lunes, 6 de agosto de 2012

El caballero oscuro: la leyenda renace (2012)



Hollywood es el infierno, un lugar donde el dinero no va a parar a los más talentosos, ni a los más originales, si no a aquellos que van a conseguir más beneficios para luego financiar más películas y repetir el ciclo infinitamente, aunque lo que sale de ese sistema no sea más que basura prefabricada para satisfacer a un público con un listón muy bajo.

Así que cuando surge una figura capaz de hacer obras que se venden como churros y además son obras maestras, es un verdadero alivio. Este es el caso de Chris Nolan, el genio que necesitamos, no el que nos merecemos.

Nolan empezó fuerte, ya que su primera película con una distribución relativamente amplia, "Memento", es una maravilla de una complejidad excepcional, entretenida, intrigante y que, sin embargo, no peca de demasiado pretenciosa. Y fue suficiente para que Warner empezara a confiar en él para grandes blockbusters.

Tras "Insomnio", comenzó la trilogía de Batman, que no sólo ha dirigido, si no que ha escrito con ayuda de su hermano Jonathan y de David S. Goyer. Y ha revolucionado todo el género de los superhéroes.

En los últimos diez años, nos han sometido a decenas de películas de todos los cómics imaginables: algunas mejores ("Spiderman", "X-Men"), otras peores ("Catwoman", "Daredevil"), pero el Batman de Nolan tiene una profundidad y un realismo (Batman es el superhéroe más realista, después de todo) que jamás se había visto antes.

Para ver "La leyenda renace", es útil haber visto antes "Batman Begins" (por toda la historia de la Liga de las Sombras) y "El caballero oscuro" (por Harvey Dent). La película despega literalmente con el final de la anterior: Dent, el protector de Gotham, ha muerto, aunque su lucha por acabar con el crimen organizado sigue viva gracias a la Ley Dent. Bruce Wayne vive recluido durante años mientras sus negocios se van a pique, y nunca se vuelve a oir hablar de Batman.

La aparición de el malvado Bane y de la misteriosa Selina Kyle hacen que Wayne tenga que enfundarse el traje de Batman por última vez, para disgusto de su querido Alfred.

Nunca una película tan larga me había entretenido tanto: muchos críticos se quejan, pero yo pienso que no le sobran ni treinta segundos. Consigue desarrollar de manera magnífica a los personajes secundarios, también a los nuevos.

Entre esos nuevos personajes, tenemos al villano, Bane. Sí, me gustó mucho el Joker, pero Bane le da mil vueltas en eso de poner a Gotham en peligro. Y las escenas de acción, lucha, tiros, explosiones, etc. son intensas porque Nolan consigue que cojamos cariño a toda la ciudad.

Y bueno, está la impredecible Catwoman de Hathaway, que también hace un gran papel. Y Gordon-Levitt como el joven policía John Blake, que empatiza con Wayne (y sabe de su identidad secreta). Y Marion Cotillard como Miranda Tate, miembro del consejo de Wayne Enterprises. En fin, todo el elenco es perfecto, hasta la aparición de Cillian Murphy repitiendo su papel de Jonathan Crane. No hace falta hablar de lo bien que están Bale, Hardy, Caine, Oldman y compañía.

La película dura 165 minutos y es muy, muy densa. Probablemente tenga que verla otra vez para terminar de atar cabos. Pero la forma en la que el guión se desarrolla es totalmente fantástica. Es genial. No puedo decir mucho más sin arruinar la película a todo el mundo, pero es cierto.

Para terminar, creo que con "Memento" y "Origen", Chris Nolan nos demostró que sabía escribir finales. Bien, pues aquí lo confirma.

En resumen: es el final que esta pedazo de trilogía merece. Una maravilla.

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LO MEJOR: La complejidad del guión y lo bien que llegamos a conocer a los personajes secundarios. Y el final es tremendo.

LO PEOR: La culpa de esto no es de Nolan ni de nadie, pero el doblaje al español de Bane resulta a veces un poco... cómico. También está el hecho de que se pierde parte de la película si no has visto las dos anteriores.

VALORACIÓN: 9.75/10
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Tráiler

2 comentarios:

  1. Creo que la palabra que mejor define a esta película es épica. A mi me costaba levantarme de la butaca tras esa explosión de adrenalina.

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  2. A mí porque me metieron prisa, si no me hubiera quedado un rato a reposar ese pedazo de final.

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