domingo, 27 de mayo de 2012

Guía del autoestopista galáctico (2005)


"Esta galaxia es dura. Si quieres sobrevivir aquí, ten... Nunca pierdas... tu toalla."

Ha pasado un mes desde que publiqué la última crítica aquí. Y de hecho, debería haberlo hecho antes, por lo menos para cuadrar las fechas, pero los homenajes al Día de la Toalla acabaron siendo muchos. Da igual, aquí está mi contribución, suficiente para cumplir.

Ahora mismo, en alguna parte, hay alguien discutiendo sobre si es mejor un libro o su versión cinematográfica. El problema es que nadie se va a poner de acuerdo casi nunca, pero existen excepciones, porque hay libros muy difíciles de adaptar.

Y cuando se intenta hacer justicia a una "trilogía en cinco partes", encapsulándola en una sola película y tratando de que tenga un final agradable (creo que nadie ha pretendido grabar secuela), se corre el riesgo de fracasar.

"Guía del autoestopista galáctico" no fracasa del todo, pero se toma licencias con el fin de condensar y hacerlo agradable a todo el público. Y hay que dejar clara una cosa: la saga de Douglas Adams no es agradable a todo el público. Es una dosis de ciencia-ficción surrealista insoportable para la mayoría de los seres humanos; para el resto, sin embargo, es una obra maestra. Yo soy parte de ese resto. Y si has aguantado la absurda introducción sobre los delfines superinteligentes ascendiendo a los cielos bajo el cielo estrellado, es probable que tú también.

La película recurre a un narrador (la Guía, se entiende) para unir el argumento: Arthur Dent (Martin Freeman), un terrícola británico algo gruñón, y su amigo Ford Prefect (interpretado inexplicablemente por uno de los raperos norteamericanos más agudos del mundo, Mos Def), que resulta ser de Betelgeuse, se convierten en viajeros espaciales cuando la Tierra es destruida por los vogones, unos bichos asquerosos, para construir una vía de circunvalación.

Y justo la noche antes del fin del mundo, conoce a la que probablemente sea la chica de sus sueños, Tricia McMillan (Zooey Deschanel, qué monísima que es), "Trillian" más adelante... y al chulito que se la roba, que resulta ser el presidente de la galaxia, Zaphod Beeblebrox (Sam Rockwell), ahora convertido en fugitivo por robar la nave espacial más increíble del universo, el Corazón de Oro.

Por razones demasiado complejas para explicar ahora mismo, que tienen que ver con la Energía de la Improbabilidad Infinita con la que funciona la nave, Arthur y Ford son rescatados por el Corazón de Oro, donde se encuentran Zaphod, Trillian y el fantástico Marvin, un robot bastante depresivo. Este grupo tan selecto de seres intentará buscar la Pregunta a la Respuesta sobre la Vida, el Universo y Todo lo Demás, o sea, la pregunta cuya respuesta es 42.

Ahora mismo, llegados a este punto, nadie que haya leído lo que he escrito debe tener el más mínimo interés por ver esta película, ni leer los libros. Y lo comprendo, porque hay que estar muy preparado.

Algo que hace bien la película es que el ambiente, los personajes y las situaciones sean exactamente igual de estúpidas que en los libros de Adams, aunque a veces su traslación del papel a la pantalla no sea la deseada.

Sin embargo, cuando vuelves a leer los libros, es difícil pensar en los personajes de forma distinta a como se les ve aquí: tenemos a Freeman, soberbio en su ignorancia como Dent; a Mos Def que consigue convencer aunque el papel no le pegue un pimiento, o a Deschanel, que consigue convertir a Trilian en otro "manic pixie dream girl" como casi todos los personajes que ha interpretado en su carrera.

Ahora bien: Sam Rockwell, posiblemente uno de los actores más injustamente infravalorados de la industria, se come el maldito escenario como Zaphod, una especie de David Lee Roth espacial. Su imagen, con su pelo rubio y su doble cabeza (mostrada de forma distinta a lo que el lector de los libros se imaginaría), queda adherida indeleblemente al personaje. Y luego está Marvin, doblado por Alan Rickman (debe de ser tronchante en versión original), con sus observaciones deprimentes (me encanta cuando Zaphod va a poner el vídeo sobre Pensamiento Profundo, y Marvin dice "Yo ya lo he visto... Es una basura." con esa voz tristona y grave).

Por algún motivo, alguien decidió que era buena idea, para dar consistencia, crear un personaje para John Malkovich: Humma Kavula, el hombre al que Zaphod ganó en las elecciones para ser presidente de la galaxia. Cosa que sólo sirve para demostrar que Malkovich está lo suficientemente loco para aceptar cualquier papel que le ofrezcan, ya sea un ángel en busca de cafeína (véase Nespresso) o el malvado franchute Pascal Savage en "Johnny English". Y por eso mola tanto.

La banda sonora de Jody Talbot es fantástica (así como la contribución final del prodigio del pop Neil Hannon), y los efectos especiales, sin ser nada del otro mundo, son correctos. Pero creo que lo que mejor hace la película es que alguien que no sepa nada de los libros puede enterarse más o menos de lo que está ocurriendo. Y creedme, es bastante complicado.

Vamos: como película es graciosa, original y entretenida; como adaptación es simplemente decente.

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LO MEJOR: Es una buena manera de aficionarse a la saga, y las interpretaciones son realmente buenas, especialmente la de Rockwell.

LO PEOR: Los fans más radicales verán que la adaptación deja que desear. Pero era algo muy difícil tener contento a todo el mundo.

VALORACIÓN: 8/10
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TRÁILER

1 comentario:

  1. Esta película me ha encantado, les recomiendo ver películas en HBO, pues yo ahí la vi y es de alta resolución, no se traba ni nada, además el audio es excelente.

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