen más que aparecer una y otra vez. Es más, las pocas líneas de diálogo que hay, como comentábamos antes, son casi siempre algo que, cuando menos, te saca una sonrisa (salvo cuando quien habla es Kinski, que da miedo). Quizás por eso hay tan pocas... Lo visual de la película (incluso quizás esa repetitividad en la música) te crean una sensación por una parte, un tanto agobiante, y por otra, de desazón, porque están en un sitio salvaje del que no sabes qué te puedes esperar... Y de repente un moribundo dice “las flechas largas se han puesto de moda” y te saca por completo del ambiente que se había creado. No sé si el guión es de Herzog, pero la verdad, el resultado es bastante extraño.

Q: El guión es totalmente suyo... La verdad es que no he visto nada más de Herzog, creo, así que no tengo ninguna referencia de si es así en el resto de sus películas también. Desde luego, me hizo reir mucho, pero... The Room también. No me puedo creer que acabe de comparar ambas cosas.

SG: Tampoco yo me lo creo... El caso es que tengo pendiente Rescue Dawn, con ganas de verla, pero por el momento, Aguirre es la única que he visto de Herzog, así que no sé si es igual siempre... Más que a The Room, lo que le ocurre me recuerda a Evil Dead de Raimi (que tampoco es comparable, pero bueno, ya se acerca más)... Tiene momentos muy cómicos sin pretenderlo, sí, pero ello no te impide evaluar la película en su conjunto como la buena obra que es. De hecho, cuesta tomársela en serio (sobre todo para un público como nosotros... no pensaba decir esto, pero tengo que reconocer que las referencias sexuales cada vez que Aguirre miraba fijamente al indio y le decía “tócame la flauta para mis hombres”, pues me parecían muy evidentes), pero haciendo un esfuerzo, se puede.

Q: Eso ya es problema de cada uno y su mente calenturienta. No sé si te has contradicho un poco al decir primero que no te impide evaluarla como una buena obra, y luego que cuesta tomársela en serio. A mí personalmente me costó. No me enganchó del todo. Me pareció entretenida, adjetivo que parece bastante inusual en el contexto de una obra del “Neue Deutsche Cinema” o como leñe se diga. Y visualmente buena. Y con un Kinski imponente. Pero más allá de eso... Entiendo que no tengo la autoridad ni la competencia necesarias para criticarla, pero no le veo la gracia. ¿Sobrevalorada?

SG: Hombre, he dicho que cuesta tomársela en serio, pero que se puede, si haces un mínimo esfuerzo. Aunque ya digo que creo que eso es más problema nuestro, que llevamos mucho cine a nuestras espaldas (no solo nosotros, la cultura actual, en general) y nos resultan chocantes esas escenas. Por otra parte, a todo lo que has comentado añadiría una historia (ojo, historia, que no guión) que me parece excelente, pero que está un tanto desaprovechada. Quizás por ese afán de centrarse solo en la locura de Aguirre-Kinski y poco más. Y en general... pues me parece una buena película, desde luego, pero sí que opino que está un poquito sobrevalorada.

Q: El momento clave será el de darle nuestro pulgar arriba o nuestro pulgar abajo, a la vieja manera de Siskel y Ebert. Empieza tú, anda.

SG: Hmmm, veamos. Como decíamoss, me parece buena en historia, en lo visual y en la “interpretación” magnífica de Kinski. Y en la dirección también, por cierto. Un poco floja en el guión, en la música y en lo que son los personajes... En el resultado final, sin embargo, le daré pulgar arriba, porque creo que los aspectos en los que destaca son tan buenos que superan a los fallos que tiene.

Q: Bien. Es justo que equilibre yo la cosa. La verdad es que pese a que estoy de acuerdo en casi todo lo que dices, me pareció algo carente de interés, algo vacía. De hecho, pese a que tiene un significado evidente, todo eso de la corrupción debida a la avaricia, y tal... no me pareció muy convincente. Tal vez porque ningún personaje permanece vivo el suficiente tiempo como para ser desarrollado. Y como no estoy seguro de que lo que me gustó realmente, los momentos graciosos, sean intencionados pues... pulgar abajo.

SG: Pues como dices, estamos de acuerdo en prácticamente todos (por no decir todos) los aspectos... salvo en la valoración final. Lo cual resulta muy interesante, la verdad, porque demuestra lo bonito que es que dos personas entiendan el cine de maneras muy diferentes. Así que con este empate técnico, nos despedimos hasta la semana que viene, creo, en que criticaremos... ¿Qué criticaremos?

Q: Eh... no lo sé. ¿Ciudadano Kane?

SG: La lista era tuya. Tú tienes el poder de decisión. Así que tú dirás...

Q: Se perdió. Así que Ciudadano Kane.

SG: Perfecto. Releere la hiriente crítica que le hice al pobre Welles para prepararme. Hasta entonces, un saludo. Buenas tardes, y buena suerte.

Q: Goodbye.

2 comentarios:

  1. Van a haber ostias cuando reseñéis Ciudadano Kane. Jeiters que sois.

    ResponderEliminar
  2. Con suerte saldrá la semana que viene, o la otra. Pero el único jeiter de Welles es George. Yo defenderé Ciudadano Kane como la obra maestra que es. Así que la mala leche irá dirigida hacia George, no hacia la película xD.

    ResponderEliminar