lunes, 9 de octubre de 2017

Kingsman: El Círculo de Oro (2017)


-Ahora ve y salva el mundo.
-Si salvo el mundo, ¿me darás dos entradas para tu próximo concierto?
-Cariño, si te salvas el mundo, tú tendrás un pase de backstage

Uno de los grandes retos de una secuela es mantener la frescura y originalidad de la primera película. Cosa harto difícil ya que la premisa inicial suele ya estar caduca. Por tanto, toca cambiar cosas. Algunos intentan otra perspectiva y otros se centran en personajes secundarios. La saga Kingsman trató de duplicar la apuesta, dar más acción, más desenfreno, más exceso y más locura. Y el resultado, para bien o para mal, es el que es.

Kingsman: El Círculo de Oro no tiene reparos en que haya peleas de acción a tope de adrenalina, poco realistas y espectaculares, no le importa que sus gadgets sean una locura e incluso se atreven a resucitar a un tipo que en la película anterior le habían pegado un tiro en la cabeza. Porque pueden. ¿O se han pasado?

La película se inicia con Kingsman siendo hackeada y fulminada a base de misiles. Solo sobrevive Merlín, porque casualmente no puso su dirección en el sistema, y Eggsy porque estaba cenando con los padres de su novia, que es la princesa sueca con la que tiene sexo anal al final de la primera película. Activan el protocolo para estos casos, que consiste en beberse una botella de whisky y conseguir contactar con sus “primos” en Estados Unidos, que no es ni más ni menos una destilería en Kentucky. Allí preparan detener a quien les ha atacado, que es el Círculo de Oro, dirigida por la narcotraficante anclada en los años 50 Poppy, que secuestra a Elton John y suministra una toxina a través de drogas -menuda paradoja- para chantajear al gobierno y legalizar las drogas.

Los modales hacen al hombre
 
Eggsy ya no es un hooligan sino todo un caballero, mientras Harry ha perdido la memoria y va recuperando facultades a lo largo de la película mientras tiene visiones de mariposas y Merlín se dedica a cantar a John Denver. Más allá de un historia de superación, como era la primera, aquí se busca el absurdo tanto con la guerra de las drogas (no creo que sea casual que en la película este Pedro Pascal de Narcos tenga un papel) o con las películas clásicas de espías, especialmente las de James Bond con los badgets, la pose o los escenarios propios de estas películas como laboratorios en los Alpes, bases en selvas de Camboya y una persecución de auténtico despiporre en pleno Londres que termina sumergiéndose en un salida secreta de Hyde Park.

No quiero imaginarme la clase de drogas que hubo mientras se escribió el guión. Lo que sí que podemos comproba es que no había ningún tipo de filtro. Matthew Vaughn – el director inglés de acción que no es Guy Ritchie – y Jane Goldman apuestan todo por el exceso. Tenemos, entre otras cosas, canibalismo, chip de localización sexuales, lazos de vaqueros laser, gel que evita muerte de herida de balas en la cabeza, visiones de mariposas, escenas de canto mientras pisas una mina, perros robots y Elton John dando patadas voladoras cantando Miércoles en vez de Saturday.

Si los nombres en clave de Kingsman eran caballeros de la mesa redonda, en Estados Unidos son nombre de bebidas alcohólicas, como Tequila en el caso de Channing Tatum


Vaughn demuestra que es uno de los directores de acción del presente. Pero aquí abusa de varias de sus marcas de la casa y hay momentos demasiados surrealistas. Porque joder, es Elton John dando patadas voladoras. ¿Cómo demonios te comes eso? Más allá de eso, es una película entretenidisima, espectacular, divertida hasta límites insospechados, y con un buen ritmo a pesar de superar las dos horas.

En el aspecto de actuaciones tenemos muchos rostros conocidos. Algunos de ellos solo para figurar o desaprovechados como Channing Tatum, Halle Berry o Jeff Bridges. El peso de la acción lo llevan el trío de Kingsman formado por Mark Strong, eficaz como siempre, Taron Egerton, que cumple en su papel a la perfección, y el gran Colin Firth. Les ayudan el apoyo de los yankis, Pedro Pascal (que cada vez tiene más papeles) y Julianne Moore como una villana absurda, inspirada en el Lex Luthor de Gene Hackman según sus palabras. 

 
No solo quiero ser el tipo encargado de la estrategia logística. También quiero estar en La La Land

Otro aspecto que funciona bien es la banda sonora, que en ocasiones juega un papel importante como es el momento de la entrada en la base con Mark Strong cantando Take Me Home, Country Roads o las actuaciones de Elton John. Porque todo está cuidado para no dejar indiferente.

La conclusión es que Kingsman: El Círculo Oro es una auténtica sobrada como pocas se han hecho. Divertidísima y entretenida. Pero el exceso tiene una parte negativa, y a mucha gente no le va a convencer tanta locura. Lo único es que hay que estar preparados para verla, y se avecina una secuela que quiere intentar superarla.

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¿Tengo que ver esto?: Si te gusta la acción y la locura.

¿Cuál es el mejor momento?: Mark Strong cantando.

¿Dónde debería ver esto?: Con muchas drogas.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Lo más próximo es Guy Ritchie con RocknRolla y Snatch: Cerdos y Diamantes (producida por Vaughn)

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