martes, 24 de febrero de 2015

Crónica de los Oscar 2015: La magia del plano secuencia

La noche del domingo se otorgaron los Oscar, los premios más grandes a los que un artista cinematográfico puede aspirar. Todo buen aficionado no se lo quiere perder y más de uno trasnocha a pesar del examen que te espera por la mañana. Pero la magia del cine es capaz de atraparte y de que te quedes embelesado frente a la pantalla en mundos, vidas ajenas o una gala donde defiendes a muerte a tus favoritos.

Esto lo quiso dejar bien claro Neil Patrick Harris, el presentador de la gala, con un número inicial apabullante donde el presentador bailó y cantó mientras estaba en su salsa sumergido en fotogramas de Star Wars y otras películas icónicas. Se animaron a subir al escenario la cenicienta Anna Kendrick y el rockero Jack Black, mientras Benedict Cumberbatch lo veía agarrado a una petaca. El problema es que esa magia en la gala se vio con cuentagotas. Algún buen chiste por ahí entre numerosas actuaciones musicales que hicieron que Harris apareciera menos de lo aconsejable. Podría ser peor, no salió al escenario Sonia Monroy y su vestido marca España.



Las 3 de la mañana y yo sobrio. ¡No puede ser!

Los premios empezaron con J.K Simons recogiendo su estatuilla de actor de reparto por hacer de un profesor psicópata en Whiplash. La verdad es que asustó cuando nos aconsejó que llamásemos a nuestros padres. Tenía la mirada de “puede que sea la última vez que lo hagáis”. Todavía incómodos, Adam Levine salió al escenario para interpretar la canción nominada al Oscar, Lost Star, de la dulce Begin Again. Luego salió a escena una de las grandes triunfadoras de la noche, Gran Hotel Budapest. Rápidamente se puso en cabeza con los Oscar a mejor vestuario y a mejor maquillaje. Wes Anderson nos pudo emocionar con su entusiasmo aplaudiendo.



Podría pasarme toda mi vida viendo este gif

La única participación española era Relatos Salvajes, a pesar de tener acento argentino, nominada como mejor película de habla no inglesa. Se marchó de vacío porque la polaca Ida se mostró intratable e hizo valer sus galones de favorita. Tras una película sobre una monja en blanco y negro, la academia pensó que era el momento de honrar a la olvidada La Lego Película. Everything is a product, perdón, awesome no es una buena canción. De hecho es horrible. Tan horrible que es buena. Se la puede criticar pero yo la perdono por ver un solo de guitarra de Will Atnett disfrazado de Batman. Es una pena que no animasen a Keaton a subir al escenario. Seguro que le dieron un Oscar de Lego como el que le dieron a Oprah Winfrey. Mientras se recogía la coca que habían dejado los de Lego, se dio el Oscar al mejor corto documental a Crisis Hotline: Veterans press 1.


Everything is awesome

Luego aceleraron, y por ello no salieron al escenario los ganadores al Oscar honorífico: Harry Belafonte, Jean-Claude Carrière, la pelirroja Maureen O'Hara y el director de animación japonés Hayao Miyazaki. Tras esto volvió Neil Patrick Harris, pero lo hizo en calzoncillos, a lo Michael Keaton, no sin antes hacer un guiño a Whiplash y su famoso momento “no estás a mi tempo”. Poco tiempo después Whiplash ganaba otra estatua dorada por la mezcla del sonido. American Sniper, película que tenían que honrar por ser la más taquillera a pesar de ser una de las de peor factura, ganó el de edición de sonido.


Era esto, o el vestido de Sonia Monroy.

Tras un hombre en ropa interior, llegó Jesús, o eso nos pareció hasta que nos dimos cuenta de que era Jared Leto leyendo el nombre de Patricia Arquette como mejor actriz de reparto. Pudimos ver que ya no es una jovencita como en Amor a Quemarropa, pero no solo no ocultó los signos de la edad, sino que los exhibió orgullosa a la vez que pedía igualdad de salarios con los hombres, especialmente en el caso de las actrices maduras. Una que sabe de eso, Meryl Streep, presente en la gala con su nominación de cada año, aplaudió eufórica junto a Jennifer López. Emma Stone solo pudo agarrar su Oscar de Lego.

