Mira que
te mira Dios.
Hoy
voy a hablar mal del cine patrio, algo que por desgracia solemos
hacer con cierta frecuencia en este blog. No es que nos guste, bueno en casos particulares
como el de Yonay Boix sí, pero nos enfada que todavía sobrevivan
ciertos vicios en la industria. Por otro lado, nos encanta alabar grandes películas
españolas como Magical Girl. Desgraciadamente poco bueno se
puede decir sobre Silencio en la nieve.
La
historia, sin ser gran cosa, no es mala. Posiblemente la novela en la
que está basada, El tiempo de los emperadores extraños de
Ignacio del Valle, sea bastante mejor. Sin embargo, la adaptación a la
gran pantalla es un quiero y no puedo, con demasiados errores para
conseguir un buen resultado.
La
historia en principio promete. Un buen thriller mezclado con escenas
bélicas. ¿Por qué fracasa entonces? Porque su director consigue
controlar ni la tensión, ni el ritmo, ni tampoco el drama mientras que se carga por completo la acción. Al principio pensé que el director
sería un joven inexperto al que le quedaba grande el proyecto. Pero
el jefazo no era nada más y nada menos que Gerardo Herrero, uno de
los peces gordos de la industria y con una longeva carrera a sus
espaldas. Por ello sorprende, o tal vez no ya que no tengo
especialmente visto a este director, una labor tan mediocre. Se nota que sabe de
cine, no se lo niego. Se puede comprobar en alguna que otra escena. Pero por mucho que conozcas el ABC de como
rodar una película, si no demuestras talento narrativo la película
se cae.
También
hay cosas positivas. La ambientación es realmente buena desde la
escena inicial y los efectos no son malos para ser una película
española. Poco más aparte de alguna que otra escena bien rodada.
Salvo estas excepciones, la mayoría de las escenas son rodadas de forma torpe y con un mal
manejo de la iluminación. El ritmo ni es trepidante ni lo
suficientemente pausado para dejarnos saborear la trama. La culpa la
tiene sobre todo un montaje terrible, posiblemente lo peor de la
película.
El
guión es pretencioso y se nota que la historia de la novela ha sido
mutilada, ya que muchas subtramas se quedan en lo
anecdótico sin aportar nada de verdad a la historia. La trama avanza a trompicones y para mí ha sido
predecible. También hay un romance innecesario con una rusa. Eso sí,
no hay desnudos. También sale un niño que es salvado de los nazis
por el protagonista para humanizarlo y tal. Adivinen quién es la
madre.
El
intento de humanizar al protagonista no solo es porque no deja de ser
un soldado fascista, sino porque es bastante plano, soso y sin
ninguna pizca de carisma. Como la mayoría de personajes. No solo
están mal trazados sino que además las actuaciones son pésimas. O
son totalmente inexpresivos o sobreactúan de forma casi cómica. Hay
que señalar que muchos de los diálogos no los he podido entender
porque un gran parte del reparto no tienen ni puñetera idea de
vocalizar.
La
verdad es que no quiero hacer mucha más sangre. Es otra decepción
de nuestro cine pero hay mejor intención que en la mayoría de las
películas españolas de este género. Así que corramos un tupido
velo y que el olvido sea su tumba.
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¿Tengo
que ver esto?: No.
¿Cuál
es el mejor momento?: El
comienzo.
¿Dónde
debería ver esto?: En pleno
invierno ruso.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: De
Gerardo Herrero destaca Territorio
Comanche. Pero si
quieres un película sobre el frente ruso en la Segunda Guerra
Mundial, ponte con Enemigo
a las Puertas o
Stalingrado.
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