viernes, 26 de agosto de 2016

Breaking Bad (2008-2013)



La verdad es que el verano es un período perfecto para disfrutar de series. El tiempo libre y el calor madrileño son dos grandes razones para suscribirse a Netflix y ponerse a devorar una serie tras otra. Mientras Jorge prepara, o creo que hace, una crítica extensa sobre LOST, yo traigo una de las series más aclamadas de los últimos tiempos, Breaking Bad.

Seguramente ya han oído hablar de ella. Hubo un momento, especialmente cuando estaba en su recta final, en el que sus fans parecían una secta que no podían dejar de extender su nueva religión como si fueran Pablo tras caerse del caballo en Damasco. El mundo se inundó de camisetas de Heisenberg y de frases como la que encabeza esta reseña.

 ¿De que va la serie? Va de un profesor de química pluriempleado llamado Walter White que espera a su segundo hijo y subsiste a duras penas. Para colmo de males se le diagnóstica cáncer de pulmón. Desesperado por el porvenir de su familia, porque el suyo ya es bastante negro, decide asociarse con un antiguo alumno problemático, Jesse Pinkman, para cocinar metanfetamina. Su producto es espectacular: cristal de color azul y de un alto nivel de pureza. La demanda de este producto es descomunal y llamará la atención de traficantes y de la DEA, especialmente del agente Hank, el cuñado de Walter.



Desde esta premisa, se desarrollan cinco temporadas. En ellas vemos la evolución, cada vez más drástica, de los personajes. El crimen puede ser atractivo y a la vez repulsivo. Te obliga a hacer cosas que por muy cabrón te creas no serías capaz de hacer sin vomitar; y a la vez te impulsa a realizar actos que nunca sospecharías que harías. La adrenalina y la acción son adictivas, y cuando quieres darte cuenta no puedes parar.

En la serie también hay gente honrada que pondrá todo en el asador para que no haya paz para los malvados. También están quienes se ven envueltos en la trama sin que se den cuenta del peligro en el que están y los aprovechados que quieren sacar tajada como el abogado Saúl, uno de los personajes más carismáticos que tiene su propio spin off: Better Call Saul, o el empresario Gus. Y por supuesto, los matones dispuestos a disparar a cualquier cosa, ya sean latinos como los de la familia Salamanca, veteranos como Mike o jóvenes y ambiciosos como Todd. Todos son peligrosos y carecen de escrúpulos.



Las actuaciones son de gran nivel. Sobre todo la excepcional caracterización de Bryan Cranston que le permitió dejar de ser el padre de Malcolm para llegar a tener varios premios como el Emmy o el Globo de Oro por hacer de Walter White, y relanzar una carrera que le ha llevado a blockbusters y una nominación al Oscar por Trumbo.

Pero los demás tampoco se quedan atrás. Aaron Paul hace un trabajo maravilloso en ese pringado chapucero que es Jesse, como también lo hace Anna Gunn como la odiosa Skyler. Dean Norris como Hank, Betsy Brandt como su esposa Marie, Bob Odenkirk como Saúl, Jonathan Banks como Mike o Carlos Esposito como Gus son también otros actores que dan forma a esta gran serie. Y me dejo varios nombres como Krysten Ritter, conocida por el gran público en la segunda temporada de la serie para luego dar el salto a un papel protagonista en Jessica Jones. Y no me olvido del cameo de Danny Trejo como Tortuga.


Vince Gilligan es el responsable de la serie. Controla totalmente el ritmo de la serie que puede ser lenta para fijarse en todos los detalles de una serie tan compleja y que no mete punzada sin hilo y no deja nada sin atarse. Y a la vez tiene grandes escenas que se han quedado en el imaginario colectivo como el famoso No es meta o Di mi nombre. El guión es magnífico y pulido a la perfección. Todo personaje tiene una jerga que le identifica ya sea el humor malo como el caso de Hank, el léxico preciso y técnico de Walter White o el bitch con el que suele terminar sus frases Jesse.

La dirección de la cámara también es de buen nivel. Se refleja a la perfección la quietud y el calor exasperante del desierto de Nuevo México. La ambientación es maravillosa y no se olvida de los verdaderos protagonistas que son los personajes, siendo comunes los primeros planos continuos sobre ellos para que puedan lucirse. La banda sonora es importante en la narración de la historia y se comprende con canciones populares. Como defecto, con el doblaje se pierde demasiado de las actuaciones y es necesario verla en versión original.



Todo va a más en las temporadas, llegando a finales bastante excitantes y épicos. Desde la primera temporada contra gangsters locales hasta la última en la Walter White lucha por la consolidación de un imperio criminal que ha puesto en jaque a la DEA, multinacionales, y toda clase de carteles mejicanos, de Phoenix y bandas de neonazis. Porque un hombre que tiene la determinación y la habilidad puede hacer lo que se proponga, sobre todo si tiene a la ciencia de su lado, es imparable. 

Así que si estás harto de tus amigos, que no paran de darte la tabarra con la serie, ya sabes lo que hacer: Unirte a ellos para convertirte en su secta.Es algoadicivo, casi tanto como la meta, y con menos secuelas. Bueno, puede provocar que acabes montando tu propio negocio de drogas.
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Tengo que ver esto?: Si te gusta ver como tu profesor de instituto puede ser uno de los delincuentes más buscados, sí. Y si no también, porque esta serie gusta a todos.

¿Cuál es el mejor momento?: Hay demasiados para elegir. Quizá el capítulo entero de Ozzymandias. O el último de la cuarta temporada.

¿Dónde debería ver esto?: En una caravana en el desierto cocinando, ya sea un pollo o metanfetaminas.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Lo tienes fácil. La propia serie tiene su spin off con Better Call Saul. Y si te gusta ver al doblaje latino destrozando series como si fuera Al Qaeda, tienes Metastasis. Cuenta la leyenda que Donald Trump quiere construir su muro al ver esa serie.



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