sábado, 3 de febrero de 2018

Tres anuncios en las afueras (2017)


ADRIÁN: Ya están aquí. Ya salieron los nominados y ya podemos decir que la carrera a los Oscar está encarrilada. Tenemos muchos nombres de los que hablar, algunos por no estar apenas (como el caso de nuestra amada Disaster Artist) y otras por ir ya alimentadas por su triunfo en los Globos de Oro. Y vamos a hablar de la gran triunfadora de esos premios, de Tres Anuncios en las Afueras. Y para ello ha resucitado Álvaro ya que Jorge está ocupado echando cereales y llorando por el comunismo. En fin, bienvenido Álvaro.

ÁLVARO: Muchas gracias por tan calurosa bienvenida. Fue un fresquito miércoles cuando acudí a la sala de cine a ver esta película con el aquí presente Adri, y con el no tan presente Jorge, tras haber visto solamente el trailer algunas semanas antes. Toda la información de la que disponía antes de presenciar el filme era que Frances McDormand daba rodillazos en los bajos a varias personas y que Sam Rockwell estaba inmenso. Por supuesto, no necesité nada más para ser convencido. No he visto ninguna de las otras cintas del director, Martin McDonagh, así que podrías darnos una ligera visión de su trayectoria antes de entrar en materia.


Ad: Yo soy un admirador confeso de este señor. Y también de su hermano, que conste. Para que la gente se haga una idea es como si Tarantino fuera irlandés. Debutó con Escondidos en Brujas, en el mejor papel que le he visto a Colin Farrell. Es sobre todo aquí donde se ven las señas de identidad de su cine como la comedia negra combinada con un drama bastante potente. Siete Psicópatas está más exagerada y es más un festín cómico festivo para Sam Rockwell; muy divertido en todo caso. Por verle he visto comedias teatrales suyas sobre un niño cojo que quiere ser actor de Hollywood (otra vez la mezcla entre el drama y la comedia negra), pero creo que ya me estoy pasando y le doy el turno a Álvaro.

Al: No tengas miedo a pasarte. Martin McDonagh no lo tendría. En fin, como bien has dicho, Tarantino es un poco el referente más claro, o al menos el primero que viene a la mente. Las risas, los momentos dramáticos y la violencia más gratuita se turnan para dar placer al espectador, que no puede más que mantener sus ojos fijos en la pantalla. En Tres anuncios a las afueras hay sin duda estas tres cosas. La película narra la odisea de Mildred Hayes, una mujer de un pueblo de Missouri que, devastada por el asesinato y violación de su hija y furiosa con la policía que parece incapaz de dilucidar quién lo hizo, alquila tres carteles a la vera de una carretera poco transitada. ¿Su objetivo? Recordarle a esos incompetentes de la comisaría, y en particular al Jefe Willoughby (Woody Harrelson), que ella no olvida, no perdona, y no descansa. Este pequeño acto desata todos los acontecimientos que ocurren en los 115 minutos de cinta, y volvemos a la imagen de los tres carteles, situados en una verde llanura, una y otra vez.

Ad: Mientras tanto, tenemos a una madre coraje dispuesta a todo. No le importa soportar todo tipo de presiones, tanto intentos de dar pena por parte de un jefe de policía moribundo (“¿sabes que me estoy muriendo y aún así pones los carteles?”, le llega a recriminar el policía), los ataques de ira de un agente racista y violento que idolatra a su jefe, la oposición y desprecio de su ex marido y también el rechazo de su propio hijo, que solo quiere olvidar el cadáver quemado de su hermana. A pesar de su rudeza, Mildred es un personaje que es capaz de mostrarnos su vulnerabilidad por la perdida y a la vez su determinación inamovible, pase lo que pase. Y si tiene que dar rodillazos en los huevos, llamar pederasta al cura del pueblo o enfrentarse a la policía, lo hará.

Al: Frances McDormand, como cabría esperar tras leer estas cosas que hace su personaje, se come la película en cada escena, y si gana su segundo Oscar será más que merecido. Rockwell está similarmente inmenso en su papel de poli paleto racista, y Harrelson siempre cumple. El resto del reparto incluye nombres de cierto relumbrón, como Lucas Hedges, Abbie Cornish, John Hawkes y, en un papel que quizá no sea el mejor de su carrera pero que aún así roba las escenas que le tocan, Peter Dinklage como pretendiente testarudo de Mildred. Con este elenco, es difícil que no te salga una peli bastante redonda.

