-Tú
vienes aquí a por fama y fortuna.
-¿Tú
no?
-No,
yo estoy aquí por el oro.
En
los últimos años están en revisión diversos episodios históricos como la conquista de América debido
a la sangre vertida por los españoles que colonizaron las tierras más allá del Atlántico. Sin realizar interpretaciones políticas porque no
competen a este texto, hay que reseñar que fueron hechos acordes a
una época dura, a una visión del mundo distinta y a unos hombres que afrontaron mil peligros para
conseguir fama, fortuna y oro, y no se detuvieron ante nada. Ni ante la
selva, ni la piedad frente a pueblos desconocidos, ni siquiera entre ellos tuvieron paz.
Oro
es un relato sobre las peripecias de estos hombres de fortuna que
cruzaron el océano escrito por el célebre Arturo Pérez-Reverte. Su labor no se queda ahí, ya que incluso será coguionista junto a un hombre de su confianza
como es Agustín Díaz Yanes, quien fue el director que rodó la película del
personaje más conocido del autor: Capitán Alatriste.
Los soldados más fieros de la época en territorio desconocido. |
El
soldado Martín Dávila es uno de los soldados que han viajado desde
Extremadura (la misma tierra que Hernán Cortés) junto a veteranos
de los Tercios como el sargento Bastaurrés. La expedición está
gobernada por un viejo militar como Don Gonzalo, casado con Doña
Ana, que va a la expedición por capricho personal. Pero en realidad
quien manda es el alférez Gorriamendi que no se detendrá ante nada para satisfacer su codicia.
La
película se apega mucho al lenguaje y literatura revertiana. No solo por la voz
en off que sirve como diario de la
expedición, sino también se ve en el comportamiento de los personajes,
lo propios códigos de comportamiento que obsesionan a Reverte y ese
aire de profesionalidad por parte de todos, incluso en los personajes
más execrables. En muchos momentos funciona como un Alatriste en
América, especialmente por parte del soldado Dávila como el sargento
Bastaurrés.
Nadie dijo que la fama y la fortuna fueran faciles de conseguir. |
Ese
apego a lo ya escrito da fuerza a la historia y tiene grandes momentos, pero al mismo tiempo perjudica a la película
cinematográficamente hablando. Se nota en el ritmo y en ciertos
problemas de fluidez. Nada especialmente grave, pero provocan
que la película no sea totalmente redonda aunque sí es sólida. La
selva es el escenario perfecto para una película que es bastante agobiante y crea un ambiente perfecto para el temor a
las emboscadas de los indígenas y para la conspiración entre los
españoles. El lenguaje de los diálogos huelen al siglo en el que se sucedieron los hechos. Pocos peros se le pueden realizar a la película
históricamente hablando. La banda sonora funciona bastante bien. La
dirección nos lleva a momentos donde cabe cierta épica sucia, violencia
sin tapujos y sobre todo codicia y ambición.
La
irregularidad de la película también se nota en ciertas
actuaciones, a pesar de ser un buen elenco. La mejor actuación
pertenece a Raúl Arévalo, con ese aire seco de todo conquistador
español. José Coronado no lo hace del todo mal, pero me sigue recordando a los anuncios de yogures con bifidus activo. Ya sobre el papel me parece que el personaje de
Bárbara Lennie está algo forzado, algo que no consigue remontar la actriz. A Óscar Jaenada le veo sobreactuado.
En la película se incluye críticas muy duras al clero. |
Sin
embargo, a pesar de los fallos ya comentados, es una
película que funciona en su intención de mostrarnos como fue la conquista de
América, al tiempo que entretiene al espectador. Yo y los amantes de la historia esperamos que esta corriente
de rescatar episodios históricos nacionales - como Los últimos de Filipinas - siga su curso y no se
detenga.
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¿Tengo
que ver esto?: Sí, si eres un aficionado a las novelas
Arturo Pérez-Reverte y a la época de los conquistadores en América,
¿Cuál
es el mejor momento?: El combate contra los indios caníbales, estando muy de cerca el duelo final entre españoles.
¿Dónde
debería ver esto?: En la selva
amazónica
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?:
Aguirre, la Cólera de Dios de Werner Herzog es un referente claro y
de obligada visualización.
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