Ya
ha terminado la Fiesta del Cine, esa semana en el que los cinéfilos pasamos más
tiempo en un sala con una pantalla gigante y palomitas que en nuestra casa. Por supuesto, teníamos que
publicar todas nuestras impresiones de las películas que vimos. Aquí dejo una crítica algo más escueta de lo habitual de cuatro películas, mientras Pablo prepara su crítica de The Martian.
Mientras
Guillermo del Toro se pelea por conseguir rodar una adaptación de la novela de Lovecraft Las Montañas de la Ira, el mexicano se ha entretenido rodando robots con Pacific Rim o esta historia elegante, pero sin demasiada chicha.
Previsible desde el minuto uno pero con una ambientación fantástica
y una dirección marca de la casa de Del Toro, que consigue que no nos aburramos viendo la enésima película de fantasmas en la Inglaterra del siglo XIX.
No
todo en la vida de Vin Diesel son coches tuneados, ya que también le encanta hacer
de asesino implacable, como en el caso de Las Crónicas de Riddick. Pero ahora visita la cartelera con la forma de un cazador de brujas inmortal
gracias a la maldición de una bruja. Vin Diesel hace de Vin
Diesel otra vez y se dedica a follarse azafatas, matar con la espada, dejarse barba vikinga e intentar que le enseña actuar Michael Caine mientras este coge un nuevo cheque al tiempo que da de hostias a Elijah Wood. También está Rosie Leslie, la
Ygritte de Juego de Tronos que se ha escapado del Muro aunque Jon Nieve no sabe nada, que es una
bruja con un bar que tiene no sé qué mierda de poderes que van apareciendo de la nada y ayuda a Vin
Diesel por la paz o algo así. Tampoco se esfuerza mucho la película en explicar sus razones. Creo que en la secuela se tirará a Vin Diesel. La verdad es que la chica es casi lo mejor de la
película, ya que intenta que tenga algo de chispa. Wood, por el
contrario, es soso y merece todas las hostias que le van dando en la cinta.
Es un producto entretenido a ratos. Tiene algún buen momento, pero me parece demasiado típica para lo que me esperaba, una bizarrada. Si voy a ver a Vin Diesel quiero paridas y escenas de
acción que pasen de esa cosa llamada física. El director Breck Eisner, que ha filmado cosas como Sahara, no está del todo fino aunque consigue algo con buen ritmo y sin pretensiones que entorpezcan la historia. El guión es malo, necesitando que le rescate de vez en cuando un deus ex machina en forma de poder de la bruja. No está mal por el precio que se ha pagado, pero
muy mejorable.
Adoro
a Álex de la Iglesia pero admito que vi esto con mucho miedo. El
director vasco tiene un humor muy particular. Y la verdad es que ver
un duelo entre Mario Casas y Raphael en una gala de Nochevieja no
atrae. Menos mal que me equivoqué por completo.
Es
una comedia loca, tanto como su autor y su guionista de confianza
Jorge Guerricaechevarría, y es caótica como no podía ser de otra forma. Se sabe excéntrica y no tiene reparos en mostrarse como es. El montaje
es rápido pero preciso, lleno de planos secuencia que unen las distintas
tramas con un ritmo delirante y una la sucesión de gags, con mayor o menos fortuna,
continua.
Raphael hace de si mismo, aunque se llame Alphonso, y es un
divo que odia a su hijo (Carlos Areces). El pobre está desesperado y
confía en un hombre totalmente obsesionado por Raphael (Jaime Ordoñez) para
que le mate mientras canta Mi Gran Noche. Por otro lado, Mario Casas
hace de cantante latino descerebrado y, aunque sigue sin tener puñetera idea de actuar, por lo menos consigue que me lo pase bien riéndome de él, incluyendo esa maravillosa secuencia en la que versiona
Bombero, digo Torero, de Chayanne, versión que cuando este en Youtube pondremos una y otra vez en el streaming de Rockrítico. Mientras,Blanca Suárez es gafe y se
dedica a ligarse a Pepón Nieto mientras al pobre le van lloviendo
hostias y Santiago Segura hace de empresario español y corrupto, lo que es algo redundante. Para bien o para mal, las
actuaciones son muy marca España. Pero lo
delirante de la trama conseguirá que no te fijes en esas cositas.
Johnny
Depp llevaba un tiempo lejos de su mejor nivel. Pero antes de sacar
la secuela de Alicia ha decidido regalarnos la mejor interpretación
en años. Depp se ha caracterizado como Whitey Bulger, uno de los
capos irlandeses más violentos de la ciudad de Boston. Todo esto
gracias al FBI y su departamento liderado por John Connolly (Joel
Edgerton) que creía que con Bulger tenía una gran fuente de
información contra la mafia italiana. Sin embargo, Bulger se
aprovecho para poder instaurar su reinado de terror.
El
problema de la película es que Depp no se rodea de lo mejores
elementos. La historia la coge Scorsese y la convierte en una obra
maestra, ya que la trama tiene buen material bruto. Scott Cooper no consigue aprovechar al máximo el potencial que tiene en sus manos. Además, más
allá de ciertos momentos protagonizados por Depp y su locura, la
película carece de momentos icónicos. Joel Edgerton lo hace algo
mejor que en Exodus (ya hablaremos de eso) pero la verdad es
que su actuación es algo mediocre. Benedict Cumberbatch tiene un papel demasiado secundario, y en cuanto a Dakota Johnson... no voy a
ahondar en la herida.
Y
así ha resultado la Fiesta del Cine. La cartelera ha sido inferior a
otros años y más enfocada a hacer publicidad a próximos estrenos. No en vano se avecinaban la última entrega de James Bond Spectre,
Ocho Apellidos Catalanes y la culminación de Los
Juegos del Hombre con Sinsajo parte 2. Sin embargo, es un
acontecimiento que se agradece y que siempre consigue atraer a las
masas de los espectadores.
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