Everything is awesome

Para compensar lo de Everything is awesome, le tocó el turno a canciones y numeritos menos excéntricos y más elegantes. Tim McGraw cantó I'm not gonna miss you del film I'll be me  y luego llegó Rita Ora con Grateful de Beyond the lights. Interstellar apareció para llevarse el Oscar a mejores efectos especiales, no vaya a ser que alguien no se le haya ocurrido compararla con 2001 de Kubrick.

Llegó el turno de la animación y al triunfo sin paliativos de Disney. Primero con el corto Feast y después con una de las grandes sorpresas de la noche, la victoria de Big Hero 6. Dreamworks y su Cómo entrenar a tu dragón 2 se quedaron con cara de tonto mientras Wes Anderson aplaudía otro premio suyo, está vez diseño de producción. Gran Hotel Budapest parecía que iba a ser la triunfadora de la noche. Pero llegó Birdman. Lubezki, también conocido como "el chivo", repite otro año con el Oscar a mejor fotografía. México había llegado y pensaba amargar la noche a cierto niño.

Adivina quien lloró con apenas 20 años con la muerte de Mufasa.

El Oscar al mejor montaje era clave. Birdman había empezado a marcar territorio y se pensaba que el siguiente fuera Boyhood. El montaje pareció claro, Linklater había hecho un montaje milagroso donde doce años se hacen llevaderos. Pero el ritmo de la batería de Whiplash se impuso. Ya parecía que Boyhood sería la gran perdedora de este año.

Tras el documental Citizen Four sobre Snowden, llegó Glory de Selma. La canción fue mimada a la perfección. Pronto empezaron a salir afroamericanos honrando a Martin Luther King. Después salieron los raperos Legend y Common para dar un gran espectáculo que llevó a varios de los asistentes a bañarse en lágrimas. No es algo exagerado. Evidentemente ganó el Oscar justo después, aunque Lost Star fuese mejor sin necesidad de ser tan pretenciosa.


"No lloraba tanto desde que vi 12 Años de Esclavitud."

No se me olvida contar cómo Travolta se puso a meter mano a diestro y siniestro. Ya había robado un beso a  Scarlett Johanson cuando centró su objetivo en el rostro de Idina Menzel, a la que ya había vacilado el año pasado y no pudo evitarlo en este. Menos mal que dijo que la quería. En el fondo es un romántico.


Seguridad, por favor.

Tras el numerito de Glory, se decidió que Harris desapareciera hasta el fin de la gala y que Lady Gaga se pusiese a cantar en el homenaje a Sonrisas y Lágrimas. Rompiendo los pronósticos, hizo una actuación elegante, sobria y sin estridencias. Lo que sí que fue una estridencia fue que Zimmer e Interstellar no ganaran el Oscar a mejor banda sonora. El Gran Hotel Budapest ganó el último de sus cuatro Oscar. Birdman contratacó con el premio a guión original al tiempo que se estrenaba The Imitation Game, sorprendiéndome y alegrándome a partes iguales que no se fuese de vacío.

Tengo más Oscar que Di Caprio

Llegaron los premios gordos. Iñárritu se llevó el premio a mejor director. Su camino fue como un plano secuencia, antes de confesar que llevaba la ya célebre ropa interior de Keaton. Sonreía el ex interprete de Batman, pero escupió el chicle que mascaba cuando Eddie Redmayne saltaba de alegría al saberse ganador. Stephen Hawking no pudo hacerlo pero sí que le felicitó. Julianne Moore ganó el premio más cantado de la gala ante la barba de Matthew McConaughey.



Yo soy el hijo de puta que ganó el Oscar

Llegó el momento que llevas esperando desde hace ya más de tres horas. Te mueres de sueño y tu padre se levanta para ir a trabajar. Pero aguantas hasta ver a Sean Penn diciendo “¿quién es el hijo de puta que le dio la tarjeta verde de residencia?”. Viva México, hijos de la gran chingada, vivan los pájaros y vivan los planos secuencia.

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