Ad: Pero si ellos pueden brillar son por los grandes personajes que elabora el guión, escrito por el mismo McDonagh. Martin es un genio del sarcasmo y la ironía más cruda, no hay que olvidar que es de las Islas Británicas, y en esta ocasión la comedia negra consigue adecuarse a la trama, que nunca es ridiculizada. Una cosa es ver que pasan cosas divertidas en la película - Mildred es bastante ingeniosa - y otra es hacer algo divertido. Es un dramón y una historia poderosa que impacta en el espectador, más en estos tiempos donde los ataques sexuales están de actualidad. Pero no por ello se renuncia a la comedia más oscura, y Mc Donagh es capaz de hacernos reír de una forma dolorosa. Excepto para mí, porque soy un psicópata. No sé que piensas.

Al: Yo creo que se combina todo bastante bien. No sé hasta qué punto puedo desvelar detalles de la trama, pero un momento medio cómico entre Mildred y Willoughby cuando ella es retenida en comisaría se convierte brutalmente en el golpe dramático más demoledor (o uno de ellos) de la película. O la tensión entre Mildred y su ex-marido, que de manera opuesta se disipa bruscamente con la aparición de la novia adolescente de este último, quizá el personaje que más risas provoca en la película. Es una película de contrastes, sin duda, casi tanto como una película de personajes.

Ad: Por su parte, la dirección también me parece magnífica. Todavía tengo en la retina cierta escena de una paliza en la que participa Sam Rockwell. Todo un plano secuencia en primera persona llena de tensión explotando y violencia. Y en otro sentido, me gusta la escena del zumo del hospital, que es todo lo contrario pero aún así está muy bien realizada. La fotografía del paisaje y de esa América profunda, arruinada y muy posiblemente votante de Donald Trump me fascinan. Me recuerda mucho a Comancheria del año pasado.

Al: Tampoco la he visto, pero seguro que es basura. En fin, yo no sé si tengo que decir mucho más. Es una película que merece la acogida que está teniendo, con unas actuaciones inmensas, una buena dirección, y un guión que más allá de los diálogos de frase lapidaria tiene a unos personajes cuyas motivaciones se pueden ver claramente y que además evolucionan de manera creíble. El mejor ejemplo de esto es Dixon, el interpretado por Sam Rockwell, pero no doy más detalles por miedo a spoilers y esas cosas.

Ad: Ya decía yo que hacía mucho que no odiabas algo. En fin, Dixon es un grandísimo personaje. Los aplausos son merecidos para Frances McDormand pero la evolución de Dixon es otro de los grandes puntos a favor del film. Por supuesto, Woody Harrelson se luce otra vez, siendo más campechano que en True Detective. En fin, creo que queda poca tela de cortar. ¿Alguna escena preferida o que te haya marcado?

Al: Esas dos que he mencionado de cambios súbitos en el estado de ánimo de la escena son las más memorables tal vez. Pero es que es muy difícil quedarse con algo porque casi todo es increíble. La escena en la que Dixon recibe una paliza en el bar, por ejemplo. En general todas las que incluyen palizas y a Dixon son buenas escenas. ¿Tú tienes preferida?

Ad: Me quedo con la escena de Dixon que mencioné antes y también con la pelea en el bar o con cierto incendio. Si tuviera que elegir algo menos violento diría el final, que me parece perfecto. ¿Algo más que añadir?

Al: Nada por mi parte. Una película redondita redondita a la que no pondría pero alguno.

Ad: Eso es raro en ti. ¿Habrá suerte en los Oscar? ¿Tommy Wiseau asaltara la gala? ¿Wrestlemania estará a la altura? ¿Podré ligar en la plataforma de las Flos Mariae? Cuantas preguntas, y ninguna respuesta.

Al: Sí, sí, no y sí. Toma respuestas.

Ad: Boom. Pues con esto terminamos. ¿Alguna reivindicación? Aparte de Ana War y ‘Lo Malo’.

Al: “El Remedio” >>>> “Lo Malo” >>>>>>>>>>>>>>>>> La vida en general.

Ad: Siempre certero. Como el Roto.

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