jueves, 8 de noviembre de 2018

Daredevil (Tercera temporada)


Estuvo años intentando que yo me enfrentara a mis miedos, que entendiera que me esclavizaban, que me separaban de mis seres queridos. Me aconsejó que trascendiera mis miedos, que tuviera el valor de perdonar, y que viera las posibilidades de ser un hombre sin miedo. 

Es difícil estar a la altura de ti mismo cuando llevas siendo la joya de la corona de las series nacidas de la alianza Marvel-Netflix. Daredevil ya tenía un legado de dos temporadas sobresalientes en las que hemos disfrutado de uno de los personajes más interesantes de Marvel y de su universo de artes marciales con Elektra, Stick, La Mano o Punisher. Y lo mejor es que aún le quedaba cuerda, sobre todo cuando tras el finalazo del crossover The Defenders vimos que el próximo camino era adaptar uno de los cómics más laureados del hombre sin miedo: Born Again.

Born Again es una de las obras cumbres del personaje, obra del polémico y genial Frank Miller y de los dibujos de David Mazzuccheli. En él, Miller volvía a retomar al personaje que hizo suyo cuando estaba desahuciado y casi condenado, y lo hace para refundarle y sumergirle en las más negras aguas ponzoñosas para resurgir como un héroe sin mácula. Evidentemente, la adaptación es imposible que sea fiel (el cómic se inicia con una Karen Page degradada al extremo, metida a actriz porno, y tan necesitada de un chute que acaba vendiendo la identidad de Daredevil). Y aunque la adaptación no llega a ser tan cruda y decadente, sí que sabe captar la pérdida de identidad que se sufre tras caer bajo.

Rescatado por la madre superiora Maggie, Daredevil pierde la fe y abandona su vida como Matt Murdock y a sus seres queridos. En ese momento llegan los titulares: Wilson Fisk, el gran capo del crimen al que se enfrentó durante la primera temporada, colabora con el FBI y sale de la cárcel. Todo un terremoto social que moviliza tanto a Foggy como a Karen, a la que también vemos a su particular caída a los infiernos con un capítulo protagonizado exclusivamente por ella y que ella misma bautiza. 

No fue actriz porno, pero Karen también llega a caer bajo en su pasado.

También aparecen nuevos personajes como Poindexter, un francotirador de élite con una puntería excelente, que se convertirá en uno de los villanos clásicos de Daredevil, o Ray Nadeem, el agente del FBI encargado de mediar con Fisk, y que estará siempre debatiendo la moralidad de sus actos. Todos los personajes caen, y se plantean porque actúan como lo hacen. Y al final serán sus decisiones quienes les definen, quienes les hacen ser quienes son, si héroes o asesinos. Y lo hace con más sutilidad que el Batman de Nolan. Es una serie de gran complejidad, con muchos matices de los personajes, como se comprueba en la deriva de Daredevil, que enloquece e incluso se plantea romper el código de matar. Pero también Poindexter o Karen se miran espantados en su interior y se preguntan si su brújula interior está averiada.

La respuesta de la serie a esa pregunta es que generalmente depende de las "estrellas polares" que nos rodean, son nuestros seres queridos quienes marcan la diferencia. Por eso Daredevil realmente se encuentra a si mismo, se encuentra a Matt Murdock y vuelve a ser un héroe, uno distinto que desconfía el sistema y de varios de sus ideas, pero vuelve. Ese será el verdadero gran punto para volver a renacer completamente: ¿volverá a confiar en el sistema judicial tras ver como Wilson Fisk - que se vuelve a comer la serie con una actuación magnífica de Vincent D'Onofrio - lo ha corrompido a su voluntad?

Se mira al espejo, recordando que esta ciudad es suya y de nadie más

Drew Goddard como showrunner se ha propuesto que esta tercera temporada sea la más ambiciosa y también la más redonda de todas. Cada capítulo tiene su propia identidad y consigue ser denso pero sin abrumar al espectador. La serie tiene algún salto de fe en la trama, pero cada diálogo está cuidado, cada elección de los personajes ha sido introducida y preparada para que veamos el debate interno en un mundo oscuro del que se desconoce las elecciones de Dios, concepto divino y moral que no debe de olvidarse en el católico Daredevil.

Y no se olvidan de las peleas. La acción vuelve a ser sobresaliente y su momento culmen llega con la secuencia de la cárcel con Matt Murdock peleando contra una legión de policías, una de las mejores escenas superheroicas que se han filmado. También vemos escenas icónicas como la presentación de uno de los villanos en la pelea en la redacción del periódico o el emocionante y épico combate en la Iglesia. La coreografías son magníficas, apenas hay cortes y la violencia es totalmente cruda.

Regreso a los orígenes

El reparto está otra vez a la altura, a la sombra de D'Onofrio eso si. Charlie Cox parece que pide llegar a la gran pantalla, Deborah Ann Woll vuelve a encarnar a Karen, y Elden Henson es más que el elemento cómico en la historia como Foggy. Incluso las nuevas incorporaciones como Wilson Bethel auguran que Daredevil no va quedarse sin enemigos.

Daredevil muestra todo el musculo y toda la inteligencia que pueden mostrar los superhéroes en la pantalla. Una de las series imprescindibles de este año, y que aún queda material firmado por grandes nombres de la industria del cómic por explorar. Y si lo hacen con la dedicación de esta temporada, que sigan. Y que sigamos disfrutando.